domingo, 29 de septiembre de 2013

Ex umbris



Y en este no saber y andar a tientas,
el tiempo pasa, hiere y se consuma.
Y en este andar a tientas entre bruma,
el tiempo taja en estocadas lentas.
Y en este no saber, la luz se esfuma
y el tiempo gime en horas polvorientas.
Y en este no saber de horas violentas,
el tiempo ruge una aridez que abruma.
¿Qué es este no saber y andar sin norte?
¿Qué es este paso que no da sosiego?
¿Qué es este tiempo que jamás termina?
Es el hombre sin más, y éste es su porte,
andando el tiempo va y va casi ciego,
mientras al puerto de la luz camina.




lunes, 23 de septiembre de 2013

Kairós



Por un camino va la vida al paso,
por el aire va el cielo en su carrera.
Y por septiembre va una primavera
húmeda y fría y con el sol escaso.
En mi rincón, el ojo atento espera
y tasa el peso y el dolor del caso
de un mes en flor que sufre su fracaso
ante el fuego y el frío sin frontera.
Pero tengo en mi haber las estaciones
agazapadas como un niño inquieto,
latiendo el día siempre a borbotones.
Así mi corazón trashuma el año,
pacientemente cíclico y secreto,
y el tiempo pasa fiel y sin engaño.



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Beato




Aquí, en el nombre alto de mi Padre,
del Hijo, que es tu hermano, y Dios Él mismo,
del Santo Amor eterno, que es Espíritu,
te saludo, José Gabriel Brochero.

Ya tu sierra da al aire yerbabuena,
todo un rumor de arroyo, piedra y viento,
(mientras, al tranco, Malacara rumia
pajonales de nadie por la falda.)

Esa fatiga de pelearle al Malo
las almas de poleo y de majadas,
fue tus días y noches fieras, dulces,
y ese tiempo sin tiempo de tu celo.

Como una cruz de palo en roquedales
que coronan los altos de tu sierra,
queda tu paso firme que va hincando
mil socavones de coraje y gracia.

Tu huella bendiciendo piquillines,
adobes y palenques, cerrazones,
bautizando quebradas, desposorios
de corazones simples con el cielo.

Ya al pie de un tala amaina tu figura,
de rodillas descansa a la oración,
porque cayó la tarde y estás lejos
del Tránsito y la casa y de las Vísperas.

Falta un tirón, y vas, rosario en ristre,
paladeando la luz de una Custodia,
a ese Hombro gaucho que sostiene al hombre
al fin de tu jornada, cura bueno.

En un cielo de valles con sus molles,
en celestiales pedregales de oro,
vadeando ríos frescos de alegría,
ya descansa tu siembra y tu cosecha.

Y un coro de changuitos y paisanos
sobre las brasas ponen un cabrito
celebrando al feliz, ellos felices,
en una fiesta eterna en tu homenaje.