La razón para editar en este formato las tres entradas que había publicado días pasados, es el aprecio que le tengo a María Magdalena. Y por lo mismo, me pareció que lo que había dicho sobre ella, en conjetura (aunque creo que lo dicho es verdadero), merecía ser presentado de modo que en nada desmereciera a la santa discípula de Jesús.
Y eso hice. O al menos, eso creo.
Ya me lo dirá ella.