Cada hora que taja este caminoy lo hiere de espera de ir llegando,me demora en tu nombre. Y yo soñandoun cielo de delicias que imagino.La tarde viene a mí, entre fuego y vino,nubes de lino y luz ya coloreandomi frente, que en bandadas va volandoal nido de tu pecho, mi destino.Puerto en el alto espejo de tus ojos,posada tibia en tu regazo y sendapor donde el alma se aventura ardiente.Corazón peregrino, a tus antojosme ofrezco en obediencia y como prenda,me entrego amante, amor, como un presente.
lunes, 25 de septiembre de 2023
Destino en ti
domingo, 24 de septiembre de 2023
Tu silencio eres
No hay silencio más fiero cada díaque esa sonrisa en luz; esa eleganciapara nombrar sin voz; la resonanciade lo que, si nombraras, oiría.No hay un silencio igual a esa distanciacon que se anuncia en mí tu cercanía:el canto mudo, amor, de la alegríaque a mi indigencia viste de abundancia.Y es tu susurro como un grito en llamassólo por mí, entre todos, percibido,porque sólo pronuncias a quien amas.Dolor feliz con que tu voz me ha herido,cada vez que en silencio me reclamasque no olvide que para mí has nacido.
domingo, 17 de septiembre de 2023
Más de ti
Más quiere el corazón andar contigo,más camino me das y más posada.Más quiere mi mirada tu mirada,más luz das a mis ojos de mendigo.
Más quiere el corazón tu cielo claro,más clara es la mañana de mi día.Más quiere cada pena tu alegría,más tu sonrisa se me vuelve amparo.
De todo pido más y más me ofreces.De todo, siempre es más y más festivo.De todo siempre el don es excesivo.
En todo estás, jamás te desvaneces.En todo nunca hay más definitivo.En todo, todo y más y más con creces.
jueves, 14 de septiembre de 2023
La patria, tú
Eres la patria que jamás me duele:
por ti nací y en ti morir yo quiero.
Sin ti, seré en el mundo un extranjero
y no habrá cosa ya que me consuele.
Eres la patria, desde que soy tuyo
y, tuyo, soy, por ti, tu ciudadano.
La ley es la caricia de tu mano
y me he entregado a ese gobierno suyo.
Eres la patria, el surco y la simiente.
Eres la patria dulce de tu aroma.
Eres la patria al vuelo en mi paloma.
Eres la patria, el agua de mi fuente.
Eres la patria, un cielo y un idioma.
Eres mi patria. Y todo, finalmente.
miércoles, 13 de septiembre de 2023
Lo que eres
Yo podría haber sido piedra o río.Tal vez zorzal del alba, un sauce, el viento,la soledad del mar, el movimientode una estrella o un canto. O el vacío.
Yo podría haber sido un elementode los cuatro del mundo, o un navío.Tal vez la rosa, el sol, la sal o el frío.Un volcán. O una selva. O un instrumento.
O no ser algo. En absoluto. Nada.Un posible de ser, sólo una ausencia.Sin voz ni corazón. Sin la mirada.
Pero entonces me nace tu presenciay el alma, que se sabe enamorada,conoce la razón de mi existencia.
viernes, 8 de septiembre de 2023
A ver esto de la "batalla cultural" (II)
A propósito de eso mismo, recuerdo haber oído en esos días un comentario en un programa radial de una radio progresista, nac & pop y ampliadora de derechos. El periodista, con agudeza, hizo una observación: “Después hablamos de lo que dice el documento, pero el título ya es todo lo que está mal: Varón y mujer los creó…” Y siguió argumentando. Le parecía inadmisible que se quisiera imponer una visión de las cosas en la que existe un Dios que crea y que crea seres humanos que son varones o mujeres.
Y tenía razón, según su posición. El tipo estaba en plena batalla cultural contra su enemigo y eso le exigía ir al hueso, sin tanto melindre y tanto minué: si Dios
existe, estamos fritos o veremos qué hacer para desahcernos de él; pero Dios no existe o no nos pueden obligar a creer que
existe y que es lo que dicen que es o que es el gran ingeniero de todo lo que
supuestamente creó.
Bien por él: corto y al pie. El bando en el que milita parece que en el fino
fondo tiene claro al enemigo y, aunque le gusta inventar o redefinir lenguaje para dominar la discusión y toda la agenda, no hubo subterfugios en esa ocasión.
Como por entonces leía cuestiones relacionadas, llegué a Antonio Gramsci y sus
consideraciones sobre el papel de la mujer y la vida sexual en una sociedad
revolucionaria. Junté las dos cosas y escribí algunas líneas
en la bitácora ens. (**)
Dicho lo cual (con todo y las molestas autorreferencias al margen…), vengamos a lo de hoy, otra vez.
Y, casi seguro, habrá gentes a las que una primera observación le suene exagerada. Pero sin ella, creo que no valdría la pena seguir.
Porque, si se mira bien, en realidad no hay tal batalla, sin más, como un episodio meramente cultural, en sentido horizontal, como una mera puja histórica de corrientes de pensamiento: esto es una guerra. Y es guerra antigua, más antigua que lo que las crónicas puedan registrar, porque empezó entre ángeles y cuando no había hombres en el universo.
Debería ser nítido: si algún sentido y alguna importancia tiene combatir esta batalla y discutir asuntos de este mundo, en este planeta, asuntos que se consideran graves o raigales para la historia y la vida de los hombres en este planeta, es porque las raíces no están en este planeta y porque también ellos son instancias de una guerra antigua. Esta es batalla de una guerra y hacerse el tonto en este punto no solamente preanuncia una derrota sino, lo que es peor, hace que cualquier triunfo momentáneo que se crea propio, sin esa nota preliminar absolutamente clara, se vuelva, al final, un triunfo del enemigo.
¿Cómo sostener verdades que son la secuela directa y necesaria de la ley divina, corriendo de la escena con el dorso de la mano –cortés y discretamente– al autor de esa ley, para que la gente no se asuste o para que no nos tomen por místicos alucinados, papanatas ingenuos o niños que creen que de veras el lobo se comió a la abuelita? ¿Por qué motivo inteligente se nos podría ocurrir poner cara de que somos hombres de este tiempo, astutos, ilustrados y científicos, sensatos y razonables, prudentemente políticos, que sólo discutimos con argumentos que creemos que no nos desacreditarán ante nuestros interlocutores, en vez de poner la cara que tenemos y admitir sencillamente que sabemos lo que sabemos?
Que Dios es, que es persona, que es trinitario, que es el creador de todo lo que existe, que es el Señor de la historia de principio a fin, es una verdad mucho más ácida que el que haya creado al hombre y los haya creado varón y mujer, por mucho que lo segundo exaspere, porque suene autoritario y por lo que implica respecto de los nuevos credos anatómicos y morales de la opinión establecida, dominante o conveniente. Si lo que llaman “batalla cultural” trata acerca de esto, detenerse allí sin traspasar la esfera horizontal de lo humano y sin afirmar netamente todo lo primero respecto de Dios, es una estrategia de combate anémica: porque lo segundo es así porque lo primero es así. El hombre es lo que es porque Dios es.
Que Dios es el viviente supremo y es amor su naturaleza y que ha hecho que sus creaturas semejantes, por amor colaboren con la vida de principio a fin, es la razón última para que el aborto querido y buscado sea una rebelión nefasta o la eutanasia un asalto al Árbol de la Vida, como el mismo aborto, la eugenesia, la manipulación de embriones lo es. Sin lo primero, lo segundo es, si acaso, una cuestionable práctica quirúrgica o clínica por razones de higiene física o mental o de comodidad.
Pero hay más y más cosas en 360° que están en el sumario de la batalla que hay que dar y que no suelen figurar en el discurso de quienes dicen dar esa "batalla cultural". O, lo que es más peligroso, asuntos que ingresan en la lista de cosas a proclamar y reclamar, pero definidos de manera ambigua o errónea.
El sentido de la propiedad, la naturaleza y
el sentido y los alcances de la libertad, las razones y la finalidad de la vida
en sociedad, la naturaleza y la finalidad del poder en todas sus versiones y
particularmente en lo político, la razón de ser y la finalidad de la naturaleza
viva o inerte que rodea al hombre, el fin y los fundamentos y las necesidades de la
educación del hombre, la justicia de las leyes y de las instituciones, la
prudencia y justicia con la que administra los bienes naturales que le están confiados,
el uso de la fuerza, la consideración de lo que indudablemente es común... Quien
quiera puede seguir la lista de asuntos. Pero la definición y comprensión
última de todo eso –tan importante socialmente como lo relacionado con la vida–, está indisolublemente unido a la existencia de Dios y a su
propiedad intelectual y efectiva de todo cuanto existe y fue creado por Él, aun considerando la autonomía relativa del hombre, también ella de raíz heterónoma en
último término.
Se dirá que en la mayoría de tales asuntos rigen las leyes de lo probable y útil y conveniente, en orden a lo que los hombres proyectemos o hagamos con eso. Y es verdad. Lo que no es verdad es que tengamos poder omnímodo para obrar contra las leyes que rigen a todo lo creado. Si una cultura concibe mal lo que es Dios, el hombre y las cosas, es lo más probable que obre torcida o defectuosamente. Y quien pretenda dar una batalla cultural, deberá asegurarse primero de que su concepción de ese trinomio es verdadera y que es en razón de esa concepción que da la batalla. Y, si es así, ¿por qué lo callaría?
En este mundo sublunar, en los asuntos contingentes y temporales se hace lo que se puede, en los tiempos en que sea oportuno y posible. Pero lo que no puede pasar, aun en estos asuntos que –hay que insistir– son también ellos un campo de batalla, es que no se sepa, se olvide o se ignore por qué dar batalla.
Cuando un laico piensa y siente que todo esto no es práctico, no es
conveniente, no es prudente, no es político, o cuando piensa y siente que ese
lenguaje que empieza con la palabra Dios pertenece a los clérigos exclusivamente y que, si acaso lo usa él mismo,
debe hacerlo con sordina, en privado, sin que suene en su palabra pública, con
precaución para no ser descalificado y cancelado, allí es cuando se transforma en un
desertor o está a punto de serlo. Podrá dormir en las mismas barracas con sus
camaradas de combate, tendrá el mismo uniforme, y hasta, en ciertas cosas,
obedecerá a sus capitanes, si los encuentra, y formará en sus filas rumbo al frente con aparente ahínco y con casi las mismas armas. Pero su corazón se ha filtrado imperceptiblemente hasta
pasar tras las líneas enemigas; y no para una operación encubierta, sino para
instalarse allí, como alguien que, cuando menos, tiene doble ciudadanía y, claro, imposibles dos lealtades. En el mejor de los casos, andará entre ellos con la incomodidad del que se
ha quedado sin patria y no encuentra un motivo lo suficientemente hondo y
propio que satisfaga el sentido de su participación en la batalla. Peor le irá si ni siquiera se da cuenta.
En distintas épocas y lugares, en conflictos entre ejércitos y entre comunidades o naciones, ha existido eso que se llamó siempre “la tierra de nadie”, una zona en apariencia neutral, o baldía mejor, en la que nadie tiene supremacía y sobre la que no se permite tampoco la supremacía del adversario. Un más o menos amplio pasillo que separa a los contendientes, refugiados cada cual en sus trincheras o posiciones, tratando de avanzar o de impedir que el enemigo avance.
Pues, eso ya casi no existe en el caso agónico de esta “batalla cultural” que tanto se menea. Como tampoco existe la neutralidad, pues los asuntos en disputa se acercan vertiginosamente al límite en el cual, la más mínima proposición contraria al fundamental “Dios existe” se manifiesta insalvablemente contradictoria y, lo que importa más, tiñe la propia posición hasta el punto de que el combate se hace inevitable. Un combate a vida o muerte.
Así ocurre en esto que llaman “batalla cultural”, aun cuando un bando no se
anoticie de eso o lo considere irrelevante, o considere que se puede –con la
debida y razonable apologética, que para nada le sea ofensiva al credo de nadie– avanzar hasta el triunfo del bando propio, sin que haya que arriesgar
la vida “en exceso”, ni la vida del alma, ni la de la fama o la del cuerpo, que
siempre impresionan más aunque son menos.
En las filas adversarias puede haber toda suerte de combatientes, miembros de número y espectadores. En los ejércitos en batalla siempre los hay. No todos combaten efectivamente, pero acompañan o cumplen tareas menores o medianas, tal vez hasta significativas, aunque lejos del frente crudo de batalla. Como hay los que simplemente quedaron de ese lado y, con cierta indiferencia o por comodidad, van detrás de las columnas más aguerridas, hasta por temor a desentonar, o porque no han conocido otra cosa, y eso porque quienes debieron decir las cosas que debieron de haber dicho para que las conocieran, no las dijeron o las dijeron tan mal que quienes los oían no alcanzaron a ver la diferencia entre ambos bandos.
Pero si hay un oponente real, sólido y determinado, impulsado por una
convicción firme y una finalidad fortísima que, como un imán poderoso, lo atrae al combate, entonces, a ése hay que considerarlo seriamente. Hay que tener en
cuenta que lo anima algún amor (dicho genéricamente) y algún odio poderoso.
Porque sabe lo que quiere, sin dudar; y sabe lo que detesta, sin dudar. Ése,
mira las piruetas retóricas de oportunidad, oye los argumentos incompletos,
edulcorados o especiosos. Y se ríe internamente viendo al adversario enredarse
en sus propias tácticas sinuosas a medio cocer y en su estrategia errada y
hasta vacilante, cuando no traidora a su propio bando, queriendo o sin querer.
No se puede enfrentar a ese oponente real y último con abalorios para la tribuna, con fuegos de artificio para los votantes, que se pretende que finalmente decidan democráticamente quién ganó, haciendo eso hasta con un apetito desbocado de vindicta porque ha desaparecido la Cristiandad. Porque se siente que el bando propio perdió y se debe recuperar el poder que tuvo en otros siglos brillantes, a como dé lugar.
No se debe enfrentar al enemigo aguerrido esquivando las verdaderas razones propias. Ni se debe escatimar la razón verdadera de la batalla a quienes se pretende que la peleen. Porque, además de todo lo demás, es un fraude. Porque efectivamente eso es si,
por temor a nombrar el Cielo o el infierno, para empezar, sólo se les habla a
los hombres de una sociedad más justa y verdaderamente inclusiva, o de un
aguado y genérico estar a favor de la vida, o de un bienestar y un progreso social pingüe y confortable en este mundo, recurriendo a razones horizontales
que, por verdaderas que pudieren ser, siempre serán la parte baja de la verdad.
De la parte alta y vertical, de aquella parte en la que están las raíces de
aquello de lo que se esperan frutos en la parte baja, de eso no se habla.
Y no suele hablarse porque no se cree que sea del todo verdadero, o porque entorpece el discurso, o porque hay que hacer cálculos, juntar votos y voluntades,
sacar huevos de todas las canastas que se pueda, sin asustar con el Cielo, sin
asustar con el infierno, corriendo al patio de atrás a los ángeles que son los
que tienen encomendado custodiar la vida de cada uno de los hombres
engendrados y hasta de las comunidades o naciones que forman, poniéndose con aparente solvencia y verba galana en el atril de
los discursos para lanzar sus razones de oportunidad política y mundana, dejando
en la sala de espera –para que no se meta en nuestros asuntos humanos– al que
tiene la primera y la última palabra. Dostoievsky lo dejó bien expuesto en las
palabras del Gran Inquisidor, ¿para qué repetirlo ahora?
Pero esa estrategia para la “batalla cultural” no es tan importante si es la de los socios agnósticos que puedan ser por sus razones defensores
de la vida, si la impulsan los razonabilísimos socios liberales, que guardan a
Dios si acaso en su fuero privado pero a la vez temen u odian y por eso combaten –algunos, por meros pruritos conservadores– la revolución
moral y política (y económica, obviamente) de las huestes progresistas, de
izquierda o populistas; no es tan significativa si es la estrategia de socios tácticos que
se colectan entre protestantes, amish, evangélicos, musulmanes, judíos,
taoístas, budistas. Esa estrategia fallida verdaderamente cuenta cuando es la
estrategia de los católicos, sin mucha distinción de grados, de honores o de tribus
partisanas al interior de la Iglesia.
Importa sobre todo y más que nada que sea la de los católicos: los únicos que
dicen profesar una Fe cuyo contenido y origen sobrenatural y divino no les
permite olvidar lo que olvidan, esquivar lo que esquivan, tergiversar lo que
tergiversan, mentir lo que mienten, ocultar lo que ocultan, temer lo que temen,
apartarse de lo que se apartan, asociarse con quienes se asocian, planear lo
que planean, impulsar lo que impulsan, condenar lo que condenan, maltratar lo
que maltratan.
Porque,
si un católico no entiende realmente de qué se trata la “batalla cultural” en la que está empeñado,
si no advierte el origen y la
naturaleza de la guerra de la cual esa batalla es apenas una batalla,
si sólo espera el triunfo temporal
de lo que cree estar defendiendo en esa batalla,
si su consigna principal es que los enemigos de sus enemigos son sus amigos,
si confunde su militancia en
estos combates con la dialéctica izquierda-derecha y toma partido, mezclando lo
que debería importarle con lo que les importa a otros, a los que sólo les sirve
usar las razones católicas como munición contra los enemigos de sus propios
fines,
si antepone lo horizontal de
los argumentos de batalla a lo vertical de la guerra,
si pretende ingresar con su
acción en la esfera de los poderes y tener una silla entre los que conducen los
asuntos de este mundo en tanto asuntos de este mundo, y ser alguien en el
ámbito sinuoso de los asuntos del mundo en tanto asuntos del mundo,
si se asocia a otros que dicen las mismas palabras que él dice, sin que le importe que las digan para que él se asocie a ellos y formar así una masa crítica que le dé fuerza y poder a quien no debería tenerlo para hacer lo que no debería,
entonces,
a un servidor, al menos, le quedará claro que no ha entendido el sentido de su combate o que se ha decidido a pelear una batalla que tiene poco o nada que ver con la batalla cultural que debería pelear, no necesariamente para vencer, sino, necesariamente, para no ser vencido.
_____________________________
(*) (https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccatheduc/documents/rc_con_ccatheduc_doc_20190202_maschio-e-femmina_sp.pdf)
(**) https://revistaens.blogspot.com/2019/06/cosas-de-chicas.html
viernes, 1 de septiembre de 2023
A ver esto de la "batalla cultural" (I)
No: no es un afán purista, principista o angelista. Pasa que todo el asunto podría tratarse de una idea grande, de esas por las que uno está dispuesto a dar su vida. Y si, llegado el caso, tocara morir por eso, al menos un servidor querría saber que no va voluntariamente a la muerte por las razones equivocadas. Por eso mismo, no está de más, cuando llega un regalo que parece venido de los dioses, recordar a Virgilio cuando en la Eneida le hace decir a Laocoonte, sacerdote troyano que miraba el Caballo de Troya que los griegos le regalaban a la ciudad, aquello de Timeo danaos et dona ferentes..., porque hay cosas enormes y en apariencia admirables que traen con ellas enormes males.
jueves, 24 de agosto de 2023
Secretismo secreto
domingo, 13 de agosto de 2023
La novela difícil
"No te entrometas en cosas de magos, pues son
astutos y de cólera fácil".
John R. R. Tolkien
El Señor de los Anillos, I. La Comunidad del Anillo, Libro I, 3.
Claroscuros confundidores, ambigüedades perversas, constantes conspiraciones curiales y planetarias –cruentas algunas y muy mucho–, innumerables y terribles inmundicias, traiciones, perplejidades y angustias, apostasías que simulan piedad, piedades verdaderas que se castigan como apostasías, notables martirios de pensamiento y palabra y sangre, cobardías, ambiciones mundanas, oportunismos, satanismo. Y una lista igualmente extensa de santidades, heroicidades, sacrificios, humildades genuinas, grandezas invisibles. Y todos esos son apenas unos pocos nombres de cosas.
Pero son demasiadas cosas, sí. Una novela difícil.
Podría escribirla Leonardo Castellani, si en parte no la hubiera escrito ya, con tinta a veces, con sangre también. Si se pudiera hacer, tendría que ser algo inédito, no visto, aunque podría tener algo del estilo de Malachi Martin, con un poco de Hugo Benson, salpimentada con Soloviev, Dostoievsky, Pieper. Cosas así, porque no se puede inventar demasiado en ese rubro. Sí, en parte lo hizo Castellani, aunque hay mucho de historia en las ficciones que él escribió (como lo hay en la obra de Martin). Y lo extraño de esta novela difícil es que no parecería una novela: parecerían hechos reales novelados. Y en el mismo sentido, también debería haber bastante más que unas pocas pinceladas de cuestiones políticas, por supuesto, porque entre todas las cosas, estaría, claro, la Parusía. Y la Parusía enfrenta a una Bestia del Mar, hombre político, además de enfrentar a la Bestia de la Tierra, hombre religioso y profeta de la Bestia del Mar.
¿La escribiría un servidor? No creo. Si acaso, me alcanzaría para bocetar unas pocas pistas, que apenas servirían para dibujar a mano alzada una estructura dramática provisoria, como hebras que podrían tejerse.
Por
ejemplo.
sábado, 12 de agosto de 2023
Romancillo para C. (III)
Ésta es la senda, mujer,aquí principió el camino:aquí anudamos los pasos:ya no son tuyos ni míos.Este sendero, mujer,nos lleva al puente del ríoy va montando las lomaspor laderas donde el trigoirá a la tierra en septiembrecuando florezcan tus lirios.Este camino, mujer,donde tu amor ha nacido,tiene el color de la tardey el aroma del rocíoy está bordeado de lunasy de conciertos de mirlosy tiene un mallín que tejealfombras de trébol tibioque son lecho de la siestaen los días de sol limpio,bajo un aromo plateadoque es todo flor y zumbidos.Esta vereda, mujer,me sabe a amor y a destino:por ella voy a tus brazos,y por ella estás conmigo.
viernes, 11 de agosto de 2023
Romancillo para C. (II)
Amor con amor se paga,dice la copla en tu cantoy hay flores de un limoneroque contigo están cantando.Amor con amor se paga;y hay un azahar estrelladoque reclama con tus ojosla moneda con que pago.Amor con amor se paga;y el aroma de tus manosse ha vuelto azahar y caricia,con que mi deuda ha aumentado.Amor con amor se pagadice la copla en tu cantoy el corazón que te diceque con amor he pagado.
viernes, 4 de agosto de 2023
Canciones para C. (IV)
Estás como si fuerasel aire mismo.Celeste en el aroma celeste de lavandaque me cerca y se aleja,llevándose ese rastro que caminé contigo,más allá de este tiempo,más allá de la ausencia, que por ti ya no existe .Te persigo entre aromos,te busco entre magnolias que esperan que el veranote adorne el pecho tibiocon ese blanco inmenso.Estás como si fuerasuna niebla amorosa,un húmedo silencio,el abrazo del viento que aturde los sentidos,silbidos de la noche de este llanoen el que estás en todo.
miércoles, 2 de agosto de 2023
Canciones para C. (III)
Si la mañana pudierallevarme hasta donde estás,iría tan lejos. Más:iría hasta donde fuera.Es ser sin ser primaveraflorecer para esperarte;es ser en secreto el arteque da fruto en la canción:amores que el corazóngerminó para cantarte.Si la noche comprendierala luz que a este mundo das,no habría oscuro jamáscon que la noche viniera.Si todo se oscurecieray no pudiera encontrarte,no tendría que buscarte:donde esté tu corazón,llegaré con la canciónque nació para nombrarte.
lunes, 31 de julio de 2023
¿Somos Hombres o Hobbits?: ¿Qué quiso hacer Tolkien?
Hay muchas razones posibles que
expliquen por qué escribió John Tolkien sus historias tal como las conocemos. Y
entre todas hay una que es real y verdadera: si el profesor Tolkien no hubiera
sido un docente relativamente pobre no sabemos si habría habido un Hobbit y todo lo demás. La historia es
conocida: aunque los sueldos de Oxford eran mejores que los de otros centros de
estudios, Tolkien tenía 4 hijos (cosa infrecuente) y bastantes gastos para
criarlos. Tuvo que anotarse en distintas partes para corregir exámenes de
ingreso que le dieran un complemento a sus ingresos ajustados. En uno de
aquellos exámenes, dice, un estudiante tuvo la cortesía de dejar una hoja en
blanco. (Créanme que es fatigoso corregir y es verdad que le da un cierto recreo
a la mente encontrar de pronto una hoja apenas escrita o directamente en
blanco.)
En esa hoja en blanco, el profesor dejó que su silenciosa creatividad se
filtrara hasta la superficie y, descansando del tedio, escribió una frase,
digamos, al azar y, en principio, completamente huérfana de padre o madre: en un
agujero en la tierra vivía un Hobbit. Y nada más.
Hay dos cosas que apuntar sobre esa casualidad.
1. Tolkien nunca pudo explicar del todo de dónde surgió en su mente esa
palabra. De eso trataron de encargarse críticos y urgadores y especuladores.
Pero él no lo supo y lo dijo más de una vez. 2. Por otra parte, otra cosa que
siempre dijo fue que si encontraba una palabra (o la inventaba, que etimológicamente es lo mismo) podía escribir una
historia con ella: “dénme una palabra y
le encontraré una historia”, decía.
¿Es verdad lo que dijo? Hay que creerle, por supuesto. Pero sólo hasta que
llegamos a la fragua oculta en la que el arte alumbra y elabora sus obras, en
una intimidad que es inalcanzable hasta para el propio autor. A ese caldero que
hierve sobre el fuego de lo que llamamos la inspiración van a dar literalmente
innumerables percepciones sensibles, muchas inconscientes o fragmentadas,
pensamientos aparentemente perdidos, ideas que en un momento se consideran
locas o que no llegan a formularse completas, soliloquios inconexos. Y más
cosas. Tolkien sostenía que las historias iban escribiéndose a medida que él
las plasmaba. Y hay que creerle también. Pero…: nadie da lo que no tiene. De
modo que en algún lugar estaban todas esas cosas. El lenguaje, al ponerlas en
signos, las estructuran, las completan, y les descubren su forma interior. Más
que darles una sintaxis, el lenguaje revela su ilación y su sentido.
Canciones para C. (II)
En este derredor que ya es un cielo,yo te vi en la paloma que volaba.Y te vi en su silencio que arrullabadelicias de tu vuelo.Y vi, al mirar, tu mano que bordabala inicial de mi nombre en el pañueloque llevas como augurio, ese consueloque la noche te daba.Paloma que en tu vilo y en tu celoibas amante al corazón que amabaverte llegar en vuelo.Paloma en el pañuelo y en el cielo,la inicial de mi nombre te augurabael canto que callaba.
sábado, 29 de julio de 2023
Canciones para C. (I)
Hay un rosal que ha dicho que nos parió el invierno:que agosto es el orfebre que engarzó tu sonrisa,que inauguró en el aire el viento en que naciste.A mí, septiembre quiso sembrarme con trigalesy envolver en panales mis ojos de tormenta,para seguirte como septiembre a agosto sigue.Y nos parió el invierno, ya el sol resucitado,y era todo evangelio la primavera claraque decía tu nombre al prado verdecido.Acunados en vientos y en trigos en simiente,llegamos a esta tierra en un alba sin niebla:tú, en mis sueños soñada; yo, de tu amor, amante.
sábado, 22 de julio de 2023
Romancillo para C. (I)
Tu pelo negro,la nieve blanca.Brasas de fuego,niña, en el alma.¿Dónde está el cieloque nos ampara?,te está diciendola nieve blanca.¿Dónde está el cuervo,negras sus alas?,me voy diciendo,niña, en el alma.Y estoy sintiendola nieve blancaarder mi pecho,tú, recostada,tu pelo negroque enciende brasasque son el fuego,niña, en el alma.Tu pelo negro,la nieve blanca.Brasas de fuego,niña, en el alma.
miércoles, 19 de julio de 2023
Sonata: III. Rondó: Allegro
Cuando ya no es la noche silenciosay el día la conjura,tu gloria, tu frescura,tu silencio, tu paso mariposa,tu presencia amorosa,disuelven con fraganciacada huella en el polvo y la distancia,cada herida, la espina de la rosa...Mi corazón escanciael vino de tu voz. Y es apacibledespertar así amado,y verse traspasadopor el gozo que das. Es invencibleel manantial de luz inconcebibleque tu voz ha sembrado:todo amanece cuando soy nombrado.Te llevo como un peso deliciosoen mi pecho, adornadacon flores, coronadacon la corona de mi amor, graciosopor la gracia del aire rumorosoque tiene tu mirada.
Libre en el lecho tibio de tu cielo,tu reino soberano,tomado de la albricia de tu manocamino sin andar, me alzo en tu vuelo,se acalla todo anheloinnecesario, vano,
y rasgas mi nostalgia con su veloy dejas que tu cálido y tempranoresplandor cotidianome ilumine de ti y de tu consuelo.
domingo, 9 de julio de 2023
Sonata: II. Adagio sostenuto
¿Qué será de ese día silencioso?¿Qué soledad habrá?¿Dónde estaré? ¿Qué cielo luminosoen mí se apagará,punzándome el dolor más doloroso?¿Cómo será la tarde de ese día?¿Por qué no habrá murmullosde abejas, ni capullos,ni el polen que atraíaenjambres en tumultos de alegría?¿Ni zorzales? ¿Torcazas, sus arrullos?¿Ya no veré tu sombra?¿Mi voz desde esa hora será mudaporque ya no te nombra?¿O al nombrarte la pena se desnuday se hace más aguda?¿Sabré que ya es vacíoel mundo que a tu paso gobernastetan amorosamente? ¿Será fríoel viento de la ausencia que dejaste?¿Quedará lo que amaste?¿Quedaré si no quedas a mi lado?¿Aún seré el amado?¿Así será tu muerte?¿Un mar opaco en este valle muerto?¿Será todo lo oscuro ya no verte?¿La nada en un desierto?¿Púas de hielo en este mar sin puerto?¿Tenerte en cada cosa sin tenerte?
sábado, 8 de julio de 2023
Sonata: I. Allegro cantabile
Y vi en el aire el vuelo de tu talle,la sombra clara y breve de tu pecho...Y el milagro que has hechocon las horas de hierro de este vallede lágrimas, sembrandotan silenciosamente maravillasen las cosas sencillas;cuidando, y siempre amando,estos fuegos, mi noche y mis astillas...El trébol de la loma,una nube incendiada, el cielo gris,tu voz como un arrullo de paloma;entre todas las flores, flor de lisde plata entre mis manos,tu lirio en luz tan pura y la purezade tu boca que reza...Los corazones quietos y cercanos,serenos de alegría,sinfónicos en todo, consonantes;tú en los ojos amantesnaciendo cada día,yo, en este gozo que no conocía,del que somos oriundos y habitantes.
viernes, 7 de julio de 2023
Soneto
Los años pasan grises y enredados,vagan alrededor sin darse cuentade que en su savia misma se alimentala verde luz de los enamorados.Y van entre el ramaje, enamorados,verdes en su esperanza que alimentael mismo amor que son, sin darse cuentade su luz, entre grises enredados.Somos el verde, amor, somos el verde.Tú, entre las ramas grises de este mundoy el gris de plata que en mi sangre anida.Somos el verde, amor, somos el verde.Tú, pura vida en esta edad del mundo;yo, el puro verde que en tu pecho anida.
jueves, 6 de julio de 2023
Nosotros
En tu mano de lino, en tu mañana,en tanto campanario de tu risa,en tu llegar feliz, en tu precisamanera de ser siempre cotidiana.En ese modo torpe de mi prisa,en este ser tan solo, en mi italianacostumbre de mirar, en la artesanaquietud de una belleza que improvisa.En cada cosa somos. Y así estamos.Tan cercanos, tan lejos, tan iguales;tan una misma cosa y diferentes.En cada cosa nuestra, en todo, amamosesas mínimas huellas y señalespara sólo nosotros evidentes.
miércoles, 5 de julio de 2023
Romancillo de la niña de cielo y jazmín
Niña de cielo y jazmín,canción de plata en el aire,tu nombre brota en el ríodemorado de mi sangrey es un murmullo de abejasde pura miel que me late.Azahar de una huerta antigua,rama de un árbol que sabequé raíz florece en ella,qué dulzura fue su madre,qué siglos de viento tiene,qué cerros, qué manantialesse levantan a tus piesque hasta mí en amor te traen.Niña de cielo y jazmín,alondra que da su cantecomo aguijón de los díasque llevas entre la carney en los ojos y en el almay en tu corazón rampante:¿qué tengo yo que me miras?¿qué, sin nada, puedo darte?¿qué riqueza es mi pobrezaque a tus tesoros le baste?Niña de cielo y jazmín,flor nueva que no es de nadie,¿por qué el jazmín de tu aromaquiere en mis manos quedarse?Niña de cielo y jazmín,paloma blanca de nadie,¿por qué a mi pecho das cielopara que el pecho lo guarde?
martes, 4 de julio de 2023
Partida
Son silencios las horas, los espejos,
cenizas taciturnas son los días.
Y las distancias cada vez más lejos.
Son niebla gris las voces conocidas,
se disuelven los mapas, las faenas,
las mañanas de luces desvaídas.
Son lápidas sin lágrimas las penas,
hay recuerdos en túmulos vacíos
y olvidos como espinas y cadenas.
Son minutos ajados y sombríos,
nubes sin lluvia, lunas inquietantes,
agobio mudo en sordos griteríos.
* * *
Maduraron los pasos vacilantes:
no miran hacia atrás ni se detienen
en mil presentes insignificantes.
Sobre las aguas de otros ríos vienen,
en ondas dulces, cantos sin tristeza
que el corazón celebra que resuenen.
Cierro una puerta. Voy a tu certeza,
a tu flor que florece con fiereza.
Voy a tu encuentro. Y mi mundo empieza.
viernes, 23 de junio de 2023
Apunte sobre el estado de la nación (IV): "libertad, libertad, libertad..."
En 1960, en una conferencia famosa, el P. Leonardo Castellani sostenía que el liberalismo se estaba desintegrando en la Argentina y que la cuestión se resolvería, a partir de allí, en una disputa entre comunismo y "rosismo".
De esa conferencia salió un opúsculo (Esencia del liberalismo), que después, en 1975, con otros escritos sobre el mismo asunto, se publicó en uno de los tomos de Dictio. Un comentario muy elogioso a Mito y Política, de Nimio de Anquín, forma parte de ese conjunto y es tan valioso como la conferencia.
Y creo que lo es desde el amanecer mismo de la patria, al menos en las disputas por definir y ejecutar lo que la Argentina debe ser.
Por diversas razones –y más hoy día– habrá quienes crean que el peronismo –en su proteica manifestación multiforme y casi anómica– es lo peor que nos ha pasado a los argentinos. Pero no lo es. Porque lo peor más permanente es el liberalismo y en todas las áreas de la vida social.
Punto para el liberalismo subyacente y que flota ya en el ADN de la vida política argentina.
Pero no me crean a mí. Lean –o no dejen de releer– esas páginas de Castellani y verán por qué.
Así como hay quienes se recuestan en el peronismo acrítica y dialécticamente, muchas veces por las hebras de "rosismo" –tergiversado o poco consecuente– con las que está tramado, así hay quienes se recuestan en el liberalismo por lo que creen que tiene de antiperonista, anticomunista, "razonable" o civilizado. Y lo más curioso es que a veces los mismos que hacen una cosa hacen la otra, alternativamente (y hasta al mismo tiempo, si la ocasión cuadra...).
No pocos nacionalistas tienen ese problema. Porque es un problema. Y seguirá siéndolo, hasta donde un servidor alcanza a ver. Y la ceguera ante ese problema no es responsabilidad de cualquiera de los peronismos ni de cualquiera de los liberalismos.
martes, 13 de junio de 2023
Apunte sobre el estado de la nación (III): "¿A quién voto?"
En el libro de la Retórica, Aristóteles señala los tiempos que corresponden a cada una de las tres especies de discursos.
viernes, 9 de junio de 2023
Apunte sobre el estado de la nación (II)
Ahora bien.
Un batifondo de voces. Oquedades, delirios, rapiñas y decenas de miles de linduras como ésas.
Entonces, volví 100 años en el tiempo y algo me consolé: poco o nada nuevo bajo el sol. Por un momento pensé que todo ese fango hediondo era un invento argentino.