jueves, 26 de agosto de 2004

Merlín (V)

Una de las Cartas de J. R. R. Tolkien que más impresión me ha causado siempre, es aquella que numeran como la 246. Un borrador de septiembre de 1963 para la señora Eileen Elgar, a quien le escribe acerca de la incapacidad de Frodo de entregar el Anillo en las Grietas del Destino.

Largas -y, a mi paladar, saludablemente inquietantes- reflexiones de Tolkien acerca de varios temas; pero, en especial, sobre los efectos posteriores en el héroe y su necesidad de "curación" en el Oeste, tomando el lugar que le cede Arwen -de honda perspicacia-, con la anuencia de Gandalf y de otros de los ilustres viajeros.

Hay allí, creo, una terrible penetración en las raíces de la moral.

Pero, es más grave todavía el contenido de esta carta. Porque, como si lo dicho en ella no fuera suficientemente denso y capital, ya al final de esos borradores, hablando de los posibles poseedores 'buenos' del Anillo, dice Tolkien:
"Gandalf como Señor del Anillo habría sido mucho peor que Sauron. Habría seguido siendo "justo", pero de una justicia centrada en sí mismo. Habría seguido gobernando y mandando cosas para "bien" y beneficio de sus súbditos de acuerdo con su sabiduría (que era y habría seguido siendo grande)."
Y Carpenter (o Christopher T.) anota:
[El borrado termina aquí. En el margen Tolkien escribió: "Así, mientras Sauron multiplicaba [palabra ilegible] el mal, permitió que el "bien" fuera claramente distinguible de él. Gandalf habría vuelto el bien detestable y en apariencia malo."]