lunes, 31 de julio de 2006

Gaitorro

Me dijeron hace poco que en Inglaterra se prohibió la caza del zorro con perros, allá por febrero del año pasado.

Bueno.

Confieso mi completa ignorancia también en estas lides.

Es decir: no es que no sepa de qué va el cazar zorros con perros. Es que el asunto para mí es básicamente algunas imágenes -unas pocas imágenes literarias y más pictóricas- que no me dicen absolutamente nada emocional. Casi como si me mostraran un cuadro o una fotografía de un grupo de lapones jugando el juego típico de su aldea.

Me imagino indignaciones 'tradicionales', tristezas 'aristocráticas' y comentarios luctuosos de un montón de buena gente de a caballo. Como imagino los discursetes 'verdes' eufóricos y triunfantes, exaltando los derechos inalienables del zorro.

Lo digo de veras: que los ingleses de los tiempos de Tony Blair se pongan a discutir la licitud de la caza del zorro con perros, me parece..., ¿vale la pena que lo diga? No.

Por eso.

Qué mejor que ocupe el aire Liam O'Flynn, un irlandés virtuoso de la gaita, y que se despache con una pieza memorable en la que reproduce el clima de una cacería de zorro con perros, caballos, cornetines, mayorales, palafreneros y tutta la banda in festa...

Para acompañar el recuerdo, los invito a releer el capítulo primero del libro segundo de Retorno a Brideshead: aquella memorable escena de la cacería del zorro, que -con más dos 'perversas' , criminales y 'etilizadas' libras dadas a Sebastian Flyte- le cuestan a Charles Ryder el abandono de aquellas gentes. Y el discurso de Teresa Marchmain.

Un momento crucial: para todos, empezando por el propio Charles. Y terminando por nosotros los lectores.

sábado, 29 de julio de 2006

Marta, Marta...

Según dicen, es la santa patrona de los hoteleros.

Parece broma, pero no está mal. Después de todo, de las tres veces que aparece en los Evangelios, en dos está ocupándose de las cosas de la casa, de atender a las visitas y a los amigos: cocinar, dar de beber y comer, acomodar, atender, servir.

Es verdad que los hoteleros, por definición, no deben quejarse de que no los ayuden. Oficio que admiro el del que hace de su oficio servir a otros, saber servir, querer servir, querer acomodar a otros, gustar del gusto ajeno.

Es cierto también que un poco de mala prensa tiene, digamos así.
ver


A Marta, me refiero, a santa Marta.

María, su hermana, es la que se sienta a los pies de Jesús, la que dos veces conforta los pies de Jesús con perfumes (y los besa y los lava con sus lágrimas y los seca con sus cabellos), la que lo oye, la que lo espera y lo atiende.

Pero no lo atiende como un hotelero. Lo atiende como quien contempla y ve. Lo oye.

Marta, además de industriosa, se ve que era respondona. En los episodios en los que habla, por poco no discute con Jesús y dos veces Él tiene casi que retarla: el famoso 'Marta, Marta...' de una de las comidas en su casa y, después, (dos veces) en las inmediaciones de la propia resurrección de su hermano Lázaro.

Tras el episodio de Lázaro, seis días antes de la Pascua, Jesús vuelve a Betania, a comer a lo de sus amigos, otra vez aparece ella en el relato y dice san Juan: Marta servía.

Nada dice san Juan de que esta vez se quejara. Y esto ocurre después de que Jesús ya le hubiera advertido en la ocasión anterior que:
Te preocupas y te agitas por muchas cosas;
y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.
También en esa ocasión -tras el episodio de Lázaro- aparece su hermana María ungiendo sus pies con perfume de nardo (la otra ocasión que apenas alude san Juan y que figura en san Lucas, fue en la casa de Simón el fariseo, que lo había invitado a comer, cuando Jesús aceptando su homenaje, para escándalo de casi todos, la perdonó...)

Claro.

De allí se entiende que la figura de Marta carezca a ojos rápidos del encanto y la densidad de su hermana.

(Aunque, mucho cuidado con tocar un ápice de la túnica de María, de la que Él mismo dijo, tras la segunda unción, ante la queja esta vez de los propios apóstoles: En verdad os digo que dondequiera que se predique este evangelio sobre la faz de la tierra, se dirá lo que ella ha hecho por mí...)

Pero no hay que ir tan rápido.

Marta -santa Marta- se desvivía por Jesús. A su modo, por supuesto. Pero dejaba su vida por Él. En ollas y en escudillas y alfombras para sentarse, en bebidas frescas y cobijas para acomodar las camas de los viajeros.

Es curiosa la relación que tienen ella y el Maestro: en esa casa es con ella con quien Él discute.

Jesús la reta, claro que sí. Pero la ternura con la que lo hace supone un afecto, un cariño por ella como ya querría yo que mis amigos tuvieran por mí.

¿Quién que no estuviera tan cerca de Jesús podría plantársele y espetarle: '¿le vas a decir o no a María que venga a ayudarme un poco...?'

¿Quién podría discutir con Jesús sobre el tiempo de la resurrección de los muertos? ¿Quién podría mirarlo -entre lágrimas- y decirle con ojos de reproche: 'Pero, ¿cómo vas a abrir la tumba si te dije recién que hace varios días que está muerto...?'

Son oraciones, señoras y señores.

Son oraciones, fíjense bien. Son modos de rezar. Hagan la prueba: transformen el tono y la materia de lo que dice Marta en formales oraciones y después me cuentan.

Porque no hay que olvidar parte de la conversación de Jesús con Marta, fuera de la casa, en Betania, Jesús llegando:
Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.
Dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá."
Le dice Jesús: "Tu hermano resucitará."
Le respondió Marta: "Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día."
Jesús le respondió: "Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá;
y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?"
Le dice ella: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo."
¿Ven? No tan rápido, entonces.

Por supuesto que es verdad y está bien decir que la contemplación en sí misma es superior a la acción (y por supuesto que además de estar bien, 'queda bien' decirlo...)

Pero, no tan rápido.

Esto no es sin más una discusión entre contemplativos vs. activos, entre teólogos vs. apostólicos. Y aunque haya que entender de esos asuntos una y otra vez, no es ahora lo que trato de observar.

Marta -santa Marta- me parece que es el emblema de la misericordia misma de Dios. Y es importante, creo, ver esto en ella, además de todo lo que parece que vemos habitualmente.

En ella nos ciframos todos los hombres. Sí, todos: incluyendo a María, su hermana.

Allí estamos: 'marteando' casi toda nuestra vida. Y ella es nuestro consuelo y nuestro oriflama, también. Donde está Marta sabemos que estamos en casa, también. En ella podemos mirarnos, también. En algo muy valioso suyo: en la debilidad de su fuerza, que es la nuestra.

No es solamente la patrona de los hoteleros y de todos los que gustan de servir. Hasta allí es rica la metáfora, pero algo lineal.

Creo que un paso más allá está la Marta que llegó a santa, no a fuerza simplemente del trabajo diario y ordinario. No hace falta tironear de Marta para encasquetarla en la santificación por el trabajo. Será útil y conveniente, si uno quiere. Pero me parece corto.

Hay algo más que ver de ella en sus tres apariciones, tal vez deslucidas por nuestro hábito dialéctico: 'María es la buena y Marta..., bueno, ya viste cómo son las Martas...'

Si algo me parece notable de esa mujer es su proximidad con Jesús, su confianza, su cercanía, su familiaridad.

Y su fe.

Porque, a ver un poco: ni por un momento dice la Escritura que Marta no supiera a Quién le servía la sopa. Y más bien dice que sabía muy bien a Quién le servía la sopa.

Y, entonces, ¿por qué Jesús la reta todo el tiempo? Pues, lo dicho: 'reta' a los hombres.

De Marta no se dice en los Evangelios que hubiera pecado mucho, y que, por eso, habiéndosele perdonado mucho era mucho lo que amaba.

Eso se dice de María, y esa María somos los hombres pecadores. Grandes pecadores. No sólo a los ojos de Dios.

De Marta se dice que servía. Servía, sí, y se afanaba por demás en las cosas de este mundo. Que era más bien corta y laboriosa, algo chinchuda y malhumorada, de genio fuerte, rebeldona pero franca y cabal.

Mirando más bien para abajo, eso sí, como lo hacen las personas que se afanan sin más, embistiendo como un toro las cosas de este mundo. Hasta un poco 'pelagiana', diríamos teológicamente. Pero es el hombre, al fin, horizontal por impulso, más terreno que celeste por tendencia. Uno a quien hay que recordarle todo el tiempo, en este mundo, la parte que no le será quitada y que es esa parte que él no ha conseguido por su trabajo, por su esfuerzo.


Marta y María, al final, bien miradas, tal vez serían una misma y sola cosa, a dos luces reflejando de distinto modo la naturaleza humana, lo humano frente a Dios: su debilidad en su fuerza, su fuerza en su debilidad.


Un 'ora et labora' benedictino, partido al medio y separado. Tal vez para que lo entendamos mejor.

Pero cuando Jesús las visita, están ambas, juntas. Y así las quiere Él.

Y la trilogía, me parece, se completa con Lázaro, que importa y mucho si se aceptara ver a los tres como una figura trifronte, como tres caras de un mismo y único triángulo, emblemático de lo humano.

Pero eso, tal vez, otro día.

Por ahora, dejemos a Marta -a santa Marta, la hotelera, la hospitalaria- en su fiesta. Y estemos con ella.

Ahora, en la Patria, ella, la hospitalaria, es servida y atendida por el Gran Posadero.

Y roguemos para que cuando se nos cumpla aquello que decía Chesterton de que el camino lleva a la Posada (y no la Posada al camino), después de los afanes de este mundo y de este camino buscando la Posada, una vez que -Dios queriendo- estemos ya en la Posada, sea Marta -santa Marta, la hospitalaria- la que nos reciba, nos atienda, nos sirva.

A mí no se me ocurre pedirle más.

viernes, 28 de julio de 2006

Ojos verdes

Y ya que termina la semana a puro y bravo frío (¡al fin...!), me parece que corresponde que Concha Buika nos cante siquiera Ojos Verdes, que lo hace muy pero muy bien. Verán que pido poco...

Aunque me parece que, ya que estamos mirando el frío por la ventana, no sería un abuso que siguiera con esa cosa rara que hace con Love, o con eso de 'jazzear' 'aflamencando' el bolero Nostalgias, que no está para nada de más.

No es que todo de todo me guste, pero lo que hace bien, lo hace bien.

Y lo que es no tener tiempo ahora, que si no, me iba a oírla a Segovia, en el Patio de Árboles del Torreón de Lozoya, que canta para el 11 de agosto, a eso de las 10 de la noche.

Si alguno anda por allí y con tiempo, va y después me cuenta.

Me gustaría saber cómo le salió Ojos Verdes, siquiera.

Cadena de favores

Los tipos/as hacen una marcha. Los tipos/as se creen muy ingeniosos. Los tipos/as son unos/as 'pistolas/os' bárbaros/as...
La convocatoria fue realizada por (sic) Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, con la consigna "educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir".
Los tipos/as tienen todo resuelto, se ve.

Entonces, digo yo, ¿y con la muerte qué hacemos?

Entonces, digo yo, habrá que volver al casillero número 1. A ver, va de nuevo...

La Balada de Olaf Tryggvason

En las Islas Feroe (una tierra de corderos), se habla feroés, claro.

Un poco también en Dinamarca. En total, parece que hay unos ni más ni menos que 80.000 hablantes, de los cuales 45 mil viven en las (18) islas. Como pasa con otras lenguas, bajo dominio danés la lengua fue prohibida durante cientos de años. Pero no murió y junto con sus sagas y tradiciones orales, sobrevivió.

Todavía hoy, una canción-balada es muy popular en las Islas Feroe, según me entero. Se la conoce popularmente como Ormurin Langi y tiene la forma de una balada épica compuesta por un granjero feroés, Jens Christian Djurhuus, hacia 1830, recogiendo tradiciones más antiguas que hablan de la batalla del rey noruego Olaf Tryggvason (el nombre original de la composición es La Balada de Olaf Tryggvason) que luchó contra suecos, daneses y algún que otro noruego pariente suyo, cerca de la ahora inhallable isla de Svolder, allá por el año 1000, a bordo, como se dice por allí, del más poderoso barco nórdico de por entonces -lo que no es poco decir-: el famoso Ormurin Langi, que significa 'Larga serpiente'. Olaf saltó por la borda de su barco, junto con sus hombres, al ver la batalla perdida y la traición consumada. No se supo más de él.

Olaf -entre otras muchas y legendarias peripecias de su vida- participó de las correrías por los mares norteños y las islas, donde -en Inglaterra- intervino en la famosa Batalla de Maldon. Una vez convertido al cristianismo, hizo las paces con los ingleses y emprendió la conversión de Noruega, así como encomendó a Leif Ericsson la introducción del cristianismo en Groenlandia.

Otro Olaf, rey noruego del mismo nombre, más o menos contemporáneo y descendiente de nuestro héroe, es el mártir cuya fiesta precisamente se celebra el 29 de julio.

Para los interesados, se consigue el texto completo en una recopilación de baladas y canciones folklóricas feroesas de 1925. Así puede también compararse con el texto original en feroés.

Por cierto, todo esto viene a cuento de unas músicas.

Pues una curiosa prueba de la actualidad de esta saga es que se la sigue frecuentando con distintas formas y estilos.

Allí está, por ejemplo, la letra de la canción que arreglaron y grabaron los miembros del grupo Týr -daneses dedicados al rock, más bien heavy-, que sigue los versos -y la sonoridad épica, ayudada por el ritmo- de la leyenda, aunque acortadas las 86 estrofas de la balada original.

ver
Ormurin Langi

Viljið tær hoyra kvæði mítt,
viljið tær orðum trúgva,
um hann Ólav Trygvason,
hagar skal ríman snúgva.

Glymur dansur í høll,
Dans sláið ring
Glaðir ríða noregis menn
til Hildar ting.

Knørrur varð gjørdur á Noregis landi,
gott var í honum evni;
sjúti alin og fýra til
var kjølurin millum stevna.

Har kom maður á bergið oman
við sterkum boga í hendi:
"Jallurin av Ringaríki
hann meg higar sendi"

"Einar skalt tú nevna meg
væl kann boga spenna
Tambar eitur mín menski bogi,
ørvar drívur at renna"

"Hoyr tú tað, tú ungi maður
vilt tú við mær fara,
tú skalt verða mín ørvargarpur
Ormin at forsvara"

Gingu teir til strandar oman
ríkir menn og reystir
lunnar brustu og jørðin skalv
teir drógu knørr úr neysti

Einar spenti triðja sinni
Ætlar jall at raka
tá brast strongur av stáli stinna
í boganum tók at braka

Allir hoyrdu strongin springa
kongurin seg undrar
hvat er tað á mínum skipi
so ógvuliga dundrar

Svaraði Einar Tambarskelvir
kastar boga sín
Nú brast Noregi úr tínum hondum
kongurin harri mín

Nú skal lætta ljóðið av
eg kvøði ei longur á sinni
nú skal taka upp annan tátt
dreingir leggi í minnið

jueves, 27 de julio de 2006

Euskaraz ondo daki horrek? Ez.

La lengua de los vascos no es mi fuerte, para nada, y se me niega con pertinacia, aunque siempre me ha subyugado esa sonoridad rocosa y áspera (a mi oído, al menos...)

Pero, a no desesperar, todavía, porque gracias a la música (y a un diccionario euskara-gaztelania, por supuesto...) llegué a entender un poco al menos de sus vericuetos.

Poco, muy poco para mi gusto.

Aunque la brevedad de una canción, en este caso de Mikel Laboa, me animó.
Txoria txori

Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen aldegingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite.

(Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habria escapado.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo...
yo lo que amaba era un pájaro.)
La traducción no es mía, bien se entiende. Pero la seguí lo mejor que pude, papel y lápiz en mano. Claro que lo que quedó en mi papel se parece tanto a una traducción, como el dibujo de Isabel, de dos años, se parece a una casa...

(Y, como Isabel, me ofendería yo si algún perito dijera ante mi 'traducción' -¿?-: diozunak ez du bururik ez hankarik...)

Y así fue que, animadísimo ya, audaz diré, afronté la segunda. No hay que vestir con lo ajeno: tampoco es mía la traducción, aunque repetí la operación.
Gure bazterrak

Maite ditut
maite
geure bazterrak
lanbroak
izkutztzen dizkidanean
zer izkutatzen duen
ez didanean ikusten uzten
orduan hasten bainaiz
izkutukoa...
nere barruan bizten diren
bazter miresgarriak
ikusten.

(Amo nuestros rincones
cuando la niebla
me los esconde
cuando no me deja ver
que es lo que oculta
pues entonces comienzo a develar
lo guardado...
aquellos rincones
que comienzan
a surgir dentro de mi.)

Y otras cosas oí.

¿Qué honesto vasco creerá realmente que algo -poco, muy poco para mi gusto- entendí con mi abollada sesera?

Y, sin embargo, Jainkoaren errukiak ez du mugarik...

miércoles, 26 de julio de 2006

Jardín de piedras

Es la Fiesta de san Joaquín y de santa Ana, los padres de la Virgen María.

(Y el santo de Ana, claro.)

La lectura del evangelio de san Mateo de la fiesta de hoy dice algo que bien podría valer:
¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!

Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.

La gente decía hoy que nadie recuerda algo así: 'la ira de Dios', decían; 'es el fin del mundo', decían.

Y parece verdad: 50 milímetros de granizo, es bastante granizo. Y el viento arrachado o atormentado en muchas partes y la lluvia después, tempestuosa, furiosa.

Nadie vio. Nadie oyó.

Es que hay que ver qué está viendo y oyendo uno cuando ve y oye 50 milímetros de granizo en 5 minutos y viento y lluvia y miles y miles de hojas y ramas volando por el aire, arrancadas a mordiscos de granizo...

Qué es eso.

Pues, por lo pronto, es una tormenta de granizo.

Enorme, inusitada, feroz. Con la ferocidad -y la magnificencia- de las nevadas en los Andes y los tsunami y los calorones más arriba del Ecuador. Y así.

En el silencio de Dios, en la tierra arrasada del hombre y anhelante de Dios, allí está sonando todavía lo que se le dice al corazón de dos silenciosos y piadosos, lo que se dice en ocasión de ellos en la liturgia de hoy:
dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen

muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron
Y en ellos y con ellos, a todos los que anhelan y esperan.

Aunque no caiga ni una sola piedra del cielo. Aunque no necesiten olas y tormentas, ni fuego ni frío: anhelan y esperan. Siempre. Y es bueno.

Caminaba de vuelta a casa desde la estación, por una tierra arrasada de hombres y de piedras.

El granizo se apilaba todavía una hora después. Hojas y ramas como ropas y papeles cubrían las calles, como si todo el mundo hubiera salido corriendo de sus casas y sus pertenencias se hubieran quedado detrás, por todas partes. Una tierra devastada.

El frío de las 'piedras' y el calor de la tierra y del aire, hicieron levantar una niebla densa y blanca inmediatamente después. Sirenas de ambulancias, patrulleros, bomberos. Gente a las puertas, agua en las calles, en los techos, en las casas. Caras de sorpresa. Y temor. La oscuridad.

Mientras caminaba sentí cómo la granizada había desgajado los aromas de decenas de plantas que se mezclaban en el aire y hacían una escena de otro escenario. Era una tormenta de perfumes y de frescuras: ácidas, dulces, maderosas unas, verdes otras. Como si caminara por un jardín furioso de aromas. Ni ojo vio, ni oído oyó. Pero tampoco nadie olió quizá una fiesta de aromas semejante.

Aromas para la fiesta de los que anhelan y esperan como Joaquín y Ana, y lo que Joaquín y Ana, pienso ahora.

Kinderwagenkinos

No.

No se asusten: no es el título de otra mis 'canciones' de la discoteca virtual.

En realidad, y aunque el asunto parece un 'chisto áleman', es una de las soluciones que ofrecen estos tiempos ¡para padres que 'deben' ir al cine con sus pequeñines, sí o sí!

Las preguntas que uno podría hacer son tantas que no vale la pena.
Desde luego que si van con los chicos a ver cine los padres no podrán ver todas las películas que algunos quisieran. Así que nada de Rambos, crudas persecuciones policíacas o sexo. Es obvio entonces que se ejerza una autocensura a la hora de escoger las cintas. Esto es lo que algunos ven como "la única dificultad" de esta novedad. (El subrayado es mío)
Ah..., claro..., picarones, nada de chanchadas ni de barullo si van con los inocentes parvulillos...

Que lo más importante allí es la familia sana y los niñitos primorosamente amasados en luz de cine suave, sordinas y pañalitos...

¡Alcornoques!

Pronto adosarán salas de abortos para mujeres embarazadas que no puedan perderse la 'peli'. Y un patio de eutanasias, por si estamos obligados a cargar con enfermos terminales o con dulces y finales viejecitos...

¿De veras que no prefieren una canción?

martes, 25 de julio de 2006

Brel

Y ya que la cuestión ronda los reclamos de nostalgias, melancolías y lontananzas, tal vez habría que volver a las añoranzas de la chacarera, quizá algún tango.

Pero nada de eso. Tengo otra idea.

Esta canción es de las que no necesita demasiada explicación.

(No sé cómo perpetro la torpeza de escribir esto mismo que estoy escribiendo...)

Es del áspero, contradictorio y talentoso belga Jacques Brel. La compuso en 1959. Como es su canción probablemente más famosa, hay más de una versión de Brel, y de muchos, como de Edith Piaf, por ejemplo.

ver


Ne me quitte pas

Ne me quitte pas
Il faut oublier
Tout peut s'oublier
Qui s'enfuit déjà
Oublier le temps
Des malentendus
Et le temps perdu
A savoir comment
Oublier ces heures
Qui tuaient parfois
A coups de pourquoi
Le coeur du bonheur
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

Moi je t'offrirai
Des perles de pluie
Venues de pays
Où il ne pleut pas
Je creuserai la terre
Jusqu'après ma mort
Pour couvrir ton corps
D'or et de lumière
Je ferai un domaine
Où l'amour sera roi
Où l'amour sera loi
Où tu seras reine
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

Ne me quitte pas
Je t'inventerai
Des mots insensés
Que tu comprendras
Je te parlerai
De ces amants-là
Qui ont vu deux fois
Leurs coeurs s'embraser
Je te raconterai
L'histoire de ce roi
Mort de n'avoir pas
Pu te rencontrer
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

On a vu souvent
Rejaillir le feu
D'un ancien volcan
Qu'on croyait trop vieux
Il est paraît-il
Des terres brûlées
Donnant plus de blé
Qu'un meilleur avril
Et quand vient le soir
Pour qu'un ciel flamboie
Le rouge et le noir
Ne s'épousent-ils pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

Ne me quitte pas
Je ne vais plus pleurer
Je ne vais plus parler
Je me cacherai là
A te regarder
Danser et sourire
Et à t'écouter
Chanter et puis rire
Laisse-moi devenir
L'ombre de ton ombre
L'ombre de ta main
L'ombre de ton chien
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas.


Con Bélgica, dicho sea de paso, Brel tenía una relación extraña y ríspida. Y no solamente por su elección del costado francófono belga, contra el flamenco. Más cosas políticas y culturales -y hasta religiosas- le hervían en la cabeza, y tal vez en el corazón o en las sensaciones.

En fin, otro día. Mejor oír la canción que le compuso a su país en 1962.

ver


Le plat pays

Avec la mer du Nord pour dernier terrain vague
Et les vagues de dunes pour arrêter les vagues
Et de vagues rochers que les marées dépassent
Et qui ont à jamais le coeur à marée basse
Avec infiniment de brumes à venir
Avec le vent de l'est écoutez le tenir
Le plat pays qui est le mien

Avec des cathédrales pour uniques montagnes
Et de noirs clochers comme mâts de cocagne
Où des diables en pierre décochent les nuages
Avec le fil des jours pour unique voyage
Et des chemins de pluie pour unique bonsoir
Avec le vent d'ouest écoutez le vouloir
Le plat pays qui est le mien

Avec un ciel si bas qu'un canal s'est pendu
Avec un ciel si bas qu'il fait l'humilité
Avec un ciel si gris qu'il faut lui pardonner
Avec le vent du nord qui vient s'écarteler
Avec le vent du nord écoutez le craquer
Le plat pays qui est le mien

Avec de l'Italie qui descendrait l'Escaut
Avec Frida la blonde quand elle devient Margot
Quand les fils de Novembre nous reviennent en Mai
Quand la plaine est fumante et tremble sous Juillet
Quand le vent est au rire, quand le vent est au blé
Qand le vent est au sud, écoutez le chanter
Le plat pays qui est le mien

León blog, the untamed

Un áspero aunque sentido rumor de queja y lamentación se levanta como tolva en el desierto, como remolino de polvo y arena.

Y creo que es culpa mía, malhaya...

El caso es que tengo por sabido que hace ya tiempo que grupos entusiastas de conocidos/amigos se ocupan y se preocupan por la deficiente sociabilidad de su servidor, en todo ámbito: del asado y la guitarra plural al blog, del culto al scrum o al chewing gum colectivo hasta la morosa y benéfica conversación.

Y la razón que tienen: Felices de ellos que pueden gozar de las mieles de la sociabilidad y zambullirse en la multitud como fraternales cómites. Ya decía Aristóteles que el hombre sin comunidad se vuelve una bestia...

Me temo, sin embargo, que -poniéndose incluso en gastos y expensas- pudieron haber llegado a organizar innúmeros simposios (banquetes, quiero decir, en griego...) no con este excluyente propósito pero también para dirimir la cuestión, con deliberaciones sesudas acerca de la etiología, naturaleza y modalidad de los hábitos claustros y cerriles de -entre otros, quizá- su infrascripto.

Ay, de mí...

Ahora bien: Tate, tate, folloncicos...

Porque no quiero estar del todo ausente frente a los desvelos de tan buenas gentes. No debo. Que también yo -casas más, casas menos- soy al fin al cabo un zoón politikón...

Por ello mismo, me ocupé de una ricerca que ayudara en algo a orientar las angustiadas reflexiones, ya que no habrán de solverse así como así. Y creo que alguna punta, les conseguí.

Al final, parece que era lo ya sabido: lo más probable es que tenga un gen untamed, feroz y agresivo, refractario a la domesticación.

Ya sabía yo que la sola materia podía bastarse para explicar la cosa y que si no era cuestión de química (suponía ingenuo que nada más había alguna sociotonina en disfunción...), bien prodría tratarse de una cuestión de genes. Y tal vez cuestión de un solo gen (claro: otro insociable solitario, lógico...)
One possibility is that a handful of genes -perhaps even just one- underlie all the changes seen in domestication. A structure in the embryo of all vertebrates, known as the neural crest, is the source of cells that constitute much of the face, skull and pigment cells, and many parts of the peripheral nervous system and endocrine system. If the genes in the neural crest cells were delayed just a little in coming into action, a whole range of tissues could be affected, including the maturation of the adrenal glands that underlies the first fear response of young animals, Dr. Fitch has written.

Could a single gene that affects the timing of neural crest cell development underlie the whole phenomenon of animal and human domestication?

lunes, 24 de julio de 2006

Sou eiha aggiksei dila tin kardia

Ahí está el verbo entendre en francés, por ejemplo. No es poca cosa. En principio quiere decir percibir, oír. Pero no quiere decir entender, no en la primera, segunda ni tercera acepción. Acaso en la cuarta, cuando se usa como interpretar. Que tampoco es entender, en realidad.

Oír, entender. Cosas distintas. Como pasa tal vez con la canción africana de ayer.

O como en el caso de O aggelos mou de Alkistis Protopsalti, una veterana cancionista griega.

Veamos, brevemente.

Para empezar, hay dos gg porque en la pronunciación griega -dicho rápidamente- al juntarse estas dos guturales la primera se hace nasal ('n'). Entonces, lo que se escribe aggelos se lee anguelos. Se traduce 'ángel'.

Bien.

Sigamos.

Supongamos que se animaran a seguir la canción con la letra aquí transcripta de su original griego.
O Aggelos Mou

Opos tyligontan ta heria sto soma
Ki opos espage s'asteria I vradia
Sou eiha aggiksei dila tin kardia
S'agapao...

Ki opos epeftan t'asteria sto homa
Ki opos peftan sti gi ta kormia
Sou vrika mono mia leksi na po
S'agapao...

O aggelos mou, o anthropos mou, o thanatos mou,
Esy!
O aggelos mou, o anthropos mou, o thanatos mou,
Esy!

Esy pou estrefes arga to maheri,
Esy pou mou pernes glika ti zoi,
Esy!

Ki otan pou estrefes arga to maheri
Ki otan mou epernes glika ti zoi,
Pali mia leksi monaha sou ha pi
S'agapao...

Ki opos palevame etsi heri me heri
Ki opos den iha pia kardia na piasto
Vrika ke pali enan tropo na po
S'agapao...

Giro o kosmos perpata se zevgaria
Ki ego monahi s'ena spiti klisto
Na'ho ena psithiro sto stoma zesto
S'agapao!
Hecho lo cual, hemos oído. Pero, ¿hemos entendido?

Diré que s'agapao significa 'te amo'. Y no tengo que decir más.

Ahora bien.

¿Es una canción de amor decepcionado, de amor feliz? ¿Canta tristezas, melancolías, apasionamiento, nostalgia, fiesta?

¿Celebra? ¿Lamenta?

Repitan la operación: oigan, lean, canten con la letra.

Alguna imaginación nos hacemos, sin duda. Pero, ¿acertamos? ¿Cuánto acertamos? Al oír, sólo oír, ¿también algo podemos entender? ¿Todo el sentido está en la letra oída y correctamente traducida y entendida, y sólo en ella? ¿Interpretamos? ¿Intuimos? ¿Deducimos? ¿Sabemos algo sin saber que lo sabemos? ¿O elegimos el sentido que nos consuena?

Y esto cuando una canción tiene letra, porque si solamente oímos música...

Difícil.

Está claro que habrán de quedar más o menos afuera del pequeño experimento, aquellos a quienes por gusto, vocación, pedantería o necesidad, les hayan llovido los caracteres griegos hasta formarles en la cabeza nominativos o ablativos, espíritus ásperos, acentos circunflejos o aoristos segundos medios pasivos, y cosas así: helenoaficionados o helenohablantes, favor de abstenerse. Practiquen, en todo caso, con el swahili kenyata...

domingo, 23 de julio de 2006

Chacarera kenyata

Cuando 'busco' música, y cuando la encuentro, muchas veces pienso si a quien oye una melodía nuestra (argentina, digo) le pasará lo que a mí.

Encuentro música de cualquier parte (exactamente: de cualquier parte) y siempre encuentro algo que me guste, como un amor a primera vista y a veces como amores durables, amores amigos o apasionados. Y no importa de dónde venga: desde el Congo a Mikonos, de Corea a Irlanda.

Por ejemplo, pienso qué pensará un ranchero de Montana, un empleado nigeriano, un electricista noruego, una enfermera marroquí de una chacarera santiagueña.

¿Quién la oirá, quién la estará oyendo? ¿Dónde? ¿Entenderá lo que es? ¿Cómo sonará a los oídos de alguno que no sabe el sabor real de una melodía que no conoce? ¿Qué imaginación se hará, qué paisaje, qué caras imaginará? ¿Paladeará los matices?

Imagino a una estudiante de derecho en Rabat, por caso. Imagino a un granjero, a las afueras de Oslo. Final del día, cualquiera de ambos. Calor, brisa del mar de verano, para ella, aire que mece las cortinas de una ventana que da al patio interno de un edificio. Olores, sonidos. Para él, algo fresca la medianoche, día libre al día siguiente. Las hojas de las hayas tintinean, crocantes, en el camino que bordea una empalizada al barniz, para cuando el frío del invierno.

Mientras resuena la música por el eco del patio del edificio, ella oye. En el silencio rumoroso de su granja, con el arrullo de los sonidos animales en el fondo del aire, oye él. Mi chacarera santiagueña.

Si llegaran a traducir o a entender versos como
Del hueco de tus manos
blancas como el azúcar,
probé los desengaños,
bebí las amarguras.

La miel que vos me diste
no estaba hecha de flores,
de algún rencor hiciste
la miel de tus amores...
¿Qué oirán? ¿Qué entenderán? ¿Qué sentirán?

Como si dijéramos que un kenyata, de la tribu Luo, nacido en Mombasa, canta acompañado de su nyatiti, una especie de lira, su canción Salimie, y yo, mientras, una tarde de lluvia fría, a las afueras de Buenos Aires, mirando por el ventanal de mi escritorio perlado de gotas heladas, oigo África y pienso que me gustaría saber si Ayub Ogada, en Kenya, entiende mi chacarera...

sábado, 22 de julio de 2006

Cinema Paradiso

Si no se hubiera filmado otra película, creo que G. Tornatore igual habría filmado la mejor película que he visto.

Y si Ennio Morricone no hubiese compuesto nada más que una o
dos partituras, y fueran estas mismas, también habría compuesto lo mejor que pudo componer.

Verla completa, otra vez, ya sería buena cosa.

Pero si, además y de regalo, me encontrara con la portuguesa Dulce Pontes cantando una de esas músicas...

viernes, 21 de julio de 2006

Rules the waves























Esta es la noticia en la tapa de hoy del diario británico.

Aquí hay otra noticia británica.

Fròttola

Algún día hablaré de Italia. Y podría ser otro irónico epitafio, también.

Siempre es necesario hablar de Italia. No hay apuro, entonces.

Por ahora, apenas unos compases.

Una melodía 'vieja', del fin del XV, principios del XVI, de cuando las modas duraban unos 50 ó 70 años.

La Fròttola, per esempio.

Es lo que más tarde reemplazaría el madrigal. Muchas de estas composiciones cortesanas, versificaban en torno al Calendimaggio, una época del año, una prolongada fiesta de la primavera, tiempo de amores, de galanteos, por lo pronto.

La historia del autor, Bartolomeo Tromboncino, junto con Marchetto Cara los dos principales autores de este tipo de composiciones, es notable.

Y como el invierno parece disolverse en nada: calendimaggio entonces, qué remedio...

jueves, 20 de julio de 2006

El Cedro del Líbano

El amigo Francisco recuerda en un mensaje de correo la predilección del Líbano por la Virgen María y el emblema de esto mismo en su bandera.

Lo bien que hace en recordarlo.

En estos tiempos en los que cada quien parece saber cuáles son sus preferencias y sus bandos. Y cuando cada quien parece saber las razones de sus preferencias y las razones de sus bandos.

Para cuando todavía estén hablando de geopolítica, podremos recordar -si acaso- sobre "las ruinas" de qué podrían estar peleando. Y por qué.

Francisco hace referencia a una oración. Lo bien que hace, también.

¡Oh María, Reina de los montes y de los mares
de nuestro querido Líbano!
Tu pureza es semejante a la blancura de sus cumbres
y se expande como el perfume de las flores.

Tú, oh Madre,
tomaste los jazmines
de nuestros campos,
para que te sirvieran
de corona
en tu título de Inmaculada,

y las cumbres de las montañas,
como plantas de tus pies.
Te rogamos vuelvas las miradas
de tus maternales ojos
y extiendas
tus purísimas manos
para bendecir
a este pueblo,
que desde los primeros
siglos
se ha distinguido en darte
honor
y propagar tu devoción.

Podrá ser ignorado, pero no es nada nuevo o desconocido.

Hay más sobre esto aquí y también, más específicamente, aquí.

En la luna

No conozco a José María Cano.

Esto, que bien podría ser un epitafio, es nada más que una declaración de ignorancia. Lo descubrí al azar.

Buscaba una canción de Chavela Vargas, que no tiene nada que ver con lo que sigue y que no encontré. Pero encontré una que no buscaba y que siempre había oído cantada por El Cabrero, flamenco.

Con esa forma disparatada y dispersa con que nos ofrece sus cosas la red, salté atraído por la voz de Monserrat Caballé a una canción (El hijo de la luna), que en realidad resultó ser del tal José María Cano y que cantó el grupo Mecano, formado por él, su hermano el Nacho y Ana Torroja (y yo, repito, totalmente in albis..., lo que son las cosas...)

De salto en salto, me entero de que el señor Cano había compuesto un drama lírico que se llama Luna y que tiene el mismo tema que la canción El hijo de la luna.

Y eso lo supe, al fin, no porque sea muy perspicaz o culto en estas suertes, sino porque encontré azarosamente uno de los temas de la ópera cantado por la bonita voz de Ainoha Arteta, a la sazón la protagonista en el drama de Cano, esto es: la gitana Lola.

Resumen por allí el argumento de la obra de esta guisa:
Luna, es un "drama lírico" de profunda inspiración española que narra una dramática historia en la que se mezclan el amor, la muerte y el honor gitano. En su versión discográfica, dividida en tres actos, hay un total de nueve temas, entre canciones, romanzas y danzas, con la participación de figuras como Plácido Domingo, Teresa Berganza, Ainhoa Arteta ó Renée Fleming. El argumento de Luna, se desarrolla en Sevilla a primeros del siglo XIX, durante la ocupación francesa.

Lola, una mujer de raza gitana, suplica a la luna su vientre virgen para poder casarse con un gitano (Antonio). De este matrimonio nace un hijo albino, hijo de la luna. Antonio, creyéndose engañado, mata a su mujer para lavar su honor.
Cosa que no sé en absoluto si es como dicen, porque no oí la obra y no sé de qué va el asunto del todo, aunque alguna idea me hago.

Ahora bien, podría creerse que esto tiene algo que ver con el día del amigo, que diz que fue invento argentino (ay..., ay...) porque un odontólogo y la llegada a la luna y no sé qué cosas...

Pues no, hombre, qué pavadas son esas zarandajas..., cómo se le ocurre semejante cosa...

Repito: yo estaba buscando una canción de Chavela Vargas... y todo eso...

miércoles, 19 de julio de 2006

Els vells amants

Les prometo, como se dice en mi pueblo, que lo que yo quería era música sin más (hasta donde música sin más quiere decir música sin más...): mere music.

Imposible. No se puede. Miren, si no.

Encuentro esta canción de Serrat que no conocía y cantada en catalán, que es lengua que en poesía me gusta y cantada no menos. Me fui a ella como mosca a la miel, claro que sí.

Resulta que veo -y oigo- que es de las primeras épocas, y de las primeras en catalá, y la Nova Canço. La grabó en 1967 (y se le nota en la voz). Pero esas primeras épocas, como saben los que saben, son épocas que tienen sus cuestiones bizantinas.

Miren, si no (y van dos...)

Busco la letra y su traducción -para ser un niño aplicado y servicial y para que no se me quejen de que soy impaciente o lo que es peor, elitista- y además de la letra encuentro todo un nutrido asunto en la Wenciclopedia.

A ver: la batalla por el catalán. De esto mismo, atenuado o no, hay versiones en 'español' (je, je...) y en galego. Y todo el asunto alrededor..., que tiene su módico interés, si tienen ganas.

Pues, simplificando, qué diré: me gusta oír cantar y recitar en catalán, también a Serrat. Pero si tengo que envolverme en la bandera y hacer profesión de fe...: no, gracias, religión ya tengo.

Y, me habrán de perdonar los amigos de la Marca Hispanica, pero si de lenguas como bandera se trata -y aunque les pido que la conserven porque bien bonita me es y no debe perderse- para eso, para guerrear, me quedo con el gaélico de Irlanda, que a mi parecer es (fue, perdón, fue) la bandera contra una opresión comm'il faut.

Ahora bien. Igual, no se puede. No. No hay cómo hacer que la música sea solamente música. Porque la letra de la canción (oigan bien, por favor: estoy hablando de una canción en catalán cantada por Joan Manuel Serrat i Teresa, no del Estatut...), la letra, digo, tiene su cosa también (y van tres...)

Tal vez sea subjetivo, pero no le creo mucho a esa melancolía benévola para decir que el amor de esos dos vells amants ha vencido al tiempo. Tiene (veo) algún rastro de cierto desencanto, hasta cierto escepticismo, la visión de una utopía al revés, como una utopía que dice sin decir que no vale la pena, en realidad. No es cosa que se pueda desear, apenas es una peculiaridad que sirve para pintar en una canción, no necesariamente para vivir. O para verdaderamente desear que a uno le pase, que le pudiere pasar. Como si al decir
S'estimen com jo voldria ser estimat
(si els costums que segueixo ho permeten),
s'estimen com jo voldria ser estimat
quan la esperança comenci a estar seca.
estuviera diciendo que eso no es para él y no será. Y para nadie como él, que son casi todos, salvo para els vells amants, tan tiernos pero ingenuos ellos, tan fuera de moda. Y de este mundo.

Pues bien, si eso fuera, me parecería peor eso para este mundo que haber cantado una estrofa en castelán, en una nova canço cantada en catalá...


---------------------
Y así no va a poder ir siendo...

Creo que mi ingenioso plan de "mere music para descanso" ha devenido inconsistente.

martes, 18 de julio de 2006

Cuestiones bizantinas

El día, dicen, se presenta arduo.

Desde el 18 de julio uruguayo (del Uruguay de las papeleras) al 18 de julio español (tan por lo menos políticamente incorrecto...); desde el Líbano ahora de Hezbollah (aquel otrora enclave cristiano en medio oriente) hasta Israel (un mismo nombre para nombrar tantas cosas distintas, casi -aunque no tanto- a gusto del que lo nombre...)

Encima, me preguntan además por qué puse lo de San Martín y Bolívar. Pues, para empezar, porque eso dice el libro que estaba leyendo sobre San Martín. Y sobre Bolívar.

(Lo demás es cosa de Chávez y de Kirchner, qué tengo yo que ver, si acaso Chávez se pareciera a Bolívar y Kirchner no se pareciera a San Martín... No es culpa de San Martín, ni de Bolívar. Ni mía, claro...)

Y eso por nombrar cosas más bien sencillas de solventar.

Por eso.

Encontré este Aleluya de un tal Ensemble Sreteniye.

Recomiendo a los amantes de las sugestivas sonoridades del canto bizantino que se bajen algunos otros cantos de ese sitio, que algunas muestras tiene.

Por ejemplo, este Salmo 128 que lleva por título Felicidad del justo y dice:
Canción de las subidas.

Dichosos todos los que temen a Yahveh,
los que van por sus caminos.
Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien!
Tu esposa será como parra fecunda en el secreto de tu casa. Tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa.
Así será bendito el hombre que teme a Yahveh.
¡Bendígate Yahveh desde Sión, que veas en ventura a Jerusalén todos los días de tu vida.


Ya sé que esto no tiene nada que ver con los nombres de las cosas que salen en los diarios: ni con Uruguay, ni con España, ni con Chávez, ni con Kirchner, ni con el Líbano, ni con Israel.

Ya lo sé.

Bolivariano

El episodio de Guayaquil siempre está cubierto de niebla.

En un cuadernillo que la Comisión Nacional Ejecutiva de Homenaje al Bicentenario del nacimiento del General Don José de San Martín, juntamente con el Instituto Nacional Sanmartiniano, publicó en 1979, que estaba releyendo en estos días, el autor de un Breviario de la vida, ideales y muerte del General San Martín, cuenta algunos episodios de la tirantez entre Bolívar y San Martín, así como alguna causa refiere.

La por entonces provincia peruana de Guayaquil estaba en disputa, no solamente respecto de los españoles. Estaba en juego si se anexaría al Perú o a la Colombia bolivariana. Desde por lo menos 1820 están en litigio los partidarios de San Martín y de Bolívar por este motivo, que es la cifra de otros desacuerdos, además.

Se cuentan allí, por ejemplo, dos ocasiones en las que se trenzan los argentinos con Bolívar:
En sendas ocasiones se advierte la animadversión del jefe norteño hacia la revolución del Río de la Plata; en una de ellas al decir Bolívar que sus infantes colombianos pasearían sus pabellones sobre Buenos Aires, Lavalle le contesta en pleno festivo agasajo que "la Argentina era ya libre desde el 25 de Mayo de 1810" y en la segunda ocasión, sabiendo que el coronel Manuel Rojas era argentino, cuando Bolívar le pregunta el porqué de su aire altanero, aquel le contesta "que es propio de los hombres libres".
San Martín, vuelto de Guayaquil tras la mentada entrevista (que no fue una sola), decide retirarse del Perú, y pese a la insistencia de los peruanos para que reasuma el mando militar, se niega. Pasa a Chile por breve tiempo y de allí a Mendoza; de allí a Buenos Aires, desde donde, y tras la muerte de su esposa en agosto 1823, se va a Europa en febrero de 1824.

Cuando su colaborador Tomás Guido quiso saber el porqué de su partida del Perú, San Martín le resume la cuestión:
Y bien aprecio los sentimientos que acaloran a usted, pero en realidad existe una dificultad mayor que no podría yo vencer sino a expensas de la suerte de un país y de mi propio crédito y a tal cosa no me resuelvo. Le diré a usted sin doblez: Bolívar y yo no cabemos en el Perú; he penetrado en sus miras arrojadas, he comprendido su descubrimiento por la gloria que pudiera caberme en la prosecución de la campaña. Él no excusará medios por audaces que fueren para penetrar a esta república seguido de sus tropas; y fuerza entonces no me sería dado evitar un conflicto a que la fatalidad pudiera llevarnos, dando así al mundo un humillante escándalo.

lunes, 17 de julio de 2006

La subjetividad 'será' la verdad

Como el invierno en el sur no dura ni parece poder sostenerse en pie (el mundo se está volviendo poco serio, hasta las elípticas cósmicas empiezan a rebelarse...), no hay más remedio que distraerse con cuasitonteras y mirar el futuro.

En este fin de semana, varias conversaciones personales rondaron la cuestión de la naturaleza y alcances de la vida digital. Y esta mañana había alguien esperando para decir lo suyo. Tiene aspecto de libertad y democracia. Y creo que se trata de eso, sea eso lo que fuere que signifique, aunque no me guste cómo suena.

Pero más bien creo que se trata de lo contrario.

Claro que cuando se trata del futuro, y más de los futuros contingentes, casi todos estamos más o menos equivocados, hasta que llega.

domingo, 16 de julio de 2006

Sacra materia, ora pro nobis

1) Para algunos habrá sido necesario. Pero no parece necesario.

Creo que la ventaja será para los hispanohablantes, en este caso, el que se haya dicho en español de España: no se puede ser de izquierda y homofóbico, que quiere decir varias cosas pero que básicamente quiere decir que no debe decirse ni pío respecto de la homosexualidad, salvo cosas lindas y elogiosas. En fin, un poco de terrorismo lingüístico.

Creo, además, que es un corolario de aquello de que, secundum quid, la ciencia es de izquierda. Por aquello de la penosa noción de límite.

2) Otra más de estas cosas y ya van... Debo tenerlos hartos...

Pero no soy yo. Es la ciencia que se empecina, señores, con las fuentes del amor y las derivaciones maternales. Todo muy químico y eléctrico, todo muy lobular y cerebelar. Sí. Otra vez: si al entristecerse uno llora, pues hay que ver qué reacción química, qué tristotonina se libera y llega al lacrimal. A esa reacción llamaremos tristeza. Nombre lírico, ya sé, pero es que a los humanos nos encanta volver místico lo que nada más es sólido, líquido o gaseoso. Parece que ese rulo poético nos hace felices...

3) Ah, cierto... No se vayan todavía que hablamos un poquitín de la felicidad mundial. ¿Quieren saber cuáles son los países verdaderamente más felices? ¿Quieren saber de qué va la felicidad nacional? ¿Quieren verlo en una tabla y ver en qué lugar están? Ya me enteré de que la tristona Argentina del tango está 47/178 y que su índice es 52,2... Nada mal, nada mal..., qué suerte...

Esta gente se ha tomado el trabajo de inventar un nuevo índice para contrarrestar el plutocrático, materialista y brutal índice basado en el Producto Bruto Interno. Basta de materialismo: ahora 'save the planet'..., 'the material planet, of course...'
The Happy Planet Index (HPI) is an innovative new measure that shows the ecological efficiency with which human well-being is delivered.
¡Qué dulzura! ¡Y la de resultados 'felices' que obtienen con ese simple trámite! Claro que han notado una cosa sorprendente:
Island nations score well above average in the Index: They have higher life satisfaction, higher life expectancy and marginally lower Footprints than other states. Yet incomes (by GDP per capita) are roughly equal to the world average. Even within regions, islands do well. Malta tops the Western world with Cyprus in seventh place (out of 24); the top five HPI nations in Africa are all islands; as well as two of the top four in Asia. Perhaps a more acute awareness of environmental limits has sometimes helped their societies to bond better and to adapt to get more from less. Combined with the enhanced well-being that stems from close contact with nature, the world as a whole stands to learn much from the experience of islands.

It is possible to live long, happy lives with a much smaller environmental impact: For example, in the United States and Germany people's sense of life satisfaction is almost identical and life expectancy is broadly similar. Yet Germany's Ecological Ecological footprint is only about half that of the USA. This means that Germany is around twice as efficient as the USA at generating happy long lives based on the resources that they consume.
¡Je, je! "Islas", sí, como la de Utopía, ¿no?

Buen intento: Una mezcla de 'buen salvaje' con 'the small is beautiful' y 'liberen a Willy'...

sábado, 15 de julio de 2006

Astrómetro casero

Instrucciones para gallinas.

1. Ustedes van y con mucho cuidado ponen 'Riquelme' en Google, luego Imágenes.
2. En la primera página que aparece, segunda fila, séptima foto, encontrarán referida una entrada de la bitácora de su servidor.
3. Así podrán apreciar el icono del astro del balompié, signado entre nos en octubre de 2005.

Conclusiones (para gallinas, anche...)

Por esta vía indirecta no deben colegir la difusión global de esta bitácora, pese a que apuntan a ella -accidentalmente- gentes colombianas, irlandesas, turcas, iraníes, mexicanas, alemanas, italianas, británicas, iraquíes, taiwanesas, israelíes, japonesas... Sí, gentes, así en plural: no uno de cada país o región del planeta.

Repito: el mundo no amanece inquieto por las tonteras que su servidor haya maquinado cada día respecto de tantos y variados asuntos que, con pluma vacilante, trata de solventar y no consigue.

No es verdad que, con ustedes, gentes de todo el mundo leen éstas mismas líneas.

No, señor. No y no. Definitivamente. No se hagan ilusión ninguna.

Lo que sí deben digerir es, en realidad, la consideración en que se tiene al humilde jugador provinciano en el ancho mundo. Y el modo en que crece su figura -y la búsqueda de su 'figura'- tras la extinción del Mundial, con aquella partita que encabezaron Zidane o Materazzi.

Así, ingenuamente, el infrascripto llegó a la estadística mistonga de la avidez de fútbol que hay en el orbe. Así, a percibir la nostalgia de elegancia que algunos -pocos, por suerte- apenas son capaces de ver, no ya de apreciar.

Y que multitudes copiosas, recuas, piaras y cardúmenes, bandadas y tropas anhelantes, ejércitos diversos, vengan a la casa de su servidor a por siquiera la imagen del muchacho, no deja de llenar de una sana satisfacción. De la sensación restaurante del deber cumplido.

Y más: es la misma justicia. Poética, inmanente.

De lo diario permanente

Tiene su gracia. Porque si no fuera ingenua la proposición, tendría que tomarla como una provocación. Una de las provocaciones intelectuales -o espirituales- tan típicas de una forma de pensar y de concebir la existencia misma. Ahora bien, si no se puede discutir acerca de la forma de concebir la existencia misma, como fundamento de los que después diremos de las cosas, entonces no se puede discutir de nada que no sea sino apenas más durable que la noticia de los diarios.

Unos fragmentos del comienzo del artículo, tal vez marquen el territorio:
Los límites tienen una cuota de monstruosidad. Fronteras, muros (y murallas), medianeras, alambrados, sucesión de puntos, trazos marcados con el dedo índice en la arena dividen y separan mundos, gustos, culturas, esto de aquello. Y también despiertan vértigo; no aquel que brota cuando uno se enfrenta al precipicio o al desafío geográfico de la altura, sino el que asalta al advertir la prohibición, la transgresión de la norma. Por algo el límite es inconcebible sin el azote virtual de la amenaza: el "no pasar" (o en su versión bíblica, "no pasarás"), aquel reto a priori que además de prenunciar una sanción, separa de antemano a aquellos que pertenecen ("los nuestros") de aquellos que no (el extranjero, "los otros", "ellos").
Finalmente, una parte de la idea de fondo:
Fácil sería la vida si los límites fueran solamente de piedra, plausibles de ser tumbados con la misma velocidad de hormiga con la que se levantaron. Hay límites más persistentes que no sólo detienen y constriñen; también hacen de faro indicando un punto a temer pero también a superar: son las fronteras biológicas, físicas, químicas, astronómicas, éticas cuya perenne persistencia las confunde una y otra vez con constantes inmodificables y eternas, que anteceden y sobrevivirán a la especie humana como las columnas atómicas que sostienen al universo.
El artículo parece hablar del futuro y más específicamente de esa cosa que se llama el avance de la ciencia y allí está la correspondiente pregunta programática acerca de la noción de límite.

No es verdad, creo.

Creo que el autor está amañando la conclusión -y la conclusión está al principio, como corresponde a una hipótesis-, y amañando la argumentación, con el simple expediente de confundir lo que sabemos de algo, lo que podríamos saber de algo, con lo que algo es.

Que el artículo aparezca en Página 12 puede decirse que es consistente, si acaso Página 12 representa algo de izquierda. Y si es que izquierda significa algo, además.

Pero no alcanza. Hay un asunto allí que trasciende la pequeñez de zurdos o fachos, de bolches o derechosos.

La ciencia, entendida tal y como la postula el autor, resulta de izquierda. Y no sé si no tiene toda la razón.

Pero el asunto en esa afirmación no es tanto qué es -o que se entiende por- ciencia -y en parte lo es-, sino que el asunto es qué es -o que se entiende por- izquierda.

Y me acordé al leer la nota de un bastante criticado desarrollo acerca de la naturaleza de la izquierda que apareció por aquí en el paleolítico de esta bitácora. Y esto que leo ahora me pareció -a mi modo de verlo- un ejemplo de aquello que había dicho, en más de un aspecto.

Lamento citar lo propio, pero me refiero a esto y a esto.

jueves, 13 de julio de 2006

Bon apetit!

En los días que vienen habrá un poco de música por aquí. Y más que un poco, creo. En parte porque vienen estas vacaciones y el trabajo, entonces, aumenta. Claro. Y uno está cansado...

Pero también porque estuve viendo si encontraba algunas músicas y al final me quedé viendo las que encontré. Que no es lo mismo.

No es que quiera ponerme agustiniano, pero no solamente de tanto en tanto encontré lo que me gustaba. Me pasó más que me gustara lo que iba encontrando. Gran suerte es.

Como esta canción portuguesa Verdes são os campos de Zeca Afonso, con música suya a unos versos de nada menos que Luís de Camões.
Verdes são os campos,
De cor de limão:
Assim são os olhos
Do meu coração.

Campo, que te estendes
Com verdura bela;
Ovelhas, que nela
Vosso pasto tendes,
De ervas vos mantendes
Que traz o Verão,
E eu das lembranças
Do meu coração.

Gados que pasceis
Com contentamento,
Vosso mantimento
Não no entendereis;
Isso que comeis
Não são ervas, não:
São graças dos olhos
Do meu coração.

Por esta vez va la letra. No sé si en todos los casos podré.

Pero, más allá de todo, tengo que advertirlo: cuidado, porque viene 'toda' clase de música.

Yo avisé.

Bon apetit!, como dice un amigo.

La cólera del Pelida

Tienen bastante razón en casa cuando dicen que no debo manejar -menos si voy solo-, porque me distraigo.

Los miércoles a la nochecita me las amaño para ir a dar clases suburbanas en auto, con todo y eso. Pongo la radio, cargo gas, compro cigarrillos (más o menos en ese orden) y me lanzo a la ruta, cruzo bosques y soledades, nieblas y rancherías y llego al poblete. Solo, claro. ¡Ja!

En el medio del viaje cavernoso, me hundo en el asiento del conductor (habitualmente somos la misma persona) y me dejo llevar y que el auto me lleve, como caballo a la querencia. De ida y vuelta. A veces compongo versos. Otras veces repaso clases. Otras canto, como si en la ducha, acompañando a James Blunt, a Roberto Goyeneche o a María Callas, tanto da.

Hoy, para el caso, se me agolpaban dos o tres tópicos, impacientes y saltarines.

Por ejemplo, cruzando los arcos del Campo de Marte, iba coligiendo que si el Círculo de Viena pusiera el pan y la Escuela de Frankfurt donara las salchichas, los neopositivistas lógicos y los neomarxistas podrían -en vez de estar de 'Adorno'- darle de comer a algunos, algo más 'práctico' y 'solidario', digo. Siquiera unos 'Carnapés' o, mejor todavía, unos hotdogs...

La broma me pareció demasiado alambicada y no llegó a hacerme reír del todo. Lo que es más: no me distrajo lo bastante. De hecho, se disolvió sola y sin ruido, entre la niebla del campo bajo cerca del río.

Y apareció allí mismo sobre el puente la figura de Platón junto a la de Cervantes. Pensaba entonces que desde que uno había escrito la Carta VII para quejarse de la escritura y el otro había compuesto su Prólogo para exponer sus quejas contra los prólogos, casi todo estaba permitido en esa materia. Repasé moroso, en la recta de pinos oscuros con una sola curva, cantidad de lugares a este propósito:

Hablar horas de las ventajas del silencio;
Denuncias contra los denunciantes;
Opinar que no hay que opinar;
Pontificar contra los que pontifican;
Bromas sobre la falta de seriedad;
Discursos contra los que discursean;
Advertencias apocalíticas contra los que advierten el 'apocalipsis';
Argumentaciones minuciosas e inflamadas contra los que prefieren la argumentación minuciosa antes que el amor al prójimo;
Debates infinitos y ahitos de verba acerca de los que debaten miríadas de quisicosas sobre el sexo angélico, en vez de ir a por las cosas;

et ainsi de suite...

Traqueteaba ya la catramina entrando en zonas ásperas, y esquivaba yo con más fortuna que pericia -y por default- números innúmeros de omnibuses, mientras se me cruzaban una y otra vez 'las cóncavas naves', que no son los extrañísimos vehículos que reptan por el suburbano, sino las veras-veras cóncavas naves, las homéricas cóncavas naves.

Porque vi de pronto las escenas de la Ilíada, que no resumiré aquí, acoquinado ante el cultísimo lector.

Se recordará que hay allí algo que llama la atención a nuestros ojos enfermos de cinematografía: los aqueos y los troyanos guerrean tanto como discursean.

¡Y hasta discursean 'mientras' guerrean! ¡Y no sólo entre ellos, sino entre hombres y divinidades parleras!

¡Por Tutatis!: qué laringes...
Y cielos santos: qué manera de darse crueles mamporros que parten a un gigantón al medio, de lado a lado o de arriba hasta abajo, con armadura y todo...

Qué arteras artes para buscar a los capitanes entre las filas enemigas para mandarlos a la morada de Mandos con saña y furia incontenibles...

Si hasta tiempo se hacen para retarse a combates singulares, cuando terminan de pelear o mientras pelean. ¡Encima!

Discursos mediante, claro que sí, porque eso no debe faltar. Pero cuando matan, matan y cuando hablan, hablan.

Y me puse inmediatamente de parte de Homero.

Discursos y trompadas. Eso es. Así se hace, pensé. Es el modo más leal que imaginarse uno pueda.

Al final: 'te espero en la esquina' (dicho en dórico, jonio o eólico, tanto me da...) saludable, rotundo. A trompada limpia, qué tanta vuelta...

Memorables discursos. Memorables trancazos.

Nada de esa 'caritativa' y melíflua y falluta exposición 'civilizada' de motivos y principios, con palabras que salen como flechas envenenadas y que llevan rumbo de trucidar al enemigo (llamado púdicamente contertulio dialogante, eso sí...), y que terminan a las puteadas civilizadas o no...

Nada de eso.

No, señor: "...Ahora te espero cabe las cóncavas naves y ahí vamos a ver cuántos rosados dedos tiene la aurora..., grieguito de morondanga..., troyanito de porquería..."

Más leal, cómo no. Más verdad. Más sano.

Y redondeando la cuestión de las frontalidades y las deslealtades, de allí salté -digamos que mi cabeza se fue...- al 'affaire Zidane'.

Pero, no: ya me voy yendo largo, creo... Otra vez, será. No hay apuro, se me hace que tenemos Zidane para unos días todavía...

En la facultad, un entusiasta ex alumno y generoso me esperaba con un curioso regalo: "Cantigas de Castilla y León", grabadas por el Grupo de Música Antigua con el patrocinio de la Junta de Castilla y León. Porque sí, nomás. ¡Mira tú!

¿Si llegué finalmente a puerto? Claro, ¡cómo que no...! ¡Si hasta volví, sano y salvo, y con la mente en blanco...! Las Penélopes y los Telémacos de casa, todos en su sitio...

¿Tema de la clase?: Las partes del discurso. Pero derivó -porque a esta altura, aprendí: me distraigo solamente cuando manejo...- en el discurso de Príamo y el Canto XXIV de la Ilíada.

Por supuesto.

miércoles, 12 de julio de 2006

Fontoba me joroba

Si estos sujetos que sostienen estas páginas cuentan bien, el anterior parece haber sido el artículo 700 de esta bitácora. Digo nomás, ¿importa realmente?

¿Alguno se había dado cuenta? ¿Verdad que no? Yo tampoco.

Esa pasión por los números redondos, ay...

Y hablando de pasiones tontas y de las pérfidas también.

Cito de memoria:
Igualdad oigo gritar
al jorobado Fontoba:
¿querrá pasar la joroba
o nos querrá jorobar?
Quiero decir en este caso que nos es casi imposible querer algo que no hayamos dado por bueno antes.

En razón de bien, se dice.

Y es por eso que ocurre frecuentemente que reputamos bueno lo que no lo es: lo justificamos, lo blindamos, lo defendemos, para que no vaya a ser cosa que a la luz pública aparezcamos deseando lo indeseable, defendiendo lo indefendible. Aparezcamos jorobados.

Y no es que nada más no podríamos quererlo sin darlo por bueno y querible. Es que sabemos que estamos defendiendo lo que no es defendible. Que estamos jorobados.

Descuento la mala -¿y la buena?, mmm...- fe de quien va saltando al rango las objeciones e impugnaciones, incluso poniéndole el pie a los que vienen detrás, sabedor de que en una carrera leal lleva las de perder.

Pasa incluso a veces que, flacos de mejores artilugios, nos basta con decir que quien sostiene lo contrario no es mejor que yo. Con lo cual mi pobre y maltrecho objeto indeseable nos parece -y queremos que parezca- que se reviste de una blanca luz que bendice y hasta canoniza.

Fea y triste cosa, sí. Pero posible. Y frecuente, vea...

Muy.

Dirán ustedes: ¡Oye, chico, con qué gentuzas te andas mezclando...! ¡Por nuestros barrios no hay animales de esa laya...!

Sí. Claro. No.

Breve entremés

Para festejar su cumpleaños 32, en 386, el 13 de noviembre, San Agustín escribió un breve diálogo De Beata Vita, preguntándose acerca de la vida feliz. Entre los dialogantes estaba su madre. Era el año de su conversión. El diálogo transcribe una conversación entre varios amigos y parientes, en la casa de campo donde Agustín estaba por entonces.

Volví a leer el diálogo por la razón más trivial: me habían pedido un escrito de filosofía medieval -¡breve, por favor!- para un examen.

(¡Pobre! Si supiera lo mal que le va a ir con esta brevísima obreja. Los años que va a tardar en sacársela de encima.)


En el capítulo dos, y a propósito de una feliz intervención de su madre, su hijo cita el diálogo Hortensius, obra perdida de Cicerón que dedica a la defensa y alabanza de la filosofía, y que devino famosísimo por haber sido el que movió a San Agustín a dar la vuelta.
He aquí que, no los auténticos filósofos, sino los siempre propicios a la discusión, afirman que son felices todos aquellos que viven como les place. ¡Falso, en verdad! Desear lo que no conviene es la suma desdicha. No lograr lo que se apetece, menor desgracia es que conseguir lo que no conviene. La voluntad depravada acarrea más males, que bienes la fortuna.
Asunto éste, entiendo, complementario de aquel capítulo de la Regla de Monjes, que anoté ayer.

martes, 11 de julio de 2006

Algo propio

A mediados del siglo VI, San Benito escribió su Regla de Monjes, la madre de la vida monástica en occidente.

Tengo una edición de la editorial benedictina del monasterio de San Benito que está en Palermo. Es de 1947. Tiene unos comentarios del P. Bruno Ávila, OSB. Además, cada párrafo del Prólogo y cada uno de los 73 capítulos tienen asignados tres días del año cada uno, para ser leídos en esos días como lectura espiritual.

El capítulo que corresponde a hoy, día de la fiesta de San Benito, abad (y también al 11 de marzo y al 10 de noviembre), es el siguiente:
Capítulo XXXIII

Si los monjes deben tener algo propio

1 En el monasterio se ha de cortar radicalmente este vicio. 2 Que nadie se permita dar o recibir cosa alguna sin mandato del abad, 3 ni tener en propiedad nada absolutamente, ni libro, ni tablillas, ni pluma, nada en absoluto, 4 como a quienes no les es lícito disponer de su cuerpo ni seguir sus propios deseos. 5 Todo lo necesario deben esperarlo del padre del monasterio, y no les está permitido tener nada que el abad no les haya dado o concedido. 6 Y que "todas las cosas sean comunes a todos" (Hch. 4,32), como está escrito, de modo que nadie piense o diga que algo es suyo.

7 Si se sorprende a alguno que se complace en este pésimo vicio, amonésteselo una y otra vez, 8 y si no se enmienda, sométaselo a la corrección. (*)

En latín, lengua original de la Regla, dice:
Caput XXXIII

Si quid debeant Monachi proprium habere

[1] Praecipue hoc vitium radicitus amputandum est de monasterio, [2] ne quis praesumat aliquid dare aut accipere sine iussione abbatis, [3] neque aliquid habere proprium, nullam omnino rem, neque codicem, neque tabulas, neque graphium, sed nihil omnino, [4] quippe quibus nec corpora sua nec voluntates licet habere in propria voluntate; [5] omnia vero necessaria a patre sperare monasterii, nec quicquam liceat habere quod abbas non dederit aut permiserit.

[6] Omniaque omnium sint communia, ut scriptum est, ne quisquam suum aliquid dicat vel praesumat.

[7] Quod si quisquam huic nequissimo vitio deprehensus fuerit delectari, admoneatur semel et iterum; [8] si non emendaverit, correptioni subiaceat. (**)

Se podrá decir, con razón, que semejante precepto rige para un monje y su voto solemne de pobreza, y en parte aun para el simple.

Sin embargo.

El P. Ávila trae estas líneas finales en su breve comentario:
La pobreza debe llevar al religioso al total desasimiento interior de las cosas de la tierra, para ello se requiere: 1º no buscar los bienes que no posee; 2º no apegarse a los que se le dan para su uso y estar dispuesto a dejarlos con alegría cuando se lo pide el servicio de Dios y la obediencia; 3º no lamentar las cosas que no tiene; y 4º no desear cosas superfluas.
Pues bien.

No encuentro en ese comentario nada que no valga también para cualquiera. Monje o no. Incluso -y sobre todo- extendiendo el sentido del comentario a toda especie de bienes.

Veo, además, que si cambiáramos abad por Dios, el sentido sería igualmente el mismo.

Tengo un hijo que lleva el nombre del autor de la Regla, y lo lleva en su homenaje.

Hoy es su fiesta también.

Sé, finalmente, que él está sabiendo si esto que digo está bien o no. Lo está viendo.

Premio que él tiene.


------------------
(*) Esta traducción que copio no es la del P. Ávila, que tiene sólo variantes literarias.
(**) El texto original.

Remendón (I)

El viernes pasado hice un comentario 'coyuntural' acerca de la impresión que me había causado una recorrida azarosa y desordenada por bitácoras de todas partes y dedicadas a variada suerte de asuntos. Calculo que habré 'fatigado' unas cien.

Bien.

Voy a hacerle algunos remiendos al comentario. No a la substancia del comentario, sino a la impaciencia por escribir rápidamente, a vuela pluma (ojalá fuera pluma...)

A saber.

1. Dije que había notado protagoRismo y narcisismo en muchos de los lugares que visité. Ambas cosas en sordina o a los gritos. Alguno entendió protagoNismo. No es lo mismo. O por mejor decir, sólo en parte es lo mismo.
2. Dije que podía tratarse de algo relacionado con la 'mecánica' misma de llevar una bitácora.
3. Dije que podía tratarse de demasiado yo ante yo mismo; del autor ante si mismo, antes y sobre todo. Como quien se mira ante un espejo. O, lo que podría ser peor tal vez, como quien habla para hablarse a si mismo, primero. Y hasta para complacerse a si mismo más que nada y a la idea que uno mismo tiene de uno mismo. No tendría nada de objetable tal vez, salvo por algunos detalles que habría que precisar.
4. Digo ahora además, pero en la misma línea, que una bitácora parece territorio casi excluyente de la subjetividad. Que son pocos los casos en que no es así. Y que, en cualquier caso, la cuestión es que hay variadas formas de subjetividad.
5. Recuerdo que hace tiempo hice alguna referencia a este asunto. Dos años atrás, más precisamente. Insisto con lo que dije entonces: el asunto aquí es qué cosa es la subjetividad.
6. Es evidente que la tarea de un escritor corre peligros parecidos a los de un escritor de blog. Y a la inversa. El asunto es que un escritor de blog no es un escritor sin más. Un blog no es un diario íntimo (parece innecesario decirlo), tampoco es un diario en el sentido periodístico, aunque pueda haber algunos que lo usen para suplantar-complementarlo. Un blog no es un libro en sentido corriente, ni -hasta donde sé- se escribe como tal. La mayoría de los que conozco requieren, proponen, exigen (a veces en el doble sentido del verbo, por las buenas y por las malas) una comunicación con los lectores-interlocutores.
7. Una bitácora llega a convertirse así en un peculiar substituto de la conversación. Y peculiar no quiere decir un substituto neutro, inocente o impune. Ni siquiera bueno en cuanto tal. Peculiar quiere decir que tiene sus características y sus consecuencias. Como tiene sus causas.
8. Me interesa el aspecto tecnológico, pero no tengo mayor solvencia en ese asunto, más que mi curiosidad. Pero más me interesa la influencia o la interacción (uy, qué palabreja...) entre los usos de la tecnología y en cuánto inciden. Qué tipo de persona, con cuáles hábitos resulta por el uso de las tecnologías, qué imagen del mundo, de lo que se sabe y de lo que no se sabe, de lo que es y de lo que no es; y qué imagen de si mismo resulta de todo eso. Es difícil de saber.
9. Creo que todas estas cosas las usamos con cierta irresponsabilidad. No estamos mayormente seguros de cuál es el resultado. Las usamos 'mientras tanto', 'y después vemos, en todo caso...'
10. Todo va más rápido que lo que tardamos en pensarlo o en conocerlo o en tasarlo. Creo que eso va a traer consecuencias. Creo que no van a ser muy buenas. Estoy viendo que no lo son y no me imagino ahora cómo se va a resolver. Y si se va a resolver.


Son algunas -y no todas- de las cuestiones que me planteo. Tal vez aparecen anotadas aquí para no olvidarlas, más que nada.

Otrosí.

1. Dije que hay -parece haber- un protocolo bitacorero. Establecido de hecho o de derecho. Y más bien de hecho.
2. Pero dije también que me parece ser el de las bitácoras el territorio de la subjetividad.
3. De modo que no sé si hay que explicar demasiado si uno elige una modalidad u otra. Y lo digo concretamente respecto del modo como cada quien elige presentar lo que dice o presentarse, salvando lo que debe ser salvado. Esto es: creo que está fuera de discusión si se habilitan comentarios o no, si habilitados son públicos o no, si enlaza o no a otros, si se participa o no en foros, discusiones, irónicos randevus, toletoles mordientes y otras variadas modalidades al uso en materia de sociabilidad, interacción o relación bitacorera. En lo necesario, obligación; en lo optativo, libertad. Y en todo caridad. Supongo que no hay otra 'ley' que esa ley.

Y una cosa más.

1. La calificación de blog católico no me gusta, para nada. Si no fuera demasiado conocido, parafrasearía al escritor aquel al que alguien llamó 'escritor católico': en todo caso, soy católico y cuando escribo tal vez se nota. O debería notarse, claro. El católico soy yo (y qué católico es cada quien -si es católico- no sólo se verá, sino que hasta cierto punto podría ser asunto de consideración...), en cualquier caso. No mi bitácora per se. Y la diferencia me parece que cuenta. Entiendo que se trata de una orientación general, tal vez. O de una simplificación benéfica que podría servir para anunciarle desde afuera a alguien: ¡Guarda, católico bitacoreando...!
2. Aunque me parece que entiendo lo que se quiere decir, creo verdaderamente que la bitácora que llevo no es más católica que el mate que me he preparado hace quince minutos, y que el modo de prepararlo, o el modo de ver una película o que las razones para elegir música, o el modo de manejar el auto, o que la forma de vestir, todo dicho seriamente y secundum quid, a la vez.


Y por ahora, tengo bastante.