jueves, 19 de agosto de 2004

Me entero por José Gobello, en uno de sus tantos trabajos sobre el lunfardo, que varios ladrones tenían mano para los versos.

El descuidista Andrés Cepeda (muerto de mala muerte en 1910) escribía cosas como éstas, que cantó Carlos Gardel:

Tiene muy lindo color
la mariposa liviana.
Tiene encantos la mañana.
Perfume tien la flor.
Tienen mucha melodía
los campesinos cantares.
Lágrimas tienen los mares
después de los aquilones.
Todos tienen ilusiones.
Sólo yo tengo pesares

El punguista Alberto Arana, Garbino (muerto de tuberculosis pulmonar en 1929), poetizaba, a su vez:

Tus labios, tus labios rojos,
roja herida, roja flor,
en las aulas del amor
hablan por los siete sabios.
Hay en ello los resabios
de los sensualismos moros,
labios que guardan los coros
de las ansias y del ruego:
¡dadme los puntos de fuego
de tus ósculos sonoros!