viernes, 30 de marzo de 2007

Elegía en la guerra


Barredera de odios, la guerra muele, encala
epitafios en tumbas frescas como los surcos:
pronto habrá la simiente de cuerpos que los preñen
con la semilla roja de la sangre y el fuego;
huesos de los que han sido, falanges de los mártires,
terrones de inocentes y vísceras que aturden
con su grito fulgente de un orgullo indoloro.

La guerra aturde al viento y arpegia resplandores;
como un cante desgarra; y silencia en lo obscuro
con guirnaldas que estallan como un festejo lúgubre,
que liman los capullos y acallan los sonidos
celestes de la noche, y el perfume de salvias
ya no invade en sus hordas pacíficas y abruptas.

La guerra opaca el cielo; de tanto en tanto gime
su silbido de vuelos y metales livianos
por un aire rabioso que espera truenos secos.
Y la guerra se encrespa en la proa del mundo,
en la rompiente horrísona que aroma madrugadas,
mezcla de sal, fuel oil y betún en silencio.

La guerra nunca duerme, vela la luz del día,
entre la niebla helada, los rocíos de gloria.
Y en sus rayos de furia abona polvorientas
las brisas y las sombras tremantes de metralla.

La guerra vence al día, lo aprisiona en el humo,
y hace bestial el beso de la madre que teme,
desespera al amante, enluta cada casa
y tiene los colores de la peste y del hambre
y ese sabor a injusto del pan de los vivientes
y ese sabor a triste de no haber muerto ayer.

Sin embargo, la guerra oye la voz del hombre,
oye el grito del hombre, oye el canto del hombre.

Porque también los hombres nos decimos a veces
cuánto es verdad y cuánto regocija la guerra;
cuánto es verdad el odio o el coraje en los ojos,
en el pecho y las manos, y el ardido coraje
del hombre enamorado abatido en los brazos
de lo que le respira el amor en la boca,
el coraje en la boca y en la boca el amor.

Y cuánto regocijan las llagas, cicatrices
alegres y terribles, tintas de sangre y gozo,
cantadas como novias fragantes de consuelo,
heridas que se abrazan al amor que las lleva.

Y cuánto premia, en gajos de laurel agridulces,
la victoria la frente de los que han combatido.
Y cuánto calla y cómo el silencio en el campo
humeante de silencio, sin ayes, sin murmullos:
el campo y el silencio que mira la victoria,
fijos sus ojos quietos de victoria y silencio.

Y también nos decimos a veces la derrota.

La derrota se yergue o se abate en el mundo.
Y entonces la nombramos o barbecho o arena.
Feroz en la esperanza; o en la mirada, autómata.
Aprieta las mandíbulas, acompasa el latido
y el pulso de otra guerra. O hiede a muerte insulsa.

O la mañana acecha o la noche es señora.

O la derrota vence o la voz se agazapa.
Y haber sido vencidos no nos deja sin aire,
no nos calla; la muerte, vencidos, no nos mata.

miércoles, 28 de marzo de 2007

En una noche obscura













Son varias cosas.

En primer lugar, es verdad: la noche perfecta -literaliter loquendo- tendría que ser plena noche, todo noche. Pero, nomás las palabras se acomodan de otra guisa, la cuestión se mueve apenas y una enormidad: "todo tendría que ser noche".

Quiere decir que todo tendría que ser noche. La noche como una entidad absoluta, omnipresente, noche en todas las cosas, y todas las cosas en completa nocturnidad.

Y, en tanto entidad temporal, también eterna. La noche eterna. Lo todo noche.

Claro.

Se entiende.

Pero.

La noche, en realidad, es casi una categoría relativa. Casi es una relación.

Y, si es una como relación, es una relación respecto de la luz, por decirlo de modo ligero y para nada ortodoxo.

El primer relato de la creación en el libro del Génesis, capítulo 1, se ocupa de estas cosas.

Las tinieblas cubrían la superficie del abismo. Dijo Dios: haya luz y hubo luz y separó la luz de las tinieblas.

(Siempre interesante cuestión eso de que hubo luz antes de que hubiera fuente material de luz. No menos interesante que la de la tiniebla que cubre la superficie del abismo y aquella tierra caótica y vacía...)

En el día cuarto -digamos 'recién en el día cuarto...'- separó el día de la noche y puso las lumbreras en el firmamento celeste (las aguas de arriba...): la mayor para el día y la menor para la noche. Para que hicieran de señal para las solemnidades y para los días y para los años. Y para separar la luz de las tinieblas, repite el versículo 18 de ese capítulo primero.

De modo que la noche perfecta sólo existe frente al día y a la luz. Entitativamente. Finalmente, es decir teleológicamente.

La naturaleza de la noche habla de alguna relación con el día. Lo obscuro es lo sin luz. Y no al revés.

Hay noches y noches, claro. Pero todas tienen que hacerse a la idea de su distancia respecto de la luz, y acaso de su dirección hacia la luz.

Era de noche, dice el relato, respecto de la salida de Judas del lugar en el que los apóstoles comían con Jesús, por ejemplo. Como está la noche de Getsemaní.

Y en medio de la noche caminan desalentados los discípulos de Emaús, también. Y a la misma noche se lanzan después de haber reconocido a Jesús resucitado. La misma noche. Ellos, no. Ellos no son los mismos. La diferencia es la esperanza. Y la luz, la Luz, que le puso fin a la noche. O la dejó sin efecto, por mejor decir, si el efecto es la desesperanza, la cerrazón y la amargura.

Y están las noches obscuras del sentido y del alma: ese modelado amoroso y negativo, seco, obscuro hasta la absoluta indeterminación, del que va de camino desde la vía purgativa a la, precisamente, iluminativa.

Claro que están las noches líricas, también. La noche de los poetas. Como la noche de los amantes, aquella a la que Shakespeare le dedicó bellísimas palabras en el acto segundo de la tragedia de Romeo y Julieta.

Como está la noche del Nacimiento, como está la noche de Epifanía.

Como están los sueños de las noches de verano.

Bien.

Y está la vida. Aquello de 'miseria y sol', que repito de Camus.

Y es verdad que si la noche es asimilable a la miseria de la historia, al dolor de la historia, también es asimilable a la miseria personal, al dolor de la vida.

Y entonces el sol es su opuesto.

Por eso, aun, la noche es alguna relación con el día.

¿Lo todo noche es la noche perfecta?

Pues, más bien no.

La noche perfecta podrá ser -tendrá que ser- bien obscura, seca de consuelos y de alegrías. Dolorosa. Terrible. Aguda. La noche perfecta. Será necesario. Pero no suficiente.

Para ser noche perfecta tiene que estár preñada de luz, tener en su cuna, en las entrañas de su tiempo, la luz.

Para ser noche perfecta, por raro que parezca, no puede faltarle la luz.


Y así en la vida, y así en la historia.



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No conviene aclarar, porque obscurece. Así aconsejan. Pero esto no es una aclaración.

El caso es que la entrada anterior, movió la misericordia y la generosidad de alguno. Y me beneficié con eso. Lo cierto es que aludí allí cosas, males y tristezas, que no me estaban pasando a mí - y no que a mí no me pasen cosas...-, pero que me conmovieron como si fueran propias, en un sentido muy específico. Cosas que pasaron todas juntas, y que pasan cerca. Lo suficientemente juntas como para que tengan el aspecto de una noche cerrada y lo suficientemente cerca como para que uno sienta la noche alrededor.

El día sigue adelante, al final de la noche.

Y todo a su alrededor, como esa luz del día primero de todas las cosas.

sábado, 24 de marzo de 2007

Sirva d'aviso

El día, hoy, estaba para toda clase de tristezas y sobresaltos. Y había que pasar al otro lado. Del día a la noche. Y de la noche al día.

Feas cosas hay en el mundo. Feas cosas pasan. Y a veces peores son cuando pasan de una vez y todas juntas. No importa qué, la cantidad es una categoría siempre molesta. Pa' bien y mal.

No por nada Dios es uno.

Con el número dos nace la pena.

Y cuando las penas son más bien de otros, a veces uno se entera cuán de uno son las penas de los otros.

Así que.

Mejor, la música para pasar el día hasta la noche. Y de la noche al día.

No sé por qué, la jornada fue para el flamenco. Será porque tanto me gusta...

Y cuando hay que pasar del día hasta noche y de la noche al día, es compañero. Y tanto.

Así encontré algo que no conocía: una de las Sevillanas Bíblicas de Alosno, de Huelva. Hecha por el lamentablemente desaparecido Paco Toronjo (la versión viene de Sevillanas de Carlos Saura, que no vi y me gustaría), me suena de maravillas. (* ver más abajo)

Y me sonó -literalmente- toda la tarde del día, y todo el día, con otras cosas, que para no aburrir quedaran para otra vez. Salvo que insistieran furiosamente, por devoción, claro, y no por mera curiosidad...

La vio el rey David

A Beisabé en el baño
la vio el rey Daví:
no quedó tan prendado
como yo de tí.

Hubo misterio
en la carta d'Ungría,
según yo infiero.

Cuando la hermosa Judi
venció a Lofernes,
lo venció con caricias
no con desdenes.

Supo cortarle
la cabeza del cuello
y degollarle.

Mientras Sansón dormía,
Lalila
infame
los hilos de la fuerza
supo cortarle.

Sirva d'aviso,
qu'a mayor confianza,
mayor peligro...

Asalón presumía
de sus cabellos,
que no le competían
ángeles bellos.

Sirva d'aviso,
que sus cabellos fueron
su precipio.
(No puedo evitar intentar transcribir algo de la fónetica, tan deliciosa como antiguamente ingenua y bella...)

Sentenciosa la sentencia, como son por allá, vieran ustedes a qué cantidad ingente de cosas del mundo y del tiempo se le aplica.

Del día hasta la noche. Y de la noche al día.

*   *   *

(*)
Actualizo esta entrada, después de siete años (pues ya estamos a 2014...)

Dejo estas Sevillanas de Alosno, finalmente, en la versión de Saura que decía.




viernes, 23 de marzo de 2007

What's Wrong With the World (VIII)

Se me hace que las 'practical sympathies' de Chesterton dependen más de su bonhomía, de su afabilidad y de su misericordia. Porque creo que tienen de 'practical' e inmediatas lo mismo que tenía su simpatía por los granjeros boers: el hombre concreto.

Y algo parecido le pasa a Castellani con Barletta. Simpatiza con él. Abstrae de algún modo lo que Barletta siente y el modo y las razones por las cuales siente. Aunque no tanto. Por lo pronto, Castellani -mucho más que GK- tiene afinidad siempre con aquellos que identifica consigo mismo: desde san Juan y santa Teresa, hasta Carranza o Mosén Verdaguer o Kierkegaard.

Aun así, no me atrevo a decir que no sea cristiano lo que hacen o les pasa a ambos. Casi sí me atrevería a decir que es cristianísimo.

Lo que pasa, sin embargo, es que ambos han postulado algo más que una pragmática moral individual, o un afecto personal. Para ambos se aplica que no están hablando ni sola ni específicamente de misericordia. Aun cuando es lo que están haciendo, en parte.

Y aun cuando podría entenderse que la relación misma que establecen no es reversible. Coinciden ellos más con el socialismo/comunismo que lo que el socialismo/comunismo coincide con ellos. Y hasta en términos individuales. Castellani entiende a Barletta. No necesariamente Barletta se entiende a sí mismo tanto como Castellani lo entiende a él.

Lo que me parece bastante claro -por lo que el mismo Barletta le sugiere hacer- es que Barletta no entiende a Castellani, ni sus razones, ni sus amores. Su pathos. Chesterton es diverso del socialismo y lo fue hasta quedar solo. Chesterton podría haber acompañado al socialismo hasta llevarlo al cielo, probablemente. Parece que el socialismo tenía otros planes y no disfrutaba tanto de la compañía de Chesterton.

Y esto no es poco.

Ahora bien.

Tengo edad suficiente para haber vivido y visto cierto asunto, cierta cosa.

No necesariamente que me haya pasado. Pero sí lo he visto pasar.

Y voy a poner algunos ejemplos, siquiera rápidamente.

No sin advertir primero que todos ellos dependen en buena medida de una máxima dialéctica que si acaso tiene alguna validez, la tiene en un determinado aspecto y en una muy precisa circunstancia. Y son tantos los acasos y los sesgos de la hermenéutica que mejor no los enumero.

La máxima sería aquella que dice que los enemigos de mis enemigos son mis amigos.

Así las cosas, el peligro de esa máxima es que tiende a hacer a todas las cosas referenciales y excesivamente móviles. Cuando no se vuelve en ciertos casos intelectualmente algo cobardona.

Es como si uno dijera que se asocia hoy con el partido nacional-socialista porque tiene enfrente -o dice tener enfrente- tanto a Inglaterra o Estados Unidos, como a la URSS, o a la democracia liberal partidocrática y a la masonería o al poder internacional de las finanzas. Y con motivos similares está un rato a favor de Estados Unidos en el Viet Nam que está siendo sumergido en las negras aguas rojas y otro rato a favor de las proezas de las cuevas de Ho Chi Minh que burlan a los paladines de la libertad liberal contra el trapo rojo. O como si un rato estuviera a favor de los fellaghas antiimperialistas en Argelia y otro poquito después a favor de los parachutistes franceses de Raspéguy contra los fellaghas que pelean contra los pied noirs. O un poquito a favor de Saddam y la Guardia republicana, o un rato a favor de la nuclearidad musulmana de Ahmadinejad que enfrenta la hegemonía del Diablo y otro poquito a favor de Lepanto que cepilla al Islam. Y un poquito a favor del Bolívar modelo siglo XXI y otro poquito en contra de K. que está a favor de Chávez.

Y a veces todo a la vez.

Si yo dijera: me gusta que Putin le susurre a Bush en el oído: 'seguí así, que te voy a comer el hígado...', ¿tendría que decir a la vez que no me gusta del todo la razón por la cual se lo va a comer? ¿Y que no me gusta más, sino mucho menos, los otros hígados que piensa comerse Putin por razones similares a las que tiene para comerse el de Bush?

Y diré lo que Chesterton: si me piden de una cosa y la otra, a favor o en contra, tengo a mares de ambas para cada bando en particular. Todo se puede explicar, vea..., para todo hay una razón coyuntural o no. Aunque tener razones no significa distinguir. Y menos todavía significa tener razón. Y todo este asunto pide distinguir y tener razón al final. Pero también de algún modo tener razón al principio. Y que esa razón sea tal que no sea razón porque sea mía, sino que sea mía porque es verdad.

Sin embargo.

No es por falta de explicaciones que naufraga la consigna dialéctica. Es por exceso de algunas explicaciones y por falta de una.

Hay un folklore de las derechas, como hay un folklore de las izquierdas, que ambas usan de la misma máxima, al fin de cuentas.

Las dos tragan sapos, seguras de que están llenos de proteínas útiles contra el enemigo.

Y, ahora para escándalo de lo cátaros, diré que lo entiendo perfectamente. Salvo para los casos en que todo ello resulta producto del cálculo cínico y del mero pragmatismo, no diré que eso pase por cálculo cínico y pragmatismo.


Todo el asunto me es tan obvio ahora que lo leo, que me da un poco de vergüenza formularlo.

De todos modos, alguien podría decir: "pero, entonces, puesto así y tan tenso el asunto, ¿quién sobrevive? Estamos en 'este' mundo. ¿A quién seguiremos? ¿Quién tiene palabras de vida eterna? ¿A quién iremos?"

No sé si debería hacerme cargo de semejante cosa. Y creo que más bien no debo.

Aunque aquel amigo hablaba vez pasada de tomar partido. No que lo exigiera, sino que decía más bien que tomar partido venía exigido.

Pero, claro, si hay que hablar eso, hay que hablar de otras cosas además.

De política, por ejemplo. No de cualquier política. Pero sí de alguna.

Pez (II)

Está claro que está oscuro (a mí me gusta escribir obscuro...)

Me pasé de listo.

Lo que creía trasparente (me gusta transparente...), no lo es tanto. Parece.

La respuesta que imaginé para la pregunta de ayer sobre los ayes et al. era sencilla (para mí): el cristianismo.

Sin el cristianismo la merluza no sube, se los garanto.

Pero, sin el cristianismo tampoco podría Bonafini decir lo que dice, incluso cuando no pontifica sobre el pontífice y escruta las apostólicas exhortaciones y los rayos de hielo de la Inquisición vaticana. Aunque pasaran milenios, sin el cristianismo no podría imaginarse el hombre algo así como los derechos humanos. De hecho, no lo hizo.

Ni qué decir de Judas. Sólo puede producir algún ruido o escándalo por la existencia (de Cristo, pero aún más) del cristianismo. Sin eso, la suya sería la historia de Shlomo ben Elizer... ¿Lo conocen? ¿No? Por eso.

Y de los parpadeos intelectuales de nuestro señor francés, ¿qué diré? Lo dejó claro él mismo. Pero si fuera necesario abundar diría otro tanto: sin el cristianismo habría que inventarle a la derecha y a la izquierda algo que defender y algo que atacar, tirando de la manta para que no quedara sin cubrir el amor y la justicia, o tirando de la manta para que no quedara sin cubrir el orden o la propiedad. Y, además, inventar incluso algo parecido a la derecha y la izquierda, cosa nada fácil.

Y, después, por el mismo precio tenemos al Onorevole Sircana: la frutilla de la torta. O la fresa del pastel. Ya que es tano, recordemos que la Roma de la República, antes la monárquica y ni que hablar de la del Imperio, tenía otras formas de tratar a los del faux pas. Por menos, y nadie sabe de qué habladurías se enteró el poeta que tanto enojaron al emperador, Ovidio se fue a pudrir al Mar Muerto, digamos, y nadie podía hablarle o darle de comer. Lo voy a leer ingenua y benévolamente. Sircana apela sin saberlo al perdón cristiano, y católico, mejor decir. Mientras que el intervistador hace lo mismo al revés: quiere la causa eficiente ejemplar del maestro, ni que hubiera aplicado el De Magistro agustiniano.

Conclusión (para mí): sin el cristianismo los diarios serían la mar de aburridos, hoy por hoy.

Y hablando de la mar, la merluza no baja.

jueves, 22 de marzo de 2007

Pez

Pongamos por caso que uno suma a los dos ayes de ayer, otras cosas.

¿Alguien se animaría a decir qué hilo conductor une, en qué bolsa amniótica están inmersos, asuntos como el precio de la merluza, los dichos de H. de Bonafini, el libro sobre Judas de Maloney-Archer, además de las especulaciones del señor francés y la lógica político-cultural del Onorevole Sircana y su intervistador?

miércoles, 21 de marzo de 2007

Sciocchezze di mattina

La mañana, agradable, fresca, levemente húmeda pero simpática.

Los pájaros vienen a comer del pan que les convido en el jardín, cerca de la puerta de la cueva. Y cantan, parlotean (con además una invasión de cotorras...)

Va saliendo el sol (el del Este puro y sin desvío del equinoccio...), listo el mate. A por las cosas del día.

¿Un poco de diarios y radio, amasado todo en volutas de noble Caporal? Pourquoipas?

Pero.

Ay.
Ay Nº 1: Un señor bastante francés dice en el diario que no hay más diferencias entre derechas e izquierdas. Lo más trivial -la primera afirmación, tal como está allí, es, a mi paladar, producto de una noche disipada-, es la fundamentación y la confirmación que nos ofrece de semejante sciocchezza.

Ay Nº 2: L'Onorevole Sircana. Es el portavoz de gobierno Prodi. Hay una foto dando vuelta por Italia. Un día, el muchacho -yendo del trabajo a casa- se dio una vuelta por ahí. Arrimó el auto a un presunto travesti en la calle, intercambió unas palabritas, clic foto y el escándalo. Lo más impresionante es el confronto de las razones del Onorevole Sircana y de su intervistador, Massimo Giannini. Por qué no renuncia, pregunta Massimo. Porque no renuncio, contesta l'Onorevole. Por qué debería renunciar, según Massimo. Por qué no debería renunciar, según Sircana. Todo mal. Altra sciocchezza.
Y eso fue el principio. Apenas empezar.

Sciocchezze, beh...!

Exactamente.

Adivinaron.

Eso mismo hice.

Apagué la radio, cerré los diarios y me quedé con el Caporal sin filtro, el mate, los pájaros.

La mañana. Algo más sabroso.

No sé si voy a dedicarles más tiempo a estos dos ayes di sciocco. Y espero que no. Pero si uno los mira bien, he allí casi toda la ley y los profetas. Hasta en lo que tienen de insípido.

martes, 20 de marzo de 2007

Marina

Llegó el equinoccio.

Hoy.

Es otoño.

Y es oficial.

Le voy a dedicar, entonces, estos versos que supongo son de Ariel Díaz (*), muchacho cubano, trovador.
Marina

En tus ojos se iba el mar
a morir en las orillas
de esa blanca maravilla
de pescadores y sal.
Luego se asomanba el sol
con esos rayos tan largos,
alumbrando en su letargo
a este viejo caracol.

En tus ojos de velero,
se peleaban las gaviotas
entre las maderas rotas,
queriendo llegar primero
a ese muellecito viejo
apoyado en sus pilotes,
soportando los azotes
de las olas a lo lejos.

En las redes del abuelo,
Marina, como ninguna,
te vi recoger la espuma
persiguiéndola en su vuelo;
con tu música llegando
y cerca de la caseta,
las uvas de La Caleta
se soltaban con tu canto.

Cuando la lluvia del monte
ya se desaparecía,
un arco iris nacía
de tus pies al horizonte.
Y yo te quiero por eso,
Marina; cuando te miro,
se me revienta un suspiro
si encuentro arena en tus besos...

Ay, Marina, Marina, Marina...

Muy bien.

Ahora que lo pienso, equinoccio quiere decir algo así como que la noche tiene la misma duración que el día.

Y eso porque el sol, digamos, juguetea con el Ecuador terrestre, de modo que hay un día en que sale exactamente por el este y se pone exactamente por el oeste, cosa que pasa solamente en el equinocio, es decir en otoño y en primavera.

En fin, para quien quiera ilustración al respecto, puede consultar algo de astrometría elemental. Tal como hice yo mismo.

Así es como me entero de que
Los equinoccios se llaman primer punto de Aries o equinoccio vernal, y primer punto de Libra o equinocio otoñal, o autumnal. El primero es el punto del ecuador celeste donde el Sol en su movimiento anual aparente por la eclíptica pasa de Sur a Norte con respecto al plano ecuatorial, y su declinación pasa de negativa a positiva. En el primer punto de Libra sucede lo contrario: el Sol aparenta pasar de Norte a Sur del ecuador celeste, y su declinación pasa de positiva a negativa. El instante en que el Sol atraviesa cada punto de los equinoccios puede calcularse con exactitud.

Actualmente ninguno de los equinoccios se encuentra en la constelación que los nombra, debido a la precesión: el primer punto de Aries está en Piscis, y el primer punto de Libra se halla en Virgo...
Lo cual está muy bien, digo yo. Más que bien.

Después de todo, y poco más o menos, Piscis es marzo y marzo es otoño y primavera y Virgo es septiembre y septiembre es primavera y otoño.

Aunque no vaya a durar mucho, claro.

Pero qué cosa dura bajo las estrellas móviles y este mundo sublunar...

(Me doy cuenta de que estas cuestiones podrían hacer y hacen las delicias de parvas de místicas y búsquedas espirituales. Sí, entiendo. Pero, no. No estoy hablando de eso ni en ese registro...)

Lo cierto es que, en días únicos como el de hoy, uno puede ver tanta noche como luz y tanta luz como noche.

No sé si esto mismo se corresponde así dicho con la verdad verdadera de la humana natura. Y creo que no. Esas proporciones no son. Esas proporciones, acaso, se hacen.

Sin embargo, en tanto las cosas significan algo, algo significan.



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(*) También se la puede oír, si uno la busca. Tal vez con la intervención de Heidi Igualada, por lo que dice al final de la canción.

lunes, 19 de marzo de 2007

What's Wrong With the World (VII)

La observación es interesante y da lugar para tratar un punto que me parece que es central a las cosas de que se ocupa esta serie.

El caso del propio Chesterton es parte de la respuesta. En principio, al menos. Porque si la observación es acerca de una posiblemente incómoda y difícilmente sostenible posición de resultar diverso entre contrarios, GK -entre otros pocos- tiene la ventaja de haberlo sido existencialmente, con una consecuencia (coherencia) vital y espiritual envidiable.

Tal vez haya mencionado este punto alguna otra vez, pero vale lo mismo repetirlo ahora.

Hay que volver al relato de Maisie Ward. Chesterton era un joven de unos 24 años cuando estalló la segunda guerra de los boers en Sudáfrica (1899-1902).

M. Ward cuenta (capítulo X) que en un libro de notas de esas fechas, hay un borrador de una carta dirigida a J. L. Hammond, circunstancial conmilitón en la oposición a la política imperialista de los tories contra el Transvaal. Chesterton simpatizaba entonces con la causa liberal (líberal, no olvidar) y, así, dividiendo el mundo en dos, su silla quedaba entonces a lo que debería llamrse la izquierda.

Para sintetizar las posiciones, frente a esta guerra la cuestión era así: había dos bandos. Uno era el denominado imperialista, que justificaba la acción de Inglaterra en Africa del Sur (detrás del filón de oro, concretamente) y al que decididamente Chesterton combatía, opuesto como era a la idea de una Inglaterra imperialista, en favor de la nación inglesa. Además, pensaba que esa posición imperialista era movilizada por lo que denominaba la plutocracia metropolitana cuyo ariete era, según él, el Parlamento y especialmente el partido conservador. La otra posición -pro boer- estaba dividida en dos: los pacifistas, que era la mayoría del partido liberal y los socialistas; y, finalmente, los pro boer antiimperialistas no pacifistas, que justificaban la defensa armada de su territorio por parte de los boers. Chesterton militaba en esta última posición: "Eramos una minoría en medio de una de las dos mayorías".

En las notas que le escribe a Hammond, Chesterton se queja de la posición del partido liberal expresada en un periódico de esa tendencia, el Speaker, para el que también colaboraba.

El caso concreto era que, aunque los liberals estaban en contra de la posición imperialista de Inglaterra en la guerra boer, lo hacían como pacifistas, porque más bien odiaban toda guerra sin más; esto es, además: no tenían simpatía ninguna por los boers. Chesterton, en cambio, sí les tenía simpatía: "pensaba en ellos como en seres humanos que muy bien podían haber sido granjeros de Sussex o Kent, algo perteneciente a una civilización más vieja , que se oponía al poder del dinero y del imperialismo y perecía por ello...", dice Maisie Ward.

En su carta inconclusa, Chesterton comenzaba a mostrar la decepción al enfrentarse a una maquinaria pensante partidaria, que por pequeña que fuera no dejaba de ser eso mismo: maquinaria partidaria. Y él sostenía la idea -mal acogida en el partido- de una Inglaterra territorialmente pequeña y espiritualmente grande. Así, en la carta y a partir de un texto del Libro de los Proverbios ('...pues el hombre liberal procura cosas liberales y su liberalidad defiende...'), enumeraba las fallas del Speaker especialmente en este punto y lo acusaba de falta de liberalidad, de magnanimidad y de caer en el feo instinto de partido -como en ocasión del 'partido irlandés'- de "odiar al hombre que difiere ligeramente de ti más que al hombre que difiere de ti completamente..."
A todo esto me dirá usted que la respuesta es evidente. El Speaker es un periódico de partido y no pretende ser otra cosa. Pero, en esto, estoy seguro de que equivocaremos nuestra misión. Lo que el Speaker (según creo y espero) está destinado a hacer es renovar el liberalismo y, aunque el liberalismo (como cualquier otro partido) sea a menudo dirigido por la populachería, nunca fue renovado por ella, sino por una gran serenidad y la persistente exposición de verdades convincentes e incontestables. Es en el desierto donde se tiene la visión (por entonces gobernaban los conservadores y a ello llama GK estar en el desierto); siendo una minoría, debemos ser todos filósofos, debemos pensar por ambos partidos del Estado. No sirve de nada que nos dediquemos a las flores de la oratoria para las turbas, sin ninguna turba a la que dirigirlas. Debemos, como los librecambistas, por ejemplo, tener descubrimientos, verdades concretas e infinita paciencia para explicarlas. Debemos ser más que un partido político o dejaremos de serlo. Más de una vez en la historia la victoria ha sido obtenida por un pequeño partido con grandes ideas. Pero, ¿puede alguien concebir algo que lleve más marcado en la frente el signo de la muerte, que un pequeño partido con pequeñas ideas?
Como colofón de este discurso, M. Ward apunta: "Tal liberalismo no era quizás de este mundo. Ciertamente, no era del partido liberal."

Ahora bien.

Aquella observación de mi amigo podría considerarse una observación lateral y accidental. Y en cierto sentido lo es. La cuestión en cuestión aquí trataba acerca de la presunta coincidencia del pathos del cristiano y el del comunista/socialista (Castellani), tanto como acerca de la simpatía por el socialismo, como empuje destructivo de la sociedad moderna (Chesterton.)

Y en cuanto a eso, algunas consideraciones ya hice. Aunque algunas me faltan.

Sin embargo, no estoy de acuerdo con que sea un asunto menor el hecho de que se pretenda algunas distinciones.

Claro que eso mismo puede provenir de fuentes muy diversas: desde la curiosidad insana hasta el afán disputador. Vanaglorias, sí, o hijos de ella. O sobrinos, también, como que hay hijos de otras hermanas de ella: la acedia, por ejemplo.

Con todo y eso, algo del espíritu de partido suele contaminar las reflexiones. Y algo del espíritu de partido desalienta las distinciones.

Pero conviene advertir: no traigo el ejemplo de Chesterton y el Speaker porque me parezca a él.

Tanto él como Castellani son ejemplos bastante claros de hombres que piensan más allá de la maquinaria pensante del partido. No por extravagancia. Y no que siempre acierten.

De ellos se aprende siquiera eso.

Por caso: el espíritu de partido le impone a la izquierda y a la derecha -digámoslo en términos laxos- una cantidad de aquiescencias y conformidades, tanto como una cantidad de impugnaciones y oposiciones. Son a veces de partido. A veces. No siempre. Otras son conviciones o verdades.

Pero bastante a menudo son leyes no escritas de oposiciones y afinidades que mandan sostener coyuntural o doctrinariamente cosas que en sí mismas les resultarían inadmisibles y que solamente referencialmente tienen fuerza y validez.

Y así, finalmente, la tela de araña de preceptos y secuelas de preceptos invisibles se teje a veces de modo tan complicado y cerrado que un hombre libre no se atreve ni siquiera a estar de acuerdo consigo mismo.

Tal liberalismo no era quizá de este mundo. Ciertamente, no era del partido liberal, dice M. Ward.

En un sentido tiene razón. Sin embargo, hace bien Chesterton en pensar así. En este mundo, las cosas de este mundo deben siempre ser pensadas 'también' como cosas que no son de este mundo. Y eso porque este mundo cuando es mundano tiene la tendencia a hacernos pensar que las cosas son de este mundo. Solamente. Deben pensarse como no siendo de este mundo porque su origen, y su fin, como su redención, así lo piden. Y aun siendo cosas de este mundo -y a veces muy de este mundo- también están en este mundo como signo de cosas que no son de este mundo.

Y, entonces, no solamente están bien o mal en este mundo según el estatuto que tienen como cosas de este mundo. También están bien o mal en este mundo según el estatuto que tienen como cosas que no son de este mundo.

La observación de mi amigo dice de alguna manera que hay que tomar partido.

Bien.

Pero.

Hay un cierto desierto que es donde se tiene la visión: hay que ser más que un partido político o resignarse a dejar de serlo.

Hay que pensar por los dos partidos del Estado. Y por los dos partidos de la Iglesia. Y de todo.

Sin eso, será difícil -sino casi imposible- saber lo que está mal en el mundo, qué le duele.

sábado, 17 de marzo de 2007

What's Wrong With the World (VI)

Parece que no hay más que un mismo objeto, que son dos cosas: el dolor del mundo y el mal en el mundo. Y hay algún pathos y conmoción en los que los contemplan y sufren.

De allí a que sea el mismo, de allí a que se conmuevan de la misma manera y por la misma razón...

En cuanto uno lee con atención la Carta de Castellani, creo que llega a la conclusión de que ha escrito 13 cantos para desmentir -o siquiera desmintiendo- la cortesía de identificar el pathos de Barletta con el suyo.

Hace unos días, conversaba con un viejo amigo a propósito de esta cuestión. Hizo algunas observaciones que creo que vale la pena traer ahora.

1. Castellani hace un poco de 'humor' al tratar la cuestión y al decir lo que dice.

Pues, no sé. Veamos. Esto de traer el 'humor' a cuento... Castellani es siempre humoroso. Cosa de estilo y de género único, como decía el P. Benítez. Caerá mejor o peor -según el pathos de cada quien...-, pero, en buena medida, es género único por esto mismo de salirse del camino en cualquier punto y demorarse para volver al rato. Y hacerlo mezclando petróleo con apocalipsis. Estilo y género más o menos, ¿qué quiere decir que Castellani pone humor en lo que dice? No está hablando en broma, eso seguro. Habla de su dolor y de su dolor de Iglesia y del mundo. (Incluso podría admitirse que habla demasiado de su dolor, aunque pongamos por delante la teología aprendida existencialmente y no solamente en los libros, aunque hagamos honor a la subjetividad, aunque concedamos que hablando de sí se habla de lo que uno conoce mejor que lo que le dicen: 'y esto lo sé porque me pasa a mí...')


Eso sí: cuando habla del dolor de sí, pero especialmente del dolor y del mal en la Iglesia y en el mundo, no lo hace frunciendo el ceño gravemente de modo teatral, y poniéndose de pie porque ha nombrado al comunismo o al mal en la Iglesia. No tiene lo que han tenido generaciones enteras de anticomunistas y tradicionalistas católicos. Una especie de empaque, de ceremonia, una como pomposidad y furia. Un arrebato ético o heroico, a veces místico, tantas veces inverosímil. La gravitas de Castellani pasa por otra parte. No diría que es desenfado, no diría que es irreverencia o liviandad. Diría sí que hay cierta como virilidad de hombre libre que no hace gala ni de bravatas patoteras, ni de sornas suficientes, ni de hoscas profecías amenazantes, como tampoco de abyección o untuosidad. Eso me parece más bien. Y me parece bien. Y si a eso se le quiere llamar humor, concédanme que el uso de la palabra es laxo asaz.

Por algún lado, la pomposidad y el arrebato de la denuncia del comunista, socialista o progresista, se me hacen simétricos a los de quienes hacen lo mismo contra ellos, con el mismo talante.

Y por otra parte, una salida desopilante o una vociferación extemporánea, no son por sí muestra de humor. Pueden ser un exabrupto y una muestra de debilidad o desesperación, simplemente.

Insisto, esa libertad -y esas libertades- que se toma -o ejerce- Castellani pueden llamarse humor, como de cualquier otra manera. Porque, en todo caso, humor no puede significar piedra libre, no puede significar mera arbitrariedad o exhibicionismo extravagante.

Diría, en todo caso, que su modo es sátwico y para nada rajásico y en modo alguno se me hace tamásico (malgrado del continuo de fondo de esa cierta quejumbre... que no es tamásica sino doliente...)

Castellani, en la Carta a Barletta, dice tanto que el pathos del comunista coincide con el del cristiano, como prueba por qué no son el mismo: explicando el papel de la fe y el sentido de la muerte, además del sentido de la historia y el modo de percibir el pecado y el mal en el mundo y el modo como ha de enfrentarse. Y diciendo además, como quien no quiere la cosa, cuál es el papel del comunismo en la historia, cuál cree que será, fuere o no el anticristo, repitiendo -vuelvo a decirlo- lo que sostiene Chesterton -humorísticamente- acerca del beneficio destructivo del socialismo.

Y todo esto repasando las respuestas indebidas o insuficientes a la presencia del mal en uno, en la historia, en la Iglesia.

Esto que hace Castellani puede ser considerado humor, en tanto puede considerarse un rasgo de humor que una concesión cortés y programática esté puesta en medio de una argumentación que la niega.

2. Simplifiquemos (aunque no mucho...): Existe el capitalismo (cualquier cosa que se entienda como tal, por connaturalidad o afinidad) y existe el socialismo (también cualquier cosa que se entienda como tal, por connaturalidad o afinidad). Se enfrentan, como si dijéramos que no hay otro enfrentamiento relevante en los últimos siglos sino ése, y que todo otro posible enfrentamiento se reduce a éste o puede ser entendido en esos términos, y que por lo mismo ocupa la escena casi por entero. Y en ese enfrentamiento hay que tomar partido. Es un River-Boca. Si no estás conmigo, estás contra mí. Entonces, ¿venís vos, y caés como un paracaidista en el centro del campo de juego, parás el partido y exponés tus puntos de vista sobre lo que dice Castellani o Chesterton, sobre por qué no te parece que el pathos en cristianos y comunistas sea el mismo o por qué te parece que no se puede decir que tus practical sympathies están más bien con el socialismo porque no creés que quiera destruir la sociedad moderna? ¿Creés que alguien te entenderá? ¿Estás tratando de formular una tercera posición? Porque el asunto está planteado así, y algún partido hay que tomar...


Y así las cosas, la respuesta tendrá que quedar para la próxima (si Castellani lo hace en la Carta y Chesterton promete un libro para contestar cuando un lector le formula una pregunta, no veo por qué no puedo suspender aquí mismo...)

What's Wrong With the World (V)

Una observación-pregunta me hacen, absolutamente pertinente, y que hay que ver de solventar.

Es obvio que las diferencias entre una persona y otra son diferencias que también afectan la percepción. Así las cosas, ¿no hay posibilidad ninguna de semejanza siquiera entre dos percepciones de dos personas distintas?

La respuesta es a la vez fácil y difícil, diría Castellani, porque el objeto de la percepción es el mismo.

La cuestión primera es admitir primero eso. La misma cosa vista. Y soy de los que piensan que la cosa es algo y es una cosa y no cualquier cosa sino una determinada, aunque el conocimiento de ella tenga grados y perspectivas en personas distintas.

Lo segundo es la posibilidad del que percibe de percibir lo que la cosa es. Y en este caso pienso que el hombre es capaz de percibir y conocer lo que las cosas son. No completamente, sí certeramente.

Lo tercero es si la percepción de algo es como mecánica y automática: algo recibido que encaja sin más en el receptor. Ahí cambia el asunto: no creo que haya tal mecanismo que permita la idéntica percepción, más allá de lo general. Se puede conocer lo mismo pero no se conoce necesariamente de la misma manera.

Cuarto lugar para la cuestión correlativa con la anterior de si al conocer uno conoce con todo lo que es y tiene y le pasa al momento de conocer. En este caso, también admito que yo soy yo y mi circunstancia, de modo que conozco y percibo también con mi circunstancia. Y mis circunstancias, en plural, porque al momento de conocer, de percibir y de juzgar acerca de algo, lo hago hasta con mi estado de ánimo y mi estado de salud. Hasta significa que otras muchas cosas inciden.

Esto, con todo, no impide sostener lo primero y lo segundo: la cosa es la misma y puedo conocerla en lo que es. Puedo, es decir, no necesariamente me es idéntica a lo que ella es en la percepción de otro. Incluso puede llegarse a que la misma cosa aparezca deformada ónticamente -en la percepción y el juicio- y que resulte otra cosa y hasta su opuesta.

De modo que, al tiempo que las coincidencias son posibles, son posibles las diferencias. Y así como esas coincidencias pueden tener grados, las diferencias también. Alguna vez esa coincidencia o diferencia se da en niveles en los que ya no se trata de grados sino de naturaleza de la percepción.

Y es el caso de la fe, la virtud teologal de la fe, la gracia de la fe: no es la misma percepción de algo con la fe que sin la fe. El propio Castellani en la Carta pone este mismo caso y lo aplica a sí mismo, pero de eso habrá que hablar después.

El asunto es que si me pidieran ejemplos de esto que he dicho más arriba, se me ocurren muchos. Pero, por poner uno al día, pondría los dos últimos documentos de Benedicto XVI y tal vez en especial el último, sobre la Eucaristía.

Basta salir apenas a recorrer el mundo para oír toda suerte de cosas respecto de lo mismo.

Elijan: el latín, la liturgia, el Concilio, la eucaristía y los divorcios, el eros en Dios.

Y cada quien juzga según percibe, y según su pathos. En las diferencias tanto como en las coincidencias.

Y no parece que fuera necesariamnete el mismo pathos en la coincidencias tanto como en las diferencias, aunque se trata de las mismas cosas.

jueves, 15 de marzo de 2007

What's Wrong With the World (IV)

La cuestión parece centrarse por ahora en si hay un mismo pathos en el cristiano y el comunista/socialista.

Incluso en el caso de G. K. Chesterton, porque cuando sostiene que "(my) practical sympathies are mainly with them...", usa la misma palabra simpatía (pathos) -aunque aditada con ese moderador 'practical'- que parece que Castellani entendería de modo similar, sino idéntico. Y referida a lo mismo, en cierto modo: "As the smashing must, I supose, come first..."

Bien. Allí estamos, entonces.

Hay que ver más de cerca si esa simpatía, si ese pathos es efectivamente el mismo, si coinciden, si se refieren a lo mismo realmente, y del mismo modo. Y aun si es la misma cosa detrás del mismo nombre o son cosas distintas detrás del mismo nombre.

Y no es cosa de nombres. Es cosa de realidades.

Porque importa saber al menos dos cosas.

En primer lugar si al ver la pobreza y la injusticia, el atropello y la explotación y tantas otras cosas del género, se ve lo mismo. Todo lo mismo, no solamente algunos aspectos de lo mismo y a veces aspectos accidentales, exteriores.

En segundo lugar, importa saber si la consonancia psíquica y afectiva, y aun moral, respecto de lo visto, es la misma.

Supongamos la salud de la visión. Supongamos la salud de la psiquis y de los afectos, y supongamos la salud mental y moral, supongamos que alguien es básicamente lúcido para ver y básicamente sano para sentir y también para juzgar. Esto es, que es capaz de hacer cada una de estas cosas y que no tiene fallas en la visión y no tiene un hachazo invisible en su percepción sensible, afectiva, psíquica, moral, racional, espiritual.

Aún así, nos queda ver de qué contextura desde física hasta afectiva viene la visión y el pathos. Hay quienes ven varias cosas en una mirada, hay quienes ven las cosas más bien de a una. Hay quienes tienen una capacidad de conmoción aguda, hay quienes son más difícilmente conmovibles por lo exterior y primero, lo sensible, y así.

El mismo Castellani reconoce lo que es sabido. El poeta, por llamarlo de este modo, ni ve ni siente de la misma manera y acaso ni ve ni siente lo mismo que otros.

Pero todo esto, que aunque hace al asunto es más bien preliminar, creo que no nos responderá la pregunta.

Qué se ve cuando se ve, qué pasa en uno cuando se ve lo que se ve. Qué supone ver, qué es sentir. Con qué se juzga acerca de lo visto.

Lo que se ve, ¿ya se ve con ciertas categorías? Lo que genera en uno lo visto, ¿se siente moldeado o cocido en ciertas categorías?

Por allí habrá que andar un poco de camino.

Porque habrá que asegurarse de que tanto la palabra what y así wrong tanto como world, son realmente las mismas palabras, no importa si las pronuncia un cristiano o un socialista/comunista.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Il doppio zar

En una nota de opinión de La Stampa se comenta el viaje de Vladimir Putin a Italia.

Estos párrafos que copio son una muestra de varias cosas.
Ma il fatto che il fabbisogno energetico europeo dipenda per il quaranta per cento dal gas e dal petrolio russi, dovrà forse indurre, in ossequio al realismo, i governanti italiani a non spendere neanche mezza parola sull'endemico deficit di democrazia alla Duma di Mosca e sulla violenta repressione di migliaia di dimostranti a San Pietroburgo? Dovranno continuare a tacere, come ha taciuto non solo Berlusconi ma anche Prodi, sulle angherie e le crudeltà del putiniano fantoccio Kadyrov in Cecenia? Fingere di non sapere nulla delle pressioni russe sull'Ucraina, dei ricatti sulla Bielorussia, delle minacce alla Georgia, proprio nulla della mano tesa sottobanco agli invasati mangiatori d'uranio di Teheran? Far finta di non aver udito le recenti bellicose parole che Putin ha voluto scagliare da Monaco, ovvero dal centro dell'Europa, contro gli Stati Uniti accusati di minacciare la Russia con uno "scudo" antimissile?

Vorremmo sperare che qualcosa, in proposito, venga detto o almeno sussurrato tra i colloqui di Roma e gli incontri di Bari. Si sa che al livello di una visita ufficiale così rigida, così blindata dalle forze dell'ordine, con i cortei in corsa tra il Quirinale e il Vaticano, il protocollo non può concedere spazio ad inopportune allusioni ai delitti perpetrati da ignoti contro giornalisti, ex agenti e politici notoriamente invisi al regime. Ma, in termini educati e lati, qualcuno dovrebbe pur dire in questi giorni a Putin che il solo bisogno di petrolio non può indurre le democrazie europee a scontrarsi con l'alleato americano, a denigrare la Nato, a dimenticare la tutela dei diritti civili in Russia e in particolare nel Caucaso.

Oppure saremo costretti a dare ragione ai radicali, che peraltro fanno parte della maggioranza di governo, quando affermano che "c'è una sorta di reticenza dei governi occidentali nei confronti della violazione dei diritti umani un po' in tutto il mondo"? Gli italiani dovrebbero quantomeno stare attenti a non ripetere simbolicamente, tacendo troppo, eludendo troppo, adulando e promettendo troppo, l'errore o l'abbaglio del presidente Chirac: il quale, a nome della Francia e del popolo francese, ha insignito Putin della legion d'onore una settimana dopo l'assassinio di Anna Politkovskaja.
Hay un leit-motiv en todo el asunto, por cierto, y se nota.

Pero creo que algo importante para una visión ideológica (en el mejor de los casos ideológica, porque puede ser 'meramente económica', lo que también es ideológico, puestos a ver...) se dice cuando dice:
Ma, in termini educati e lati, qualcuno dovrebbe pur dire in questi giorni a Putin che il solo bisogno di petrolio non può indurre le democrazie europee a scontrarsi con l'alleato americano, a denigrare la Nato, a dimenticare la tutela dei diritti civili in Russia e in particolare nel Caucaso.
Esa cuestión de que "... non può indurre le democrazie europee a scontrarsi con l'alleato americano...", qué puedo decir: me suena tan mal, tan pobre, tan abyecta y estúpida. Y tan hipócrita. O naïf, que es como si dijéramos hipócrita.

¿Le democrazie europee? ¿Il solo bisogno di petrolio non può indurre le democrazie europee a scontrarsi con l'alleato americano, a denigrare la Nato, a dimenticare la tutela dei diritti civili in Russia e in particolare nel Caucaso?


Pobre Europa.

martes, 13 de marzo de 2007

Devoción

Cada tanto ando viendo lo que encuentro de la trova, la tradicional y la nueva.

Aunque no renuevan muy seguido, los empeñosos y militantes muchachos cubanos de La Jiribilla, tienen una colección bastante nutrida.

No hace falta 'consumir' todo lo que ofrecen al consumo. Digamos que queda al gusto del consumidor...

En esta última ronda, encontré varias cosas.

Hagamos la prueba.

Uno va a la lista (revuelve todo lo que se le viene en gana) y al final puede fijarse en una página determinada. Picotea algo por allí y por acá pero, estimo, haría bien si se detiene en la página 7 (es decir la 6...; bueno, bueno... cosas de cubanos, qué quieren que haga...)

(Si le place, 'baje' usted lo que le guste más. Que para eso está...)

Claro que, si aceptaran una sugerencia, pueden rumbear para el lado de Sindo Garay, María Teresa Vera y viejas colecciones de trova tradicional y hasta de bolero clásico cubano.

Sin embargo.

No bien llegan hasta donde lean Lien y Rey (por ella, Lien Rodríguez, y él, Rey Pantoja, dizque nuevecitos ambos, más o menos..), y por recomendación de un servidor -no digo a las otras dos que hay-, se van hasta una canción de 4:15 minutos (como si estuviéramos hablando de unos 3,88Mb...) y que lleva por bonito título Devoción.


Hasta aquí llego. Lo demás corre por su cuenta, cabaiero.


(Habiendo escaleras, la casa no se hace responsable por el uso del ascensor.)

Chongqing Zhengsheng Real Estate

Esto que tiene el aspecto de ser el nombre de una inmobiliaria china, no es el nuevo nombre del partido comunista chino: es una inmobiliaria china.

Y esta patriótica empresa popular china está dando batalla por el colectivo de Chongqing contra el desenfreno y la voracidad de un codicioso dueño de casa, que defiende su pequeña propiedad privada de manera obscena.

Porque parece que en Chongqing hay uno de estos deleznables señor Jones, un auténtico burgués individualista -que pa'pior vive solo (¡¡¡puajjj!!!) en una alegre comunidad de unos 32 millones de habitantes- y con descaro egoísta se resiste a abandonar su lugar y de este modo impide la construcción de un centro comercial y cientos de departamentos en torres que traerán bienestar y felicidad al pueblo...

Se resistió, dicen, a la exporpiación forzada: no importa. Ya le han socavado su fortaleza y quedó colgado a 11 metros, con el foso de la ira todo alrededor. Encima, parece que pide como 2 millones y medio de dólares, o su equivalente en rupias chinas.

¿Saben qué? Mejor que no se entere D'Elía, que si se entera se 'arma la gorda...'

Joven, buena presencia, se necesita

El poder y sus estrategias para la constitución de subjetividades diferenciales a lo largo de los avatares de esta entidad geopsíquica llamada Occidente.
Esto es, al parecer, un exótico pedido de trabajo.

O una carta de lectores... algo extensa, diré.

O no sé qué es.

O sí sé, cómo no.

¡Caramba, muchacho...! Venir a descubrir el hambre en el mundo recién cuando a vos te pica el bagre...


(Pero... ¡no sea mal pensado, hombre...!: seguro es 'por la causa...' ¿O no leyó el tema y no vio que 'el plan de trabajo presenta temas relevantes de la filosofía contemporánea y el enfoque es original y estimulante...')

domingo, 11 de marzo de 2007

La vida es (peligrosamente) bella

Hace algunos años, en un vuelo por el interior de México, tuve una de esas conversaciones más o menos formularias, con una vecina de asiento. Muchacha de unos 24 ó 25 años, iba a Tijuana a visitar por unos 15 días a su novio trasladado a esa ciudad por el banco en el que trabajaba.

De formularia más o menos -y como el vuelo era larguito-, la conversación pasó a perspectivas algo menos ocasionales, como sin querer. Al intercambiar los legajos personales más o menos públicos, fue inevitable que surgiera la cuestión de los hijos. No solamente la cantidad, que ya para ella era un motivo de inquietante sorpresa, sino el hecho de tenerlos o no. Antes, aun, el tema del matrimonio y la familia, como proyecto, como plan, como misión o vocación. O como mero gusto personal.












Por cierto que la niña desarrolló con gracia su punto y me regaló un discurso más o menos tópico, pero muy bien trabado, cuyo eje era básicamente un planto por la horrenda realidad del mundo, al tiempo que una proclama de responsabilidad planetaria y cívica, un verdadero acto de amor humano, que le impedía traer a un niño a sufrir a este mundo tal y como estaba, tal y lo que era.

Catástrofes, injusticias, atropellos, desempleo, contaminación, violencia, insania... No, un niño no merece que uno lo traiga a este valle de tales lágrimas... Sería un acto de egoísmo irresponsable.

Llegados a este punto, me pareció que poco había para decir sobre el núcleo duro del asunto.

La conversación rumbeó entonces para otros lares. No tanto, sin embargo, que no tuviera ocasión de preguntarle -tal como suelen ser esas conversaciones 'sociales', tan salpicadas y algo saltarinas- si estaba contenta con su viaje a Tijuana, si le gustaba su país, si era feliz con su familia, si le gustaban cosas y cuáles y por qué, qué había estudiado, qué zona de México le gustaba más, en qué parte del mundo le gustaría vivir y por qué, qué tipo de comida mexicana le gustaba más de entre la variadísima mezcla de sabores que se usa por allí.

Y así.

De veras se la veía conmocionada y feliz con la existencia entera. El encuentro con su novio después de un par de meses, más o menos, la tenía en vilo y probablemente estaría en disposición de admitir que la vida era maravillosa y bella, la miraren por donde quisieren. Pero, a la vez, parecía una persona básicamente sana, afectiva y psicológicamente, de modo que su felicidad no necesariamente tenía origen en la feniletilamina.

Su discurso tópico sobre la responsabilidad humana de no traer a sufir a un niño a este mundo que está tan 'canijo' y malvado, parecía desmentida por completo por su radiante alegría, por su celebración de la animada existencia de todas las cosas. Era una muchacha vivaz, agradable. Aquellas palabras de pancarta de marcha "pro choice", esos argumentos ideológicos acerca de que no podía cometerse el crimen de traer un niño a este mundo (en el que resultaba que ella era tan feliz y del que ella tomaba tantos motivos de complacencia y en el que se sentía tan cómoda), sonaron de un modo algo extravagante que, si no me equivoco, ella misma me parece terminó por advertir.

Espero.

Claro que es verdad lo que dice el humorista: hay una cuota de valentía necesaria para enfrentarse al riesgo de la existencia.

No sé si lo diría él por las misma razones que yo u otros. Pero es verdad: lo que está en juego en la existencia es tan pero tan grave y riesgoso que sí se necesita valor para enfrentarlo.

Como, por ejemplo, que una de las cosas que se juega uno al existir es la vida. O la muerte.

sábado, 10 de marzo de 2007

What's Wrong With the World (III)


Me recuerdan, a propósito de estas cosas que vengo diciendo, la Carta a Leónidas Barletta de Leonardo Castellani.

Y está muy bien.

Especial y agudamente me recuerdan algunos párrafos -de veras muy a propósito- que ahora extiendo en citas, ya por cuenta propia:
¿En qué coincidimos los dos?

En una sola cosa, pero que es muy importante: en el "pathos", que es lo central de una psicología. Sentimos coincidentemente. Además somos cofrades en la Orden de Escritores Pobres, con voto de pobreza forzosa y honestidad intelectual libre.

Ud siente tremendamente el peso de esta época dura, como si estuviese Ud., personalmente, en Corea o bajo la amenaza de la atómica; yo también.

Ud. conoce experimentalmente el gusto amargo de la injusticia social; ha sentido los retortijones de la inseguridad ha saboreado la amargura seca de ser explotado y tenido por tonto encima; ha andado algún tiempo sin vivienda y algunos días ha pasado sin pan; ha querido editar libros y no ha podido; ha editado un libro, y el editor le ha robado; ha escrito un libro honesto y eximio poniendo en él toda su alma, y los capigorrones de la crítica y los dueños de revistas y diarios le han hecho el silencio en torno; y la sociedad a la que ha beneficiado con él le ha pagado con el desprecio... etc., etc. En una palabra: Ud. ha visto que lo que dijo Carlos Marx en su Manifiesto, es verdad.

Yo también.

(...)

En una palabra, los dos sentimos profundamente en las entrañas y en la médula de los huesos lo de la segunda estrofa del Himno del Proletario.

Vuestra sociedad es injusta
vuestra sociedad no nos gusta
¡No busquéis nuestra amistad!
Vamos en busca del futuro
lo que sea, puro o impuro,
excepto vuestra sociedad.

Ud. es poeta y por lo tanto su mente "está abierta a las imágenes del mundo" como me dijo una vez el grande y tormentoso Lugones. El poeta tiene sueños cosmirreveladores, ve fantasmas, hadas y elfos, un trueno lejano lo hace estremecer y la luz de una estrella se le hunde en los huesos. Eso es un privilegio, por cierto; pero comporta riesgos graves.

En eso coincidimos. Yo siento lo mismo que Ud. el horror de esta época y la necesidad de oponerse a ese horror, si quiero salvar mi alma. Ese horror carga sobre mí incluso físicamente, en forma que me volvería loco si no tuviera fe en Dios. Ya ahora no lo conozco solamente por las encíclicas, por los sermones, por los libros, o por la compasión lírica hacia los otros, como antes; sino por la efectividad del estado de alma del lumpenproletarier. Mi situación actual no es sólo un asunto personal mío, sino que se proyecta al infinito como representación viviente de infinitos hermanos míos que viven y sufren igual o peor que yo.

La miseria de los que se pierden y el dolor de los "humillados y ofendidos", me quema los huesos.

Y más adelante, en el punto 6):
Yo dije que le iba a responder en el mismo plano de Ud.: en el plano ético.

La respuesta es: el ideal cristiano está hoy tan vigente como el ideal comunista: son los dos únicos ideales vitalmente vigentes.

Yo elegí el ideal cristiano. Hoy día comporta riesgos de muerte. Siempre los comportó.
Y en el punto 8):
Supongamos que Cristo vuelve ¿podrá arreglar todo este desarreglo? ¡Pero seguramente! ¡Un hombre resucitado! El dramaturgo O'Neil, hizo un drama que Ud. conoce, "Lázaro", en el que examina las consecuencias de la hipótesis de un hombre resucitado. ¡Ese hombre es más poderoso que los Césares, es el poder andando! O'Neil lo hunde al fin en la confusión, porque justamente él estaba en confusión, pues sin la fe, ese caso para él no era más que una "hipótesis", un "mito". Pero, ¡si eso llega a ser cierto! Un hombre que solamente pueda curar a los enfermos y multiplicar los panes y peces, se vuelve el economista más grande del mundo; Jesucristo resucitado, se vuelve un economista más grande que Franklin y Domingo Faustino Sarmiento. ¡Adiós bancos, adiós hospitales, adiós "fundación", adiós impuestos, adiós fronteras, adiós ejércitos, adiós guerras! Adiós, Pecado. Adiós, Muerte.

Yo no soy milenista, y por eso no quiero hacer aquí el cuadro de lo que sería la resurrección general después de la muerte del Anticristo; sin embargo, el novelista suizo Ramuz, lo ha hecho en un librito Joie dans la Terre, que confieso me gusta grandiosamente. Muchas personas se confortan y consuelan con esa imaginación, que está en el Cap. XX del Apocalipsis. Yo la respeto, como respeto los cuentos de hadas y muchísimo más, por cierto. Pero yo no la necesito; me basta con imaginar lo que sería el Cristo retornado más o menos como cuando andaba en la Tierra -predicando- y después de su resurrección -traveseando amablemente con los Doce Palurdos. "¡Jesús en Buenos Aires!" -como soñaba nuestro común desdichado amigo Enrique Méndez Calzada. Eso basta. Así como una chispa sola puede originar la mayor quemazón, así como una bomba atómica puede desencadenar el incendio del Universo -dicen los sabios, aunque no los creo- así un solo Resucitado, el primogénito de la Resurrección, puede tranquilamente y sin prisas, incendiar de gozo a toda la humanidad. Poder, puede: no lo dude Ud.

He aquí que he llegado yo, con Ud. o sin Ud., al plano religioso desde el plano ético -y el pasadizo es el "humor", dice Kirkegord- y por cierto, a lo más crudo y duro de todo el plano religioso, a la clave, al Misterio de los Misterios: a la resurrección. Los comunistas quieren nada menos que la resurrección del mundo; yo también; y lo que es más, la espero. Pero nos diferenciamos en que ellos quieren la Resurrección sin muerte; y yo me he resignado a la muerte. Hace mucho tiempo, creo que cuando muy chico, la muerte se ha aposentado en mí. No sé, cuándo.

La muerte: la fe.

Pero hay que leer toda la carta. Viene a cuento. Muy especialmente, el punto 13) y sus credos.

De todos modos, parecería que Castellani dice con otro tono algo parecido a lo que G.K.: hay algo en la potencia destructiva del socialismo (comunismo, dice el argentino) que tiene beneficio. Chesterton lo dice respecto de la destrucción o cataclismo de la modern society, Castellani más bien lo refiere a la propia Iglesia: el comunismo como escoba barredera, sea que fuere el Anticristo o no lo fuere: igual barrerá o ayudará a barrer no a la Iglesia, sino sus excrecencias.

Y ambos parecen decir -o dicen- que eso es per accidens, como si dijéramos que haciendo otra cosa hace también eso, aunque bien podría ser per se; esto es, que es lo que se propone hacer.

Sin embargo, también hay algo más. Sus simpatías por el socialismo/comunismo.

Es cierto que en términos oblicuos en ambos casos. Como si dijéramos que Chesterton le tiene simpatía a la enfermedad que deja calvo a un tipo que tuvo un pelo espantoso, aunque no le guste nada el peluquín espantoso que reemplazó al pelo espantoso.

En cambio, Castellani...

Pero ahora resulta que voy a tener que discutir otro rato con Castellani...

Porque dice extensamente aquello de que los comunistas y los cristianos tienen el mismo pathos.

Y yo no sé si eso es del todo verdad. Y en qué sentido lo sería si lo fuera.

What's Wrong With the World (II)

Roughly speaking (1) I praise them infinity because they want to smash modern society. (2) I blame them to infinity because of what they want to put in its place. As the smashing must, I supose, come first, my practical sympathies are mainly with them.

Muy bien. Entendido, creo.

Admito que estamos roughly speaking. Y un rough es un rough.

Pero.
I praise them infinity because they want to smash modern society...

No, esto no me parece ser así.

Cada palabra significa algo, por supuesto, y cada quien, hasta cierto punto, tiene un 'diccionario' más o menos peculiar. Y uno cree haber leído a GK lo suficiente como para entender el sentido general de la expresión.

La propia Maisie Ward advierte que su descuido en las precisiones no lo inhabilitan. Es certero. Escribe derecho con líneas chuecas. Sí. Piensa bien y, si se vuelve a leer lo que dice, muchas veces pasa que lo dicho se parece más al sentido verdadero de las cosas que las cosas mismas a las que refiere -mal presentadas, imprecisamente- como ejemplo. Un lujo que es difícil darse.

Pero aquí se trata de algo más que de palabras y de ejemplos posiblemente destartalados. Se trata de una tesis. Y de una conclusión.

¿Cuántas veces ha querido uno coincidir con la izquierda, dicho en términos amplios (izquierda, digo, y coincidir, digo también...)? Querido o no querido, de hecho yo mismo coincido muchas veces con esto y aquello, casi más bien fenomenológicamente. A veces pasa también que son los mismos 'enemigos'. Y esta es la razón principal de las coincidencias.

Ocurre que si uno está mirando con atención las fallas hondas del capitalismo, por ejemplo, puede encontrarse de repente con un fulano al lado que está mirando lo mismo. Y viendo cosas parecidas, por lo menos que llevan el mismo nombre, o uno casi idéntico.

Sí.

Como, en otro ámbito, si uno mira con atención la mundanidad de tantas cosas (desde la educación o los medios de comunicación hasta la forma de ser católico), ocurre que el mismo sujeto -o uno muy parecido- niega con la cabeza igual que uno, al mismo tiempo y frente a lo mismo.

Sí, también.

Pero no basta.

Al menos no basta hasta que nos aseguremos de algo fundamental. No cuenta el argumento oportuno de que primero matemos al cerdo y después veremos si hacemos los chorizos...

No.

Lamento disentir, querido amigo.

Sencillamente, no creo que sea verdad que el socialismo quiera to smash the modern society...

Hágale usted la prueba de formularle al socialismo cuatro o cinco preguntas fundamentales respecto de cuestiones que son axiales en la sociedad moderna (y que lo son para aquello que llamamos modernidad, porque de eso se trata lo que hace moderna a la sociedad moderna) y dígame si logra distinguir neta e inequívocamente a un socialista de su simétrico enfrentado.

Si usted hubiera dicho otra cosa en vez de modern society... Puede ser, y habríamos estado de acuerdo.

Por ejemplo.

El escándalo ante la explotación, las desigualdades y la pobreza. Solamente en un sentido absolutamente laxo y verdaderamente cuestionable es constitutivo del socialismo o de la izquierda. Sería como decir que antes de cualquier manifestación socialista o de izquierda a nadie se le ocurría nada semejante a tal escándalo. O, lo que es más risible y falso, que cualquier escándalo o acción ante la explotación, las desigualdades y la pobreza, es, eo ipso, socialista o de izquierda.

Porque, y precisamente, cuando dice
(2) I blame them to infinity because of what they want to put in its place.
es cuando debería darse cuenta de que no se trata sino de lo mismo en términos substanciales: modern society.

Porque no es solamente aquí la cuestión lo que pudiera tener de modern (hechas todas las salvedades respecto del valor de lo moderno más allá de lo moderno...), sino, y principalmente, lo que no tiene de society.

No siempre pasa exactamente así, pero muy habitualmente cuando uno pone algo en lugar de otra cosa que ha destruido, lo que está mostrando a la vez es la razón por la cual destruyó lo reemplazado.

Y aunque pudiera entender el sentido conmocionante y jocoso de
As the smashing must, I supose, come first, my practical sympathies are mainly with them...
no puedo acompañarlo en el encadenamiento de simpatías, no, al menos, enteramente.

Lo que el socialismo quiere de veras destruir no es exactamente la cara más horrenda -o la menos, tanto da- del capitalismo. Y me doy cuenta de lo que quiere destruir cuando me propone -y es una broma liviana decir que 'me propone'- con qué substituirlo.

En cualquier caso, y en la medida en que esta conversación debe seguir -aunque no ahora-, sé que a G.K. Chesterton no se le hubiera ocurrido contestar con un argumento que se oye a menudo y que tiene efectos estupidizantes: "Eso que usted dice favorece al capitalismo, porque con esos argumentos, creando una 'leyenda negra' del socialismo, el único que se beneficia es el capitalismo y lo que se afecta verdaderamente es la capacidad de reacción de quienes son explotados, hambreados, maltratados..."

What's Wrong With the World (I)


Cuenta Maisie Ward en su biografía de Gilbert K. Chesterton (1943) que al publicar What's Wrong With the World, en 1910, hubo una buena cantidad de críticos que fustigaron la sociología de Chesterton allí expuesta, y por variadas razones desde la inconsistencia hasta el escándalo.

Tories (conservadores) de pura cepa estaban escandalizados, tories independientes -o algo así, vbg. el padre de M. Ward-, tanto como socialistas y liberals de variada laya, un poco estaban encantados y de acuerdo y en el párrafo siguiente, decepcionados o furiosos.

Cuenta, además, que ante diversas críticas, Chesterton contestó en varias ocasiones. Cita un texto conocido ya -que alguna vez he referido- y que procede de una carta al Clarion, del 8 febrero de 1910 (*):
In a letter to the Clarion, G. K. outlines his own position: "If you want praise or blame for Socialists I have enormous quantities of both. Roughly speaking (1) I praise them infinity because they want to smash modern society. (2) I blame them to infinity because of what they want to put in its place. As the smashing must, I supose, come first, my practical sympathies are mainly with them."

Así las cosas, voy a discutir un poco con G. K., porque -aparte el hecho de que discutir un poco sobre socialismo es parte del sumario de estos tiempos- algunas veces hay que discutir con nuestro amigo.


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(*) En la edición en español que se publicó en Buenos Aires, en 1947, traducen así:
En una carta al Clarion, G. K. define su actitud: "Si desean elogios o censuras para los socialistas tengo enormes cantidades de ambas cosas. hablando en general: 1º los alabo infinitamente porque quieren aplastar la sociedad moderna; 2º los censuro infinitamente por lo que quieren poner en su lugar. Como supongo que el aplastamiento debe venir primero, mis simpatías prácticas están principalmente con ellos."

viernes, 9 de marzo de 2007

Idolillo inicuo

En un sentido para nada despreciable, la cuestión del listado de multimillonarios es completamente despreciable, esto es, no tiene la más estúpida importancia.

En otro sentido, tanto simbólicamente como materialmente, es un asuntico y algunas migas tiene.

La cuestión de la riqueza del mundo es tema de varios filos, especialmente si se tiene en cuenta que muchos de estos dineros dependen de una forma bastante irreal de riqueza, por no decir infame.

De cualquier modo, al repasar las páginas, con disciplina y ascetismo, encontré al menos tres cosas que me llamaron la atención.

1. La cantidad de rusos de Rusia -y aledaños ex URSS- en este listado y el promedio de edad de los nominados, que es de unos 40 y tantos apenas, sensiblemente inferior al promedio general.

2. La cantidad de indios de la India en este listado, teniendo en cuenta la tópica pobreza crónica que, imaginaria o realmente, uno le atribuye a ese país.

3. La cantidad de chinos de la China (dejemos Hong Kong y Taiwan), teniendo en cuenta que China es China, en tamaño y potencia y en socialismo chino. Los multimillonarios chinos son en este listado alrededor de una docena y el primer chino aparece en el puesto 407. ¿Tan pocos? Para mí que los chinos son escondedores..., podrían decir algunos. ¿Tantos...? No pensé que hubiera fortunas personales en China..., podrían decir otros.

Yo no digo nada, porque no sé qué decir ni que haya algo para decir.

jueves, 8 de marzo de 2007

Ingoyama, rafiki, Ingoyama...

No quiero quejas.

Porque, aunque esto parezca un reproche duro e inmisericorde, es en principio un humilde servicio para padres, tíos, tutores o encargados (pueden sumarse cuidadoras de niños, es decir, baby 'sister'...)

Y ni siquiera es un servicio inédito, porque hay ríos de tinta y parvas de electrones sobre el tópico.

Ocurre que, durante muchos años -desde 1994, más exactamente-, millones de hispanoparlantes de todas las latitudes -por ser benévolo con otras etnias y familias lingüísticas, se ve que no menos livianas a la hora de oscurecer el negro paladar que saborea las lenguas- han pronunciado sin ton ni son (claro...) y de modo completamente equivocado, palabras nobles y antiguas de la lengua zulú.

No es todo: lo que no sé si no es peor, no pocos andan por allí dicendo que estaban haciendo gárgaras en swahili. Como si supieran.

Y anótese en actas que no estoy negando en absoluto que haya un poco de swalihi por acá y otro poco por allá en el filme. No, señor. Porque hasta yo sé, por decir algo, que hakuna matata, rafiki, pumba y otras expresiones y palabras que se dicen y cantan allí, son voces sonoras del África oriental...

Ahora bien, ¿sostienen entonces que por eso 'Lachigüeña' es swahili? Pero, háganme el favor... Cosa de ignorantes, me imagino, porque cualquiera sabe que 'león' en swahili se dice 'simba' y que, en zulú, 'es un león' se dice, precisamente, 'ingoyama'.

-Oiga, don, ¿cuándo pasó esto? ¿Cuándo -dirán enardecidos y confusos, tomados en flagrante falta- hicimos semejante salvajada?

-Pues -replico, sine ira et studio- precisamente al corear chapurreando el famoso 'lachigüeña', 'nachigüeña', 'achigüeña', o como se les viniera a la gola maltratar al zulú.

Sí, es casi el primer minuto de la canción inicial de El rey león, Circle of Life. Sí, sí: no se hagan los que no saben de qué hablo: la cancioncita con letra de Tim Rice a la que le puso música Elton John (no, no me gusta la canción, salvo la parte en zulú, que compuso y canta el sudafricano Lebo Morake...)

Entonces, basta de medias tintas, frivolidad lingüística y fraseos improvisados.

Un poco de zulú, señores, por favor...

Seriamente.

A ver, repeat avec moi:
Ingoyama

Nants ingonyama bagithi Baba
Sithi uhm
ingonyama

Nants ingonyama bagithi baba
Sithi uhhmm
ingonyama

Ingonyama

Siyo Nqoba

Ingonyama

Ingonyama nengw' enamabala.

Y nada de desprecios occidentales y 'la carga del hombre blanco...'

Hay una larga tradición con esta cuestión de Ingoyama, en África y en muchas otras partes.

Sin ir muy lejos, cualquiera que haya sido scout, debería saberlo...


En fin.

Pienso, ahora que ya descargué mi indignación, que si esto hacen con Ingoyama, qué no harán con otras palabras y con otras cosas...

Aporte

Desde santo Tomás de Aquino hasta Albert Camus, pasando por Fiodor Dostoievsky, y cada quien a su modo y desde un punto de vista distinto, han dicho poco más o menos lo mismo: que la existencia del mal y el sufrimiento del inocente son obstáculos, escándalos (si lo prefieren en griego), tropiezos. Graves. A veces, para algunos, insalvables. No insalvables en sí, pero insalvables por enormes y dolorosos.

Muchas veces, ambas cosas -mal y sufrimiento- están presentes de un modo más patente en el mismo hecho.

Este niño florentino que murió ayer, por ejemplo.

Deciden -la madre, aparentemente decide- eliminarlo porque en las ecografías no aparece completo, no se le ve una parte del estómago, algún conducto.
La donna aveva deciso di intraprendere l'interruzione volontaria di gravidanza dopo che alcuni esami avevano segnalato una malformazione, un'atresia all'esofago, rivelatasi poi inesistente.
Aborto terapéutico, dicen. Malformación, inexistente dicen después.

Y lo eliminan. O intentan, al menos.

Una vez que se produce el aborto, el médico advierte que el feto, de 500 gramos y unos 20 centímetros de altura, vive pese a todo. Sigue el protocolo -y la ley que lo autoriza a reanimar y dar cuidado al nascituro si muestra signos vitales- y llama al neonatólogo de urgencia porque está vivo, lo tratan, lo entuban, lo aislan y lo mantienen con vida.

Y lo revisan.

Y no tiene nada. Está perfectamente sano.

No sobrevivió.

El hecho es impresionante, claro. Y hay una cuota de mal y de sufrimiento del inocente allí que es conmovedora y escandalizante. Y como ocurre con tantas otras cosas malas, el escándalo nos viene del sinsentido, de la cuota de vacío que todo mal conlleva y que nos ahoga, no por plenitud, sino por todo lo contrario. Por la nada.

Hay un lugar para explicaciones y para la razón razonando. Pero, en principio, no es disparatado que la nada que llena el mal nos ahogue y nos paralice y nos aturda.

Sin embargo.

No puedo dejar de pensar también que -así como el bien que se hace fluye por canales reales y misteriosos y alcanza cosas y personas distantes y desconocidas-, no poco de mi aporte personal al mal fue a parar al sufrimiento del niño florentino. De un modo tan misterioso como real.

miércoles, 7 de marzo de 2007

L'asse

Estuve buscando algo más acerca de la intervención del cardenal Camillo Ruini (*). Y encontré, reseñados por el sitio, comentados por Ruini y con aportes suyos propios, algunos fragmentos de una polémica reciente entre Jürgen Habermas y Benedicto XVI, a propósito de aquella exposición del Papa en la universidad alemana sobre la razón y Dios. Todo esto dicho en el marco de aquella lección acerca de La ragione, le scienze e il futuro della civiltà, que expuso Ruini días atrás.

El asunto deriva desde el papel de la razón hasta las condiciones de posibilidad del conocimiento científico. Y, por supuesto, al final, Kant está en el medio.

Me llama la atención, con todo, que Ruini diga que el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona el 12 de septiembre de 2006 es el eje del actual pontificado.

No digo que no sea así -sabrá por qué lo dice-: yo no sé bien del todo por qué lo dice y tengo que pensarlo.

Porque algo creo saber: no es la cuestión de la bolsa en China, ni el ataque contra Irán, ni el acuífero Guaraní, ni el gas ruso, ni otros cientos de ni...

No. Nada de eso es verdaderamente axial, por impresionante que pudiere parecer o ser.

Lo que no sé es si a eso que pienso se refiere exactamente Camillo Ruini.


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(*) Nota social: Hasta ayer el cardenal Ruini era vicario de la diócesis de Roma y presidente de la CEI. Sigue siendo lo primero, pero en lo segundo fue reemplazado por el arzobispo de Génova, Angelo Bagnasco.

martes, 6 de marzo de 2007

Índice: 0,3 % (¿de natalidad?)

En un boletín de Notivida (más precisamente el número 422, Año VII, del 6 de marzo de 2007), veo que se transcribe una gacetilla de prensa acerca de las píldoras del día después, que emitiera una organización civil -Portal de Belén-, con la firma de su tesorero el doctor Jorge Scala.

ver

En la Argentina se venden dos de esos productos: Norgestrel Max, del laboratorio Biotenk; y Segurite, de laboratorio Monteverde S.A.

Los directivos de Biotenk, se encuentran bajo imputación judicial, en la Fiscalía de Instrucción del Distrito II, Turno 2 de la Ciudad de Córdoba, por comercializar el producto omitiendo el efecto abortivo en la venta a las consumidoras argentinas. Según surge del expediente administrativo Nro 1-0047-0000-001694-00-4, de aprobación del fármaco por el ANMAT, el titular de la patente francesa, afirmó que la droga utilizada impedía la implantación del óvulo fecundado. El gobierno argentino le ordenó que omitiera dicha información. Por tal motivo, el Fiscal Federal porteño Carlos Stornelli, ha solicitado en la causa Nro 4204-06, la imputación de los funcionarios del ANMAT, que ordenaron engañar a la población.

Los directivos de Monteverde S.A., se encuentran imputados en la Fiscalía de Instrucción del Distrito I, Turno l de la Ciudad de Córdoba, por comercializar el producto omitiendo el efecto mortal en el prospecto. Según surge del expediente administrativo de aprobación del fármaco por el ANMAT, el laboratorio francés titular de la patente expresó que la droga utilizada, impide la implantación del óvulo fecundado. El gobierno nacional aprobó un prospecto donde dice que evita la implantación de un óvulo, omitiéndose el adjetivo "fecundado". Por ello, el Fiscal Stornelli ha solicitado en la misma causa, la imputación de los funcionarios del Estado Nacional, que ordenaron engañar a las argentinas.

Asimismo, informamos a la opinión pública, que el 2 de marzo del 2007, el Juez de Menores de Córdoba, Dr. Carlos López Peña, puso en conocimiento del Fiscal de Instrucción, que los funcionarios nacionales, provinciales y municipales de la Ciudad de Córdoba, están distribuyendo a la población, dispositivos intrauterinos de cobre T. 380, donde también se oculta la información del fabricante ParaGard, de EE.UU., quien reconoce el mecanismo de acción de "impedir que el óvulo fecundado se implante en el útero". Dice también el Juez que "Los elementos de prueba analizados permiten al menos sospechar la comisión, por parte de autoridades Municipales, Provinciales e incluso Nacionales, de las conductas tipificadas por los arts. 201 y 207 del C.P."

¡Qué sé yo! Capaz que es de lo más sospechoso todo esto.

A mí se me hace que, visto que el Ministerio de Economía dice y requetedice y jura y perjura que el índice de precios aumentó un 0,3% en febrero, lo que dice la gacetilla bien puede ser que no sea verdad.

El gobierno es incapaz de mentir.

Y menos si es un gobierno progresista.

Y menos con los pobres.

Y mucho menos a los pobres, ¡qué joder!