lunes, 12 de junio de 2006

Faux pas

Lo que dice la nota es en buena medida previsible.

Y no voy a decir nada de la cuestión específicamente. No me voy a poner a discutir específicamente si hay que cobrarle o no impuestos al mensaje de texto o al correo electrónico.

Digo sí que hay algo en la lógica de este mundo que obliga a confrontar el cobrarle impuestos a las cosas (incluso a esas 'cosas buenas de la vida') con la libertad de expresión, por ejemplo. Y eso suponiendo, claro, que el e-mail o el SMS sean en sentido estricto, o en algún otro sentido, algo relacionado con eso que se ha dado en llamar libertad de expresión.

El liberalismo, y el capitalismo por extensión, tienen ese problema: ley vs. libertad. Y más (o menos): libertad individual vs. pagar impuestos.

¿Se paga alguna especie de impuesto a tener trabajo? El consumo de infinita cantidad de bienes y servicios -que bien podrían ser consideradas 'cosas buenas de la vida', a través de las cuales también podemos amar, decir el amor, preocuparnos y todo eso, ¿no está en absoluto gravado directa o indirectamente con impuestos? ¿Seguro?

Si hago un cartel para decir cualquier cosa (por ejemplo, que no hay que pagar impuestos si uno quiere hacer un cartel para decir cualquier cosa), pago entre otros un impuestillo que se llama IVA, por ejemplo.

Pero está, por otra parte, este párrafo...
Proponer un impuesto al mail y al SMS ponía a Lamassoure (el autor del proyecto) en el lugar del político que no tiene ni la más mínima idea de lo que le pasa a la gente, que no sabe que el mail es una de esas cosas buenas de la vida, que nos decimos el amor por SMS, que nos preocupamos por correo electrónico. Era parecido a ponerle un impuesto al abrazo o, por qué no, a la sonrisa.
y este otro...
Lo que ocurre es que el impuesto al mail lesiona una de nuestras libertades fundamentales, la de la libre expresión.

tienen un sabor extraño (a mi paladar, digo...)

Hay un aire raro en esa defensa. Algo incluso bastante peligroso.

Algo que la hace increíble. Y precisamente el hecho de que haya puesto al amor como rehén en medio del tironeo de billetes, es el faux pas, me parece, que lo pone en evidencia.