jueves, 30 de abril de 2020

María Magdalena, conjetural: edición



https://www.mediafire.com/file/o9hriij4se1f5mp/mar%EDa_magdalena%2C_conjetural.pdf/file



La razón para editar en este formato las tres entradas que había publicado días pasados, es el aprecio que le tengo a María Magdalena. Y por lo mismo, me pareció que lo que había dicho sobre ella, en conjetura (aunque creo que lo dicho es verdadero), merecía ser presentado de modo que en nada desmereciera a la santa discípula de Jesús.

Y eso hice. O al menos, eso creo.

Ya me lo dirá ella.






miércoles, 29 de abril de 2020

Soneto XV


Quería ser pastor, no caballero,
como aquel de La Mancha que quería
correr el mundo en su caballería,
y morir por amor, ya prisionero.
Y quería servir a Dulcinea
y en su nombre batir a nigromantes
y ser espejo para los amantes
y el más amante que este mundo vea.
Y ser pastor, al fin, cuando la muerte
busque la sombra libre de mi huella
para que, ya pastor, me duerma en ella.
Y habrá otra dama cuando me despierte,
pastora como yo, pero ella bella,
suave señora del amor más fuerte.




martes, 28 de abril de 2020

Soneto XIV


E de l’arso mio cor, l’occulto foco...,
canta Simone las notas de Tarquinio,
y Enrico y su laúd apenas suenan
en la noche de abril, húmeda y tibia.
Veo en el cielo las estrellas pálidas:
un vaho que la lluvia levantó,
mientras el humo del tabaco negro
tiñe este tiempo con su aroma áspero.
Vibra Simone, y todo se detiene;
es la hora y el día en cualquier parte,
bajo mi cielo u otro cielo extraño.
Suspendida en el aire, en su silencio,   
y soñando otros cantos junto a un río,
duerme una voz que el tiempo ya madura.



lunes, 27 de abril de 2020

Soneto XIII


La plaza en un rincón tenía un almendro
de flores blancas que, de tanto en tanto,
dejaba en el umbral junto a tu puerta,
cuando la primavera se acercaba.
Eran frescas las tardes de septiembre,
silenciosa tu calle florecida,
tibia la piedra de tu casa, un árbol
escondía la luz en tu ventana.
Un cerco de jazmines, la magnolia,
el banco de madera del jardín,
la mano suave, la mirada quieta.
Había una paloma en el ramaje
que yo esperaba verla libre, en vuelo,
mientras te oía pronunciar mi nombre.



domingo, 26 de abril de 2020

María Magdalena, conjetural (final)




La conjetura, finalmente, supone algo antes.

Tengo cierto respeto por la crítica textual, por las precisiones lingüísticas y filológicas, por las investigaciones arqueológicas y demás disciplinas que en ocasiones desbrozan un texto y allanan terrones, que podrían ser una dificultad raramente salvable de otro modo. Y digo cierto y no completo, porque no pocas veces la elefantiasis y cierta prepotencia de esas materias aplasta el sentido, que al final -y al principio- es lo que cuenta.

No digo que sea un ejemplo real, pero... Si me doy de buenas a primeras con un trabajo que lleve por título "Valores difusos del alfa privativa en II Reyes, versión Septuaginta", inmediatamente si tengo algún apetito por la exégesis, allí mismo tiende a cero. Será útil, pero lo es en algún sentido que me es completamente ajeno.

Las palabras, su historia, su vida diacrónica, son apasionantes. Como hecho, como simple factum, simple caso ocurrido. Pero mucho más por lo que conlleva ese diacronismo, y por el lugar adonde ese diacronismo nos conduce, hacia el origen y hacia la consumación en lo nombrado. Sólo es el sentido el alma de una palabra. Una disección o vivisección exhaustiva del cuerpo de una palabra, del sonido de una voz, es un rodeo furioso de las murallas de Jericó, pero sin la intención de demolerlas  para ingresar a la ciudad. Sólo para probar cuántas veces hay que rodearlas para verlas caer. La demolición de las murallas, mientras tanto, ocurre igual, claro que ahora sin sentido, es decir, sin la finalidad de pasar a través de ellas para ingresar al corazón vital que esas murallas protegen: el significado.

Pero hay algo más y que sí importa de veras. Mi poco valiosa experiencia en estos terrenos, me alcanza para decir (no sin temor y temblor) que siempre que se ha encontrado una dificultad importante en los relatos de las Sagradas Escrituras, algo difíl de explicar fácilmente, alguna aparente inconsistencia, hay detrás un llamado de atención que pide detenerse y mirar dos veces, antes de concluir con solemnidad erudita un dictamen de interpolación, contaminación del texto, re-redacción, manuscritos perdidos, manuscritos intercalados. Y eso en el mejor de los casos. Cuando no se lo trata como datos de rondón de apócrifos de la gnosis o de alguna secta paleocristiana o cosas por el estilo.

En fin. Sabios tienen estas materias. No me meto con ellos.

Pero un servidor se atiene a lo suyo. Y a eso voy.


Tenemos ante nosotros al menos cinco apariciones de mujeres.

En varias de esas apariciones se repite un patrón, al menos uno y más bien dos, diría.

Abrazar los pies, besarlos, lavar y enjugar las lágrimas con sus cabellos. Los pies, en suma.

Ungir. Ungir la cabeza, perfumar los pies. Y también el cuerpo de Jesús muerto. Perfumes, ungüentos preciosos, en suma.

A mi entender, acierta Castellani cuando, por sobre las idas y vueltas del texto, destaca los gestos de estas mujeres, como señal definitoria de identidad.

Por otra parte, la iconografía de María Magdalena de habitual la representa a los pies del Maestro, en distintas circunstancias. Principalmente a los pies del Resucitado. Y también con un icónico recipiente con ünguentos o perfume.

Pero si ella tuvo el gesto, no fue sólo ella. La mujer adúltera, la pecadora pública de la casa de Simón el fariseo, la de la casa de Simón el leproso, María de Betania misma.

En ocasión de la Resurrección, está también el difícil μὴ μoυ ἅπτoυ (con María Magdalena echada a los pies del Señor), No me toques, que traducen habitualmente, y que entiendo que es otro punto en el que otra vez Castellani acierta a corregir, cuando explica el significado de ese ἅπτoυ, una acción continuada que debe cesar ahora, pues habrá tiempo "después".

Como fuere, aquí lo que importa en primer lugar son los dos patrones de identidad: los pies y los perfumes.

Las interpretaciones posteriores de estos episodios, en particular las de algunos denominados gnósticos, les asignan casi invariablemente un significado a veces conspirativo, a veces carnal, incluyendo en esto último la interpretación sexual de algunos de estos gestos, bien que mayormente lo hacen en el marco de un supuesto matrimonio entre Jesús y la mujer, particularmente María Magdalena, a la que a su vez asocian con María de Betania. Y conspirativo porque fabulan rencillas políticas entre los discípulos, envidias y celos que movieron a pujas de poder y conflictos de prevalencias, y que habrían "ganado" los varones, postergando hasta la mención misma de las mujeres significativas en episodios importantes, postergando en esa influencia especialmente a la misma María Magdalena, a la que algunos postulan como esposa de Jesús.

Aparte de que la fábula en cuanto tal es más periodística que teológica, no me interesa el asunto ahora, porque simplemente distrae y no agrega ninguna nota fundamental, a como lo veo. El matrimonio, está claro, es de institución divina. Nada malo hay en él como para evitarlo. Pero no se trata de denigrarlo sino de ponerlo en una escala en la que no ocupa el lugar más alto de la perfección espiritual individual, a la que están llamados algunos particularmente en este valle. Y Jesús el primero de entre los hombres, emblemática y arquetípicamente. Basta con repetir que el matrimonio es el signo exterior e inmediato para nosotros los hombres de algo que está por encima, como es el amor de Cristo por la Iglesia, por ejemplo, o aun el desposorio con Dios, al que está llamada toda alma.


Volvamos entonces a las mujeres de este asunto.

Ocurre con ellas, con las cinco que aparecen en los episodios que estoy viendo, algo que no ocurre con otras apariciones de mujeres en los relatos evangélicos. Porque son los Evangelios los que las colocan en lugares y situaciones que se destacan y que inevitablemente mueven a fijarse en ellas. Aun cuando no podamos resolver enteramente las diferencias entre cada relato de cada evangelista, o cuando no coincidan exactamente las menciones en distintos episodios. Y tal vez, como dije más arriba, ése es un motivo para prestar atención a gestos iguales y caracaterísticos de mujeres mencionadas en diversos momentos con características similares. Tal vez, la más elemental exégesis signifique advertir esto y buscarle el nudo a la cuestión.

Muchos han notado, por otra parte, que la identificación principal es la de María Magdalena con María de Betania y no tanto la de María Magdalena con las mujeres que aparecen como pecadoras públicas, explícita o implícitamente a estar por las lágrimas, el llanto a los pies abrazados de Jesús y sus unción con perfumes.

En ese sentido, hay que notar que no hay en los Evangelios mención conjunta alguna de dos de las Marías fundamentales en los relatos que estamos viendo. Nuestra Señora, la María epónima, sí aparece junto a María Magdalena, pero ésta no aparece nunca junto a María de Betania. Es claro, por otra parte, que de la de Betania se dicen cosas muy subidas con respecto al lugar que ocupa junto a Jesús. San Juan, por otra parte, y como ya vimos, la menciona en el episodio de la comida en Betania, seis días antes de la Pascua. Ante la queja de Judas por el gasto que él proponía usar "mejor", Jesús le dijo: Déjala, para que lo guarde para el día de mi sepultura (ἄφες αὐτήν, ἵνα εἰς τὴν ἡμέραν τοῦ ἐνταφιασμοῦ μου τηρήσῃ αὐτό, dice el texto griego).

Apenas un poco antes, en el capítulo 11, 2, el mismo san Juan dice, en el episodio de la muerte de Lázaro, que su hermana María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos, y se refiere con ello a un episodio bien anterior, más de dos años atrás, cuando el banquete en casa de Simón el fariseo, esta vez en Galilea.

Déjala, para que lo guarde para el día de mi sepultura. Palabras similares a las de Jesús respecto de María, bastante después y ahora en la comida de Betania, son las que cité dos veces ya, relatadas por san Mateo y san Marcos, aunque ellos no se refieren sino a "una mujer", y que vuelvo a mencionar:
Y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi sepultura lo ha hecho. Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya. (Mt, 26, 12-13)

Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya. (Mc. 14, 8-9)

Ahora bien, parece difícil negar que esto mismo es lo que hará María Magdalena ante la muerte de Jesús, incluso en un segundo momento cuando va al sepulcro de madrugada con ungüentos para el cuerpo del Maestro. Y entonces, parece nítido que la mujer (María de Betania, para san Juan) que se echó a sus pies y los perfumó 6 días antes de la Pascua, es la misma que repitió los gestos predichos por Jesús, seis días después de la comida en Betania. Y sabemos que esa mujer que guardó ünguentos para llevarlos al cuerpo de su Maestro fue inequívocamente María Magdalena.

Sin embargo, hay un asunto más, que no he visto mencionado en los textos que conozco.

Es a propósito de la cuestión de María Magdalena como testigo privilegiado de la Resurrección.

En el mismo paralelismo que expresé apenas arriba, hay otros dos hechos que creo que deberían considerarse también paralelos.

El episodio de Lázaro tiene en el relato del Evangelio de san Juan una particularidad. Jesús no revive a Lázaro hasta que María no esté presente. De modo que la manda a llamar, porque no salió a recibirlo como su hermana Marta hizo inmediatamente saber que Jesús había llegado.

Tenemos aquí una María testigo de una "resurrección". Pronto, apenas unos casi seis meses después, tendremos otra María, ahora testigo de la Resurrección de Jesús.

Estos pasajes creo que pueden verse en paralelo, tanto como la María de Betania de los perfumes que se ha anticipado a embalsamar el cuerpo de Jesús, tiene su paralelo en la María Magdalena que lleva los ünguentos para el cuerpo de Jesús muerto.

Una "resurrección" y la Resurrección. Un mismo testigo en ambos, y ambos testigos queridos por Jesús: una María.

¿Por qué no son ellas la misma María?

Y no parece haber razón ni teológica ni tipológica que lo impida.

Al contrario. Porque, a mi criterio, ése es el modo propio de la Revelación en todas las Sagradas Escrituras y es el modo frecuente que Jesús ha empleado para decir las cosas a los hombres.

Esta María ha recibido un trato preferencial, sin duda. La explicación que busquemos y que creamos se adecua a esa preferencia, nos califica a nosotros más que al propio Jesús.

No es el único caso. Abel, Abraham, Israel mismo, san José y tantos otros ejemplos tenemos de preferencias y elecciones cuyo motivo último se escapa a nuestra mirada, que acaso vislumbra algo -no sin la Fe, por cierto-, pero todavía muy borrosamente. Aquí, en este valle, claro.

También en el caso de María (todas esas mujeres que hemos visto, comprendidas como una sola), la razón completa de esa preferencia la sabremos en la Patria, Dios primero.






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Las partes que completan esta entrada:

María Magdalena, conjetural (I)
María Magdalena, conjetural (II)






sábado, 25 de abril de 2020

Soneto XII


Così mi trovo in amorosa erranza!,
en una de sus Rime dijo Dante
con el idioma de tu voz fragante,
con esa voz que hasta mi sangre alcanza.
Y con Dante tejimos una alianza:
me enseñará sus versos de alto amante
y les pondré mi voz de amante errante,
ambos heridos de desesperanza.
Y así me iré a tu vera sin destino,
errando por Toscana y en ti preso,
tal vez para no hallarte en esta vida.
Una vez y otra vez saldré al camino
sin saber dónde ir y sin regreso
a una Beatrice amada revivida.




Soneto XI


Yo sé que el peso de unos pasos pasa
hasta volverse ingrávidos, ligeros,
consumidos los pasos pasajeros
como cenizas de una vieja brasa.
Lo sé porque lo he visto en invisibles
huellas apenas tibias que evanescen,
signos apenas que desaparecen,
existencias que lucen imposibles.
Un día, en las alturas de una peña;
y al tiempo, en misteriosa escaramuza,
de lo que fuera peña, ni una seña.
Un día, el mundo que se vuelve triste;
y al tiempo, el tiempo gris que se entrecruza,
y lo que fuera triste, ya no existe.



Soneto X


No soy más español que inglés o ruso.
Dios ha querido que mi sangre fuera
hija de Italia, y con sus ojos viera
el mundo y esta tierra en que me puso.
Me dio la fe con que mi madre reza.
Me dio la lengua que parió Castilla
para decir, con su oración sencilla,
mi amor peninsular por tu belleza.
Te llevo en los sabores y en las notas
con que mi voz te canta y te celebra:
tengo tu marenostrum de equipaje.
Tú y yo, del mismo imperio compatriotas:
pues todo es Roma en ti y en cada hebra
de mi nostalgia enhebro tu linaje.




viernes, 24 de abril de 2020

Soneto IX


Cómo saber de cierto la medida:

el amor es misterio. Los humanos
tenemos el amar en nuestras manos,
pero el cómo y el cuánto es nuestra herida. 
Sólo por signos vemos su estatura;
y ni siquiera en signos advertimos
con cuánta hondura amante amantes fuimos
o si fuimos amados con hondura.
Tal vez, acaso, lo único y certero
es dar la vida y el vivir entero,
perderlo todo y darlo en homenaje.
Tal vez, la vara que nos mide amando
se nos muestre una vez, sin saber cuándo,
con el ropaje rojo del coraje.




Soneto VIII


Un día pasará. Será cenizas.
Y tal vez casi nada. (Nada, nunca.
No puede hacerse nada lo que ha sido.
Quizás el tiempo lo desguace en niebla,
y es poco ser la niebla. Pero es algo.)
No será el brillo del augusto bronce,
o la fiereza firme de la piedra,
o la presencia viva de lo amado.
Porque habrá de pasar, eso es seguro.
Como una hoja que se lleva el viento,
que nunca dice adónde se la lleva.
El día que eso pase, habrá pasado.
Y nadie lo sabrá, ni tan siquiera
la memoria que acuna los recuerdos.




jueves, 23 de abril de 2020

Soneto VII


Con qué elegancia el ángel se silencia
y mira el suelo desde su alto coro,
con qué agudeza mansa y qué decoro
pone en callar su luz y su presencia.
Alta es la luz que mana de su ciencia
para ponerle luz a lo que ignoro;
y mientras entre enigmas me demoro,
vuelan las alas de su inteligencia.
Él desde un cielo puro y luminoso
ve cómo el hombre, el vano, el orgulloso,
desprecia su constante compañía.
Más nos valiera, en este valle umbroso,
oír y ver su paso silencioso
y confiar, como ciegos, en su guía.




miércoles, 22 de abril de 2020

Soneto VI


Toda esa sombra azul que el mar se traga
viene del cielo azul que lo vigila,
con su quietud azul de luz tranquila
que vigila por ver si alguien naufraga.
Y el cielo vela el mar que se perfila
devorando la tierra mientras vaga,
con un vaivén que él cree que la embriaga,
mientras la tierra, firme, se acantila.
El mar, yendo y viniendo, nos amaga
y mueve todo a nuestros pies y estraga
y su aleve rumor nos adormila.
Su prepotencia aturde y empalaga.
Desde la tierra, apenas, la pupila
destila esa mirada, que a él lo halaga.




martes, 21 de abril de 2020

Soneto V


Y vi en el rastro que la tarde deja
una premonición de noche oscura,
que silenciosamente nos conjura
y nos pide partir sin una queja.
Oscura como el hierro de tu reja
llegó la noche tinta, y su escritura
traza en el aire notas de ternura,
mientras la calle de tu voz me aleja.
Yo creo que fue ayer. Pasaron años.
En el río del tiempo fue la vida,
mientras el corazón navega lento.
Qué poco queda de los desengaños.
Qué extrañamente el corazón olvida.
En qué sin tiempo vive el pensamiento.




lunes, 20 de abril de 2020

María Magdalena, conjetural (II)




Como ya se dijo, lo que sigue a partir de aquí son consideraciones y, en cierto sentido, conjeturas. Tal vez alguna aplicación de principios tipológicos, lo cual supondrá alguna interpretación de lo que se entiende al leer los Evangelios.

Si tengo que repetir que no soy erudito, ni teólogo, ni exégeta, la cosa no tiene gracia, por redundante. Como fuere, eso significa que no haré cuestión de las investigaciones de la crítica textual que, per caso, basculan respecto de la autoría de san Juan para el episodio de la mujer adúltera, bien que son  admitidas su canonicidad, inspiración divina y hasta su verdad histórica. Tampoco respecto de las mismas quisicosas de la concordancia en los 4 Evangelios respecto de todos los episodios que ahora interesan, noticia de lo cual tengo como aficionado a la lectura de esas materias. Alguna cosa lateral habrá que decir más adelante con respecto a este punto.

Por eso.

Una cuestión en cierto sentido abierta, porque no se han resuelto enteramente las dificultades que plantea (y que, insisto, no son en modo alguno de mi jurisdicción), creo que admite una prudente conjetura. Y espero que lo que va a seguir a partir de ahora lo sea.


La cuestión que importa es si María Magdalena es todas las mujeres que he resumido antes y en particular la mujer adúltera y María de Betania.

La cuestión de si María Magdalena es compatible con una pecadora pública (y el adulterio puede serlo, sin necesidad de llegar a la prostitución, pero aun en ese caso), no me parece que sea relevante, en el sentido en que se ha considerado este asunto en los últimos años. Tampoco me parece que justifique ningún escándalo, en el caso de que la mujer hubiera sido cualquiera de ambas cosas.

Sin embargo, con todo y eso, esta cuestión me parece que pide un capítulo, que es lo que sigue, antes de ir a la cuestión que importa.


Es el caso que esto, precisamente, figura como una de las acusaciones que los doctores, escribas y fariseos tenían contra Jesús: se junta, come y anda con publicanos, prostitutas y pecadores. Es también la sorna de Simón el fariseo, en la primera aparición de una mujer que, en Galilea, llora a sus pies y vierte perfume sobre ellos: si de veras fuera profeta, sabría quién le está tocando, porque es una pecadora. Y es también el confronto de Jesús con la turba de lapidadores, en el caso de la mujer adúltera, por poner sólo tres ejemplos.

Sin ir muy lejos, asistí a una misa clandestina el Domingo de Pascua y el sacerdote puso un énfasis reiterado en que de ningún modo debía pensarse que María Magdalena había sido una prostituta, ni nada por el estilo.

Sin embargo, no es tan complicado. Basta con entender que los vicios no canonizan a nadie. Y Jesús tampoco lo hizo, porque no canonizó viciosos en tanto que viciosos. Sí en tanto que arrepentidos de corazón, como Dimas, o humillados por amor a quien le perdonó sus pecados (o lo curó de algún mal, que es la figura de la máxima curación, la del alma), y en particular a aquellos más amantes cuanto mayores fueron sus pecados perdonados. Si de los Evangelios no extraemos esa conclusión, es probable que no estemos leyendo bien.

Algo más. Los pecadores son la figura misma del hombre. Todos somos pecadores, siquiera por el pecado original que, no por ser recibido, afea menos el rostro que Dios ve en su creatura. Lo he dicho en alguna otra ocasión: para Jesús somos leprosos, ciegos, sordos, mudos, endemoniados, paralíticos, prostitutas, avaros, adúlteros, injustos, crueles, infieles. Pecadores en suma, porque todas esas linduras no son sino deformaciones del modelo original humano, afeado como dije por los males del cuerpo o del alma. Y el pecado antes que todo. Y es eso mismo lo que movió el corazón del Padre y por eso envió a su Hijo al rescate. Para restaurar al hombre y volverlo nuevamente imagen y semejanza divina, tal como lo concibió en el origen. Pero ahora mejorado, porque el valor del rescate es infinito.

Los santos que fueron pecadores -exepción hecha de Nuestra Madre, la Virgen María, que es Santísima y sin pecado- son, ni más ni menos, todos. Y algunos fueron grandes pecadores y terribles pecadores. No solamente respecto de la carne, que, llegado el caso, no es el mayor pecado per se.

Es verdad también que la figura del Amado y la Amada, así como la contrafigura del adúltero e infiel, campean por todas las Escrituras, de principio a fin. Y eso es por algo.

Dios tiene por nombre el celoso, repite el autor inspirado en el libro del Éxodo, en el Deuteronomio, en Reyes, Josué, Nahum, Ezequiel y hasta en san Pablo a los Corintios, por decir algunos lugares. Y con cada hombre Dios pretende un desposorio feliz, monógamo, exclusivo y excluyente. No acepta idolatrías porque es celoso y no acepta coqueteos, prostituciones o adulterios con otros dioses o cosas y personas endiosadas, porque es celoso.

De donde es fácil entender que la figura del adulterio tiene una significación especial, que sobrepasa en mucho el canon y que, a su vez, le da un sentido más terrible al propio canon.

Si María Magdalena es la mujer adúltera arrepentida, en este sentido en que lo estoy diciendo no sería más que el emblema y epítome del hombre caído que ha de ser eficazmente redimido si se arrepiente, y que está destinado a ese desposorio espiritual y completo de cada hombre con Dios, su creador. Y si eso es lo que ocurrió con ella, ¿dónde está el problema? Si no se toma como una irreverencia, diría aquí las mismas palabras de Jesús ante la mujer adúltera: Mujer, ¿dónde están los que te acusan?

De modo que no entiendo el escándalo. Y no entiendo en qué sentido importante eso sería un desdoro para la privilegiada de la Resurrección, si ella fue la misma mujer adúltera o aun si hubiera sido prostituta.

A mi entender es exactamente lo opuesto: un galardón. Por lo que no entiendo con qué criterio se busca adecentar el legajo de María Magdalena, para ponerla lejos del pecado público y dejarla con la única línea inocultable (y que no sé si no es más grave), como se ha visto, de que Jesús expulsó de ella siete demonios, signifique esto lo que significare, que tampoco en la interpretación de esas palabras hay acuerdo entre los sabios.

Creo que no significa de la misma manera la distinción de ser la testigo primera de la Resurrección y la apóstola de los apóstoles, con o sin ese antecedente. Y creo que esa distinción resulta más notable con ese antecedente que sin él. O al menos, obliga a contemplar con mayor cuidado y acuidad los misterios de los actos divinos.

En la segunda unción, en casa ahora de Simón el leproso y en Betania, como también se ha visto, Jesús dice aquellas palabras impresionantes sobre esa mujer que, en unos pocos minutos, ha gastado, en su homenaje y con carísimos nardo y alabastro, el sueldo que un obrero podría ganar en un año.

Tengo que repetirlas ahora (en las dos versiones evangélicas de san Mateo y san Marcos), y no será la última vez:
Y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi sepultura lo ha hecho. Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya. (Mt, 26, 12-13)

Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura.Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya. (Mc. 14, 8-9)

Nos dicen que este episodio ocurrió seis días antes de la pasión. La unión que Jesús establece entre esta mujer -que presumimos por su mismo homenaje ser una muy pecadora muy arrepentida y muy perdonada- y lo que vendrá inmediatamente unos días después, debería ser, a mi juicio, una alerta. Por crípticos que pudieran resultar el episodio y esas palabras, no lo son tanto, si se ven con cierta atención.

Pecadora arrepentida, unción del Cuerpo de Nuestro Señor para su sepultura tras la Pasión y Crucifixión, y memoria perenne de esta mujer, son tres notas (y tres puntos de honor) que bien pueden aplicarse a María Magdalena, sin hacer esfuerzos estrambóticos de hermenéutica. Y todo ello, lejos de abajarla, la ensalza.

Si eso es un obstáculo para la fe de un creyente, tal vez debería revisar su fe. Los Evangelios dan testimonio continuo y consistente respecto de la relación que Jesús tiene con los hombres a los que ha venido a redimir. Vino a traer fuego y quiere que arda y cuando lo ve arder se complace de un modo absoluto, como quien ve ante sus ojos caerse las costras de un chancroso muy amado y ve aparecer por debajo de las laceraciones purulentas una piel prístina y saludable.

Es la oveja perdida la más amada y buscada, es el hijo pródigo el que se beneficia con el ternero cebado. Es el publicano el que sale justificado por su humildad. Es el único de los 10 leprosos que volvió sobre sus pasos para agradecer su curación. Y así.

En la primera unción, en casa de Simón el fariseo, está este discurso de Jesús en respuesta a los pensamientos y comentarios del huésped fariseo:
"Simón, tengo algo que decirte." Él dijo: "Di, maestro." "Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?" Respondió Simón: "Supongo que aquel a quien perdonó más." Él le dijo: "Has juzgado bien", y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos. No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume. Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra." Y le dijo a ella: "Tus pecados quedan perdonados." Los comensales empezaron a decirse para sí: "¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?" Pero él dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado. Vete en paz". (Lc. 7, 40-50)
Ya han advertido muchos, Castellani entre ellos, que la expresión se entiende derechamente cuando se entiende que el amor subido es el signo del perdón magno. Y no que el perdón se concede al que "amó" mucho. Y esto queda más claro si hiciera falta con la segunda sentencia del Maestro: A quien poco se le perdona, poco amor muestra.

Por otra parte, hay que notar, como ya se ha visto, que en los dos episodios de las respectivas unciones, Jesús hace lo mismo: exalta y pone de ejemplo a la mujer allí presente, respecto de lo que es el amor del que ha sido grandemente perdonado.

Nuestro entendimiento del amor divino -y del amor a secas, no me apuren...-, probablemente es escaso y deforme. Tal vez sea eso lo que extravía tantas veces nuestro juicio.

No solamente en el caso de los que no conciben ese amor sino como una mera relación conyugal y sexual, como la que Cristo no tuvo con la apóstola de los apóstoles.

Sin llegar a esas fiebres embarradas de la imaginación, para los mortales comunes la verdad a no olvidar es lo que dice el apóstol cuando nos recuerda lo que ya habían dicho los profetas:
"Pero como está escrito: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni ha entrado en el corazón del hombre, las cosas que Dios ha preparado para aquellos que lo aman." (1Cor. 2, 9)

Ser el primer testigo de la Resurrección, no es el premio final, y eso es claro.

Pero me parece que bien vale como un glorioso anticipo, como regalo y correspondencia a quien mucho amó porque mucho le fue perdonado.





domingo, 19 de abril de 2020

Soneto IV


Tenías un zorzal en cada mano
que me cantaban cada madrugada,
tibia tu voz como recién llegada
y en la caricia tu saber arcano.
Tenías al cantar una delicia,
nomás la noche va púdicamente
a su lecho de luna y de relente,
para que al aire nazca mi leticia.
Tenías en los ojos la pradera;
en la risa, la nieve y los claveles,
y en tu paso torcaz ya dos palomas.
Tenías la palabra verdadera,
el gozo de cantar amores fieles
con las mil notas de tus mil idiomas.




(ACA VA TEXTO O

Soneto III


Había una vereda de eucaliptus
que el viento hacía cantar cuando soplaba.
Eran tres los ancianos que veía
conversar cada cual desde su puerta.
La reina de la cuadra de ojos verdes,
un mastín que asustaba a los pequeños,
la viuda pobre que pedía comida,
un almacén de ochava vista al campo...
Y fui hace poco por sus calles solas
y vi que el tiempo dibujó otra estampa.
Hoy no es ayer y ayer tan sólo existe
si acaso en la memoria que retiene,
inútilmente, lo pasado e ido
y que no ha de volver, por más que esperes.





sábado, 18 de abril de 2020

Soneto II


Rosados son el alba y el crepúsculo.
Azul el cielo que verán los ojos.
Roja es la flor de rosa y perfumada.
Marrón la tierra que mis pasos pisan.

Verde es el pasto en valles y laderas.
Amarillo el otoño declinante.
Blanco es el corazón de las palomas.
Negra la noche en la que el día duerme.
Colores tiene el mundo que yo habito.
Matices sin medida, una paleta
que un ingenio pintor vierte en las cosas
para que sepa que por esa escala
(también por esa escala colorida)
puedo llegar un día adonde vive.




viernes, 17 de abril de 2020

Soneto


Nunca ha llegado el mar hasta mi puerta.
Nunca su sal mi reja ha conmovido.
Nunca su furia ha perturbado el aire.
Nunca su inmensidad me lo parece.
Siempre al bosque he vuelto la mirada.
Siempre el campo me ha sido el horizonte.
Siempre en el cerro el paso ha sido libre.
Siempre el arroyo canta y a mi gusto.
Nunca los puertos fueron mi reposo.
Nunca las barcas fueron aposento.
Nunca he podido conversar con peces.
Siempre la altura fue más que la sima.
Siempre es el viento más que la borrasca.
Siempre mi corazón ha estado en tierra.




María Magdalena, conjetural (I)




No tengo cómo hacer de esto una exposición de erudito. No lo soy, ni lo quiero ser.

De modo que apenas diré que estoy someramente al tanto de las cuestiones que se discuten acerca de María Magdalena, desde hace milenios. Ciertamente que las más fantasiosas interesan menos. Ciertamente que las escabrosas interesan nada: con un papel y un lápiz se puede escribir cualquier cosa, ahora y hace dos mil años.

Como es sabido, el nudo -del que sin duda María de Magdala es el hilo mayor- es si las mujeres con su nombre o que sin nombre aparecen en determinadas circunstancias en los Evangelios, son la misma mujer y más precisamente si todas ellas son María Magdalena. Hay que tener en cuenta que su nombre es María y Magdalena nombra la ciudad en que vivió, y que hay varias Marías en los Evangelios. De las que se trata es de la mujer adúltera, María de Betania y María Magdalena.

No es una cuestión cerrada, a como lo veo.

Tuvo un punto "oficialmente" importante, como de inicio, en aquel sermón de la Pascua de 591 del papa Gregorio Magno, que dejó sentada la identificación de todas esas 3 mujeres en una. Pasaron siglos y desde Pablo VI -específicamente, por su acción en 1969- al presente, se ha inclinado la cuestión en occidente por la distinción de todas ellas, poniendo a María Magdalena aparte y reservando para ella principalmente el episodio de la Crucifixión y el de la Resurrección y dejando de lado cualquier alusión a pecados de la carne, adulterios o la identificación con María de Betania.

El indicio de esta nueva política fue retirar del santoral el adjetivo penitente que acompañaba su nombre y cambiar las referencias que se hacían en tal sentido en las oraciones y lecturas de la misa que tenía dedicada, para su fiesta del 22 de julio.

El temperamento de la Iglesia a lo largo de más de un milenio y medio, y tal vez más, había sido distinto. La tradición unía a las Marías que pudieran referirse a ella, así como a pecadoras públicas anónimas, la que estuvo a punto de ser lapidada o la que se arroja a sus pies y unge la cabeza del Señor, presumiblemente en alabanza, acción de gracias, y en cierto modo reparación de humillación, por el perdón obtenido; así como María de Betania, la hermana de Lázaro y Marta.

Un artículo sobre la cuestión publicado en julio de 1974 por el P. Castellani en Mayoría, se decide por la identificación. Comenta allí -y contesta- otro ensayo local en el que la posición es la opuesta, más acorde con el nuevo temperamento que había adoptado la Iglesia 5 años antes. Castellani ya conocía la posición "nueva", supongo que movido su interés especialmente por la devoción familiar que le profesaban en su casa (su abuela se llamaba Magdalena). Sin embargo, que sepa, no modificó su posición y sostuvo la identidad de las 3 mujeres: la pecadora, María de Betania y María Magdalena (con las restantes menciones evangélicas a otras mujeres afines). Y algo de lo que dice allí veré más adelante.

Ciertamente que mucho se ha llevado y traído en las Concordias evangélicas, respecto de los episodios en los que estas mujeres aparecen a lo largo de los 4 Evangelios, sin que pueda colegirse nítidamente de allí si son una o distintas. Dejo ahora ese cotejo y pormenor al lector que se interese en esa cuestión. Cotejos esos que plantean cuestiones interesantes y en algunos casos bien difíciles de laudar, de tal modo que esa pesquisa pueda entusiasmar a un ojo curioso.

Por el momento, mejor poner en claro de qué estamos hablando. Pondré por orden de aparición, y para enumerarlas resumidamente, a las mujeres en cuestión, según aparecen en los Evangelios:


A un año de haber iniciado su vida pública, apenas unos meses después de la Segunda Pascua, para la que Jesús subió a Jerusalén desde Galilea, y estando ya en Galilea nuevamente:

La mujer que perfuma los pies del Señor en casa de Simón el fariseo (Lc. 7, 36-50), una pecadora pública, dice el fariseo, y que es a la que se le ha perdonado mucho porque mucho ama, según dice Jesús.

La que acompaña junto con otras mujeres a Jesús durante los viajes de predicación, los sirven y ayudan con los gastos (Lc. 8, 1-3); María Magdalena, aclara allí el apóstol, es aquella de quien Jesús expulsó 7 demonios.

Más de un año y algunos meses después, período en el cual los Evangelios no mencionan a ninguna mujer que tenga que ver con esta cuestión, Jesús está nuevamente en Judea. Ya no volverá a Galilea hasta después de la Resurrección:

María, (Lc. 10, 38-42) la hermana de Lázaro y Marta, que se sienta a los pies de Jesús mientras Marta labora en la casa. Es la que que prefirió la mejor parte, dice de ella Jesús.

La mujer adúltera (Jn. 8, 1-11), rescatada por Jesús, a la vera del Templo en Jerusalén, cuando iba a ser apredreada por sus acusadores.

Unos 3 meses después, Jesús está volviendo de un viaje por la Perea, aunque lejos de Jerusalén. Le avisan que Lázaro está enfermo y permanece en donde está 2 días más, antes de viajar a Judea. Se dirige luego a Betania que, dice san Juan, estaba a unos 15 estadios de Jerusalén, es decir, a un poco menos de 30 cuadras. Jesús ya sabía que Lázaro había muerto y por eso regresa: Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él, les había dicho a los discípulos antes de partir hacia Betania.

María, la que se queda en la casa mientras Marta, su hermana, sale al encuentro de Jesús, muerto ya Lázaro. La misma María que sale de la casa porque, según su hermana Marta, Jesús la llama, y ante la cual llora el Maestro antes de revivir a Lázaro, con ella presente. (Jn. 11, 1-53)
Unos 2 meses después, Jesús se prepara para su tercera Pascua, la última. Vuelve a Betania y está comiendo en lo de Simón el leproso. A la comida asisten muchos (curiosos) que más que ver a Jesús, quieren ver a Lázaro, que está allí presente.

La mujer que unge los pies de Jesús en lo de Simón el leproso, según san Juan. El apóstol amado dice haber sido esto 6 días antes de la Pascua, en Betania, y dice derechamente que la mujer fue María, la hermana de Lázaro, allí presente también, mientras Marta, su hermana, servía allí la mesa; dice además que Judas se quejó del dispendio de perfume "no porque le preocuparan los pobres, sino porque era ladrón". (Jn. 12, 1-8) San Mateo y san Marcos dicen que fue en Betania también, no mencionan a Lázaro y Marta y no mencionan a María; dicen sin más que una mujer derramó el perfume de alabastro y nardo en la cabeza de Jesús, no mencionan sus pies. La indignación por el despilfarro es, en sus relatos, de los discípulos y por la misma razón que menciona san Juan respecto de Judas Iscariote: mejor haber dado el monto del perfume carísimo a los pobres, según dicen ambos evangelistas. (Mt. 26, 6-13) (Mc. 14, 3-9)

En este episodio, en los relatos de san Mateo y san Marcos, aparece una frase de Jesús que es importante, además de impresionante (y profética, claro):
Y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi sepultura lo ha hecho.
Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya.
(Mt, 26, 12-13)

Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura.
Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya.
(Mc. 14, 8-9)

El Domingo de Ramos y el Lunes santo, Jesús volverá por las noches a Betania con sus discípulos. Durante el día está en Jerusalén, predicando en el Templo.

Finalmente, y a partir del Viernes santo, están las menciones explícitas de María Magdalena, la que estuvo a los pies de la Cruz (Jn. 19, 25-27) (Mt. 27, 55-56) (Mc. 15, 40-41) y después en el descendimiento, preprando los ungüentos y yendo a la sepultura (Mt. 27, 57-61) (Mc. 15, 42-47); y la que fue primero al Sepulcro (Jn. 20, 1-2) (Mt. 28, 1, 5, 8) (Mc. 16, 1-8) (también en ocasión de la ida al Sepulcro, san Marcos dice de ella lo que ya había dicho san Lucas: que Jesús expulsó de ella 7 demonios -Mc., 16, 9-) y a la que primero se le apareció el Resucitado (con excepción de María, Nuestra Señora, como bien apunta Castellani) y la que es encomendada antes que nadie para citar a los apóstoles en Galilea para encontrarse con Jesús (Jn. 20, 11-18) (Mt.28, 9-10) (Mc. 16, 9-11).


Para la iglesia Oriental, María Magdalena murió en Éfeso, adonde vivía con san Juan y Nuestra Señora, a quien acompañó.

Para una tradición occidental medieval, bastante difundida, evangelizó en Marsella, junto con Lázaro (nombrado como su hermano en esa tradición y asociada entonces a María de Betania, por lo mismo), y otros discípulos. Allí fueron a parar, cuando empezaba la persecución de los cristianos, producto de lo que quiso ser una condena a muerte. Fueron dejados al garete en una barca sin remos ni velas para que murieran y un ángel los condujo a la otra punta del Mare Nostrum. Castellani refiere al pasar  esta tradición en el artículo que mencioné más arriba, no sé con qué fundamentos. San Gregorio de Tours, en el siglo VI, no habla del asunto en ningún lado, y debería si hubiera sido verdadero. Con todo, en Francia esa tradición fue muy fuerte y aseguraban tener las reliquias de la santa.

Rábano Mauro y santo Tomás de Aquino, por caso, la mencionan con el mismo apelativo de apóstol de los apóstoles, más o menos el mismo ambos, y curiosamente lo hacen en femenino. Ad apostolos instituit apostolam, dice Rábano Mauro en su vida de la santa. Facta est Apostolorum Apostola, dice santo Tomás en su comentario al Evangelio de san Juan. Aunque menciona las fuentes, es costumbre que la expresión se atribuya a Juan Pablo II, que la usa en una encíclica sobre las mujeres, creo que eso pasa por un previsible chupamedismo ignorante de los comentadores.


Y aquí me quedo, por ahora.


Lo que venga, serán conjeturas de mi parte.


Y que la santa me asista.







miércoles, 15 de abril de 2020

Milonga


En esta noche completa,
la encordada, que rezonga,
pide cantar por milonga
y con acordes me reta.
Diré versos de poeta
y yo poeta no soy,
mas dondequiera que voy,
sépanló bien los presentes,
les puedo mostrar los dientes
y ventaja no les doy.

Todas las aves del cielo
tampoco poetas son
y todas tienen el don
de cantar y alzar el vuelo.
¿Y cómo yo, aquí en el suelo,
pajarón como he nacido,
no habré de encontrar un nido
donde me dejen cantar?
Oiga el que quiera escuchar
la milonga que he traído.

No será triste mi verso,
soy cantor esperanzado.
Me tienen enamorado
bellezas del universo.
Busco que el canto sea terso
y celebrar al cantar;
porque cantar es amar
y, si hay que cantar las penas,
que sea con sangre en las venas
para enseñar a llorar.







martes, 14 de abril de 2020

Silbo


Y mientras pueda, iré cada mañana
a ver el universo todo entero
desde tu corazón, que es lo primero
que ven mis ojos desde mi ventana.
Veré partir la noche y mi Lucero,
antes del sol la única luz temprana,
que como tú, tan cerca y tan lejana,
ilumina este día prisionero.
Libre de la distancia, me libero
de esta reja invisible y cotidiana,
de esta cadena insípida y tirana.
Y de este mundo gris ya forastero,
en un silencio igual que nos hermana,
con un silbo de amores te requiero.




lunes, 13 de abril de 2020

Voce di sangue


https://www.mediafire.com/file/gd64z71gheqoea6/voce_di_sangue.pdf/file


Es el libro que he estado componiendo en el último mes.

Y está aquí, pero no está aquí.

Es claro que son versos en italiano. Y es más claro todavía que el castellano es mi lengua madre.

Pero el italiano es la lengua de mi sangre. Y por eso estos versos están en italiano.


Y está aquí, pero no está aquí.

Está camino a Italia, que es el lugar en el que los italianos dirán si estos versos están definitivamente en italiano o si la voz de mi sangre no ha hablado todavía.

Pasaron un primer examen allí, cuando el libro estaba en desarrollo. Si pasa el esamen di laurea, entonces irá a juntarse con sus hermanos, los otros libros.

Queda esta versión, por ahora.

Si no fuera una redonda petulancia, diría que es para coleccionistas, no de los que gustan de ediciones raras, sino de los que prefieren las con defectos. 






domingo, 12 de abril de 2020

Primo giorno


Chi vuole sentire, ascolti.

In un angolo del mondo,
a Roma,
ma lontano da Roma,
la pietra di un nuovo sepolcro è rimossa;
e nel sepolcro, c'è un angelo in piedi,
un sudario e delle bende,
che hanno coperto uno che è morto
e ora vive.

In aria,
c'è ancora un profumo di mirra e aloe.

E luce.

Ma c'è solo questo.

A Roma,
non lo sanno ancora.

Ancora non lo sanno da nessuna parte.

Lo sa solo una donna.

E gli angeli del cielo.

E la Trinità.




Lettera


Credo ch'avresti dovuto avere,
forse,
un po' più di coraggio.

Perche amare fa male,
e ci vuole coraggio
per affrontare ciò che non si sa.

Ti ameranno?
Ti basterà?
Ti diranno una parola
che sembra rendere l'aria più pulita?
Sarai felice per sempre?
Aspetterai con la speranza?
Assaporerai il pungiglione del dubbio,
della gelosia, della solitudine?
Amerai per sempre?
Vuoi aspettare senza futuro?
Troverai solo un silenzio
asciutto, desertico?
Ti sembrerà di volare con uno sguardo solo?
Sarai felice di essere
quella persona che aspetta?
Sarai felice di essere
quella persona che si aspetta?
Sopporterai non pensare ad altro
che ad una cosa sola?
Sopporterai di essere sempre la prima cosa
a cui pensa la persona amata?
Ti annoierai di aspettare,
di sapere,
di non sapere,
delle sue mani,
del suo sguardo,
del suo modo di camminare,
di mangiare,
di stare in silenzio,
di parlare,
di ridere,
di baciare?

Amare può far male.
E qui,
in questa valle di lacrime,
non saprai mai se verrai pagato
quel dolore di amare,
un dolore che potrei vivere con te
fino alla fine del tuo tempo
e dei tuoi giorni.

Se ti avesse amato la persona che ami,
che hai amato,
la vita stessa sarebbe apparsa dalle tue viscere,
e giungerebbe ai confini del tempo,
e sarebbe tuo il presente,
e la morte non ti sembrerebbe più possibile.

Ma solo con coraggio
avresti potuto sperare in un giorno così,
di felicità che non si spegne.

E se non lo hai avuto
forse è già troppo tardi.

Ma se hai amato con coraggio,
e se hai sempre amato
con l'anima felice e sofferente di chi ama,
allora, scusa: questa lettera no è per te.





sábado, 11 de abril de 2020

Aire de Cancionero


https://www.mediafire.com/file/07hlf53bgwh2xlt/aire_de_cancionero.pdf/file



Un homenaje breve a la lírica de Cancionero, la de los siglos XV y XVI. Son 12 canciones, no es mucho.

Aunque, admito, no por breve menos audaz.

Pero, ya se sabe: llegado el caso, uno -y por amor a lo que ama- debe volverse audaz.

Porque eso mismo ya es un homenaje a lo que ama.
 





jueves, 9 de abril de 2020

Diferencias


Tampoco a mí me gusta que haya esclavos.
Y caminar me gusta si es posible,
y hablar con gente de la que me fíe,
porque son sin doblez, simples y honrados.
Unos pocos amigos es muy bueno;
las orillas de un lago me confortan,
y enfrentar al hipócrita que ahoga
es buena cosa y también me atrevo.
Y puedo, como tú, ser traicionado
y no guardar rencor, aunque me duela,
y al enemigo verlo como amado.
Pero morir en Cruz, yo no podría,
ni así vencer la muerte que nos hiera
y ser la Vida que regala vida.




miércoles, 8 de abril de 2020

Lejanía


No puede ser más cerca
pues serías yo mismo.
Tal vez sí a la distancia
que hay hasta mi sombra.
O ser mis propios pasos.



Cercanía


De tu puerta a mi puerta
nomás me queda el mundo,
los mares de por medio,
tal vez constelaciones,
y todo lo demás.



martes, 7 de abril de 2020

Poema


Llegué a pensar que en este mundo había
gentes de toda clase, interminable
sucesión sin final de los matices,
talantes y sonrisas, caracteres,
formas variadas de decir y andar,
de pedirse perdón o de ofender,
de desaparecer o estar presente,
de comer, de viajar o de dormir.
Sucesión sin medida de distintos,
la peregrinación de intransferibles,
y mil galaxias de diversos, únicos.
Pero un día, no sé por qué, yo supe
que de una parte somos todos uno
y, aparte, incomparable
, sola tú.






C'è un uomo qui


Qui c'è un uomo.
Si sa diviso tra le cose,

ma uno;
seguendo i sentieri di questo mondo,
solo uno per tante strade...
ma estasiato;
nel labirinto del tempo;
morto nel cuore della notte,
risuscitato all'alba;
sempre sognando nel presente,
sempre vivendo nel futuro;
fatto dell'humus della terra
e dello spirito del cielo;
ricoperto di foglie secche
e di semi di salvia,
sbocciando,
fatto un nuovo frutto in ogni cosa;
amante, sempre;
cieco della luce;
tutto il sangue;
assetato di bellezza.

C'è un uomo qui.

Lui lo sa.



lunes, 6 de abril de 2020

En este sur


Llega en el aire claro. Da un sencillo
rumor al sueño gris; y la mañana
se conmueve de rojo y amarillo;
ya en los piares de liturgia arcana
llega sin más decir, ligeramente,
sutil como el silencio de la casa,
y tenue como un beso adolescente
y quieto como el tiempo que no pasa.
Llega en la soledad callada y fría
de cada noche que urge cada tarde;
y el cielo entero vibra en cada hebra.
¿Llega de dònde? Diría de un alarde
de la fragua del mundo, que sabìa
que el otoño se goza y se celebra.




sábado, 4 de abril de 2020

Grazie



Me lo pasaron hoy.

Es una especie de carta abierta.

Aquí queda.

Pero.

Es claro que allí falta la Fe.

Y, aunque todo lo que se dice en esta carta abierta es verdad, como el todo es más que la suma de las partes, están las partes pero falta todo.

Pero lo que dice es verdad.

Y falta la Fe.









Del moço ladino


(Aire de Cancionero)


Traman sus texidos las viejas que texen
y son prendas finas como yo no vi;
y entre tantas, una, que al mirar conozco
que jamás supí.

¡Cuánto te quisí!

Es tela tan rica y de luxos tantos
que un reye la quiera sólo para sí,
y en mi atrevimiento yo busquí robarla
para a mí vestir.

¡Cuánto te quisí!

No me la dexaron ni mirar siquiera,
tanto me siguieron, que aparté y corrí;
hubiera dexado la vida por ella
de no ser assí.

¡Cuánto te quisí!


No sé cómo façen tela tan fermosa
ni por qué esta moça ni mirar pudí,
pero un día de estos, cuando no me vean
será para mí.

¡Cuánto te quisí!



La bella mora


(Aire de cancionero)

Enantes sabía
lo que más quería
y andaba y reía
con gran alegría.

Mas ahora, no.

Fue esa maravilla,
donosa morilla,
piel de manzanilla,
que va por la villa.

Mas conmigo, no.

Bellísima mora,
ay la robadora,
que da seductora
su voz que enamora.

Mas consuelos, no.

La mía tristura
por la su hermosura
se me hará locura
y mala ventura.

Mas morirme, no.





Señora


(Aire de Cancionero)

Señora, mi alrededor,
isla en medio de la mar,
es la tierra a conquistar
para ti conquistadora,
mi señora.

A donde tu nave va,
señora, la mar se inclina,
nave de amar peregrina
y por mi navegadora,
mi señora.

Señora, mi alrededor,
todo por ti conquistado,
queda a tus plantas plantado
porque eres su curadora,
mi señora.



viernes, 3 de abril de 2020

A quest'ora


A quest'ora,
so che ci sono gli occhi
guardando di nascosto
vite che non sono sue,
vite felici

di persone felici,
di amanti felici
che vanno per strade felici,
guardandosi negli occhi felici,
guardando le loro mani felici
che regalano carezze felici.

A quest'ora,
so che ci sono gli occhi
che saranno sempre infelici
guardando di nascosto
le vite felici
che non sono le sue.

Dietro le sue finestre opache,
dietro le tendine,
dietro le sue nascoste porte socchiuse,
si rattristano
per vite che non sono le sue.

E dovrebbero essere felici.
Se potessero.

Perché c'è qualcosa di felice nel mondo
che non dipende da loro.

E quello
è il vero nome de la felicità.




Del enemigo


(Aire de Cancionero)

Se burla el zorro del lazo;
de la flecha, la perdiz;
fue el ciervo mucho más ágil;
del halcón escapó el cuis.
Del gato el gorrión se libra;
topa y huye el jabalí;
erró el arpón a la trucha;
nadie atrapa al colibrí.
Pudieron con enemigos.
Quiero eso para mí.



Menesteres


(Aire de Cancionero)

Para el labrador, el campo.
Para el pastor, la majada.
Para los montes, la nieve.
Para los peces, el agua.
Para el que anda, la sombra.
Para las barcas, el mar.
Para los niños, la ronda.
Para el ganado, el pastar.
Para la flor, las abejas.
Para el trovador, la rima.
Para la noche, el lucero.
Para el que trepa, la cima.
Para el que habla, el silencio.
Para los mudos, la voz.
Para los mancos, las manos.
Para los ciegos, el sol.

Mas para mí, son tus ojos.
y su gracia en el mirar
y el amor que en ellos luce.
No he menester nada más.





Del Líbano tus ojos


(Aire de Cancionero)

Del Líbano tus ojos
llegan, serrana,
son tan verdes y claros,
moza cristiana,
que perfuman de cedro
la mi mañana.

Del Líbano, morena,
tibia y lozana
es la tu voz de alondra
ya en mi ventana,
y eres de mi castillo
la castellana.

Del Líbano tus manos
piel de avellana,
por el mar dan jazmines,
dulce guardiana,
que eres de mis amores
tan soberana. 




jueves, 2 de abril de 2020

Quien quiera ser soldado






Quien quiera ser soldado necesita
el corazón entero, una bandera,
el brazo firme y la cabeza en alto,
y la certeza de estar siendo justo.
Quien quiera ser soldado necesita
la seriedad de un niño cuando juega
y ese temor sereno, con que el novio
va a su novia, la muerte, si lo busca.
Quien quiera ser soldado necesita
un Cielo al que volver desde la guerra
y una cruz que recuerde que él ha sido.
Quien quiera ser soldado necesita
la despedida de un abrazo fuerte
y el coraje que quede, en su memoria.


1982 - 2020




Aquí no ha pasado nada


(Aire de cancionero)

No termina la jornada
de este mundo mientras dure,
sin que haya quien asegure
que aquí no ha pasado nada.


En esperanzas baldías
y en desamor sin contento
se lleva como hoja el viento
el mundo mis alegrías.
Poco valen las porfías
que protesta mi alma en pena:
cuando la tormenta truena
y el cierzo lo hiela todo,
tristes vamos de este modo
sujetos a su cadena.

Y el mundo impasible calla,
no sufre con mis dolores,
ni le lastiman rigores,
ni me asiste en mi batalla.
En su desprecio canalla
de todo lo que es más noble,
no le hace mella que doble
mi espalda bajo su yugo,
de mis venas sorbe el jugo
y todo en mí lo avasalla.

Mas si esto pretende el mundo
que con tal vara me rige,
así el corazón me aflige,
pero no hasta lo profundo.
Pues, aunque esté moribundo,
antes que llegue la muerte,
sabrá que un amor más fuerte
resiste su herida fiera,
que aunque me deja que muera
me hará vivir de otra suerte.

Porque al fin de la jornada
de este mundo mientras dure,
habrá quien mi herida cure.
Y aquí no ha pasado nada.




La niña sobre la peña


(Aire de Cancionero)


La niña sobre la peña,
la niña morena canta
que sueña con ser mi dueña.


Mis ojos vieron el mar
camino de buscar leña,
y estaba como un cantar
la niña sobre la peña.

Ya la espuma blanca y fría
de las olas se levanta
y al son de su algarabía
la niña morena canta.

Veo sus ojos, la miro
y me suspira risueña,
y canta con su suspiro
que sueña con ser mi dueña.





miércoles, 1 de abril de 2020

No seré como ellos tal


(Aire de Cancionero)

Cuida el pastor su rebaño
que pasta al pie de la sierra,
mientras abraza la tierra
el sol que ilumina el año.
Cuida su cría el zorzal,
trisca alegre la corzuela,
el azor vigila y vuela
y relincha el semental.
Pero yo, para mi mal,
mientras tu olvido me duela,
no seré como ellos tal.


Crece dorando la espiga
y el campo viste de lino.
Rebuzna el feliz pollino,
la perdiz se desperdiga.
Con su zampoña el zagal
el arroyuelo deshiela.
Y se enamora Manuela,
como de ella. Pascual.
Pero yo, para mi mal,
mientras tu olvido me duela,
no seré como ellos tal.




La barca


(Aire de Cancionero)

Si va mi barca sin puerto
por la mar furiosa así,
dime, ¿qué será de mí?

Y cuando el viento me lleve
lejos de donde partí,
dime ¿qué será de mí?

Y si con sed y con sueño
no sé si bebí o dormí,
dime, ¿qué será de mí?

Mas si la barca se pierde
y con ella me perdí,
dime, ¿qué será de ti?





Advertencia

(Aire de Cancionero)

Si te es dulce su sabor
y al ver su huella suspiras
y en su presencia deliras
y es un gracioso temblor:
mira que llegó el amor.

Si a conquistar su favor
toda el alma se dirige
y con caricias te rige
y te consume en ardor:
mira que llegó el amor.

Si al frío sientes calor,
si en tu noche sólo hay luz,
si no te duele esa cruz
y cuanto peor, mejor:
mira que llegó el amor.

Mas si al mirar ya no ves
y no te causa dolor
la soledad en que estés,
y sólo por ser cortés
sonríes alrededor:
mira que se fue el amor.



Qué bien parece

(Aire de Cancionero)

qué bien parece
tu andar sin duelo

bajo mi cielo
ay flor que crece
qué bien parece
manos morenas
de quitapenas

mar en los ojos
qué bien parece
y mis antojos
qué bien parece
de tus colmenas
qué bien parece
qué bien parece
cuando me dices
qué bien parece
que tú me beses
mi frente plata
que se enardece
qué bien parece
porque me mata
que tú me beses
y no me mata

qué bien parece
qué bien parece
recién volver
qué bien parece

volverte a ver
qué bien parece
siempre querer
qué bien parece

qué bien parece