martes, 28 de abril de 2020

Soneto XIV


E de l’arso mio cor, l’occulto foco...,
canta Simone las notas de Tarquinio,
y Enrico y su laúd apenas suenan
en la noche de abril, húmeda y tibia.
Veo en el cielo las estrellas pálidas:
un vaho que la lluvia levantó,
mientras el humo del tabaco negro
tiñe este tiempo con su aroma áspero.
Vibra Simone, y todo se detiene;
es la hora y el día en cualquier parte,
bajo mi cielo u otro cielo extraño.
Suspendida en el aire, en su silencio,   
y soñando otros cantos junto a un río,
duerme una voz que el tiempo ya madura.