miércoles, 11 de agosto de 2004

"... Creo que Ud. ha abusado un poco del naturalismo, y que ha exagerado el colorido local, en los versos sin medida de que ha sembrado intencionalmente sus páginas, así como con ciertos barbarismos que no eran indispensables para poner el libro al alcance de todo el mundo levantando la inteligencia vulgar al nivel del lenguaje en que se expresan las ideas y los sentimientos comunes del hombre.
No estoy del todo conforme con su filosofía social, que deja en el fondo del alma una precipitada amargura sin el correctivo de la solidaridad social. Mejor es reconciliar los antagonismos por el amor y la necesidad de vivir juntos y unidos, que hacer fomentar los odios..."



Esto le escribió Bartolomé Mitre a José Hernández el 14 de abril de 1879, en ocasión de la aparición de la segunda parte del Martín Fierro.

(Me sorprende qué pocas comas usa Mitre...)

Ahora bien, si no le gustaba, no le gustaba. Pero si no entendía o no quería entender lo que dice la obra (obra mayor que Hernández, y no digo nada novedoso), eso ya es otra cosa.

Es cierto que Hernández y Mitre no se podían ver. Pero dejemos de lado las rencillas personales y hasta la omnipresente ideología.

En cualquier caso, me parece que el juicio prueba que no es necesario ser un ilustrado revolucionario de izquierda para ejercer el paternalismo popular. Aunque esta vez con el sesgo de que el zorro debe ser libre en el gallinero libre, como emblema liberal de la 'unión y libertad' de los hombres.

El párrafo, además, tal vez sirva de prueba incidental de que la miopía es un mal que suele atacar a las estatuas de bronce.