domingo, 19 de abril de 2020

Soneto III


Había una vereda de eucaliptus
que el viento hacía cantar cuando soplaba.
Eran tres los ancianos que veía
conversar cada cual desde su puerta.
La reina de la cuadra de ojos verdes,
un mastín que asustaba a los pequeños,
la viuda pobre que pedía comida,
un almacén de ochava vista al campo...
Y fui hace poco por sus calles solas
y vi que el tiempo dibujó otra estampa.
Hoy no es ayer y ayer tan sólo existe
si acaso en la memoria que retiene,
inútilmente, lo pasado e ido
y que no ha de volver, por más que esperes.