jueves, 25 de agosto de 2005

Otro memo...

Hace unos días me hicieron algunos comentarios sobre la poesía en general y sobre los versos al modo de Quasimodo, en particular.

Me quedé pensando. Por ejemplo acerca del debate infinito sobre las notas de lo poético. Hay centenares de disputas sobre esta cuestión.

A la cabeza me viene, al azar, la de los jóvenes del movimiento martinfierrista de la década del '20 del siglo XX, entre los que militaba Leopoldo Marechal.

No vayan a creer que principalmente los límites o el dinero o el poder levantan guerras fratricidas, parricidas o filicidas...

Como alguna vez recordé por acá, los insolentes muchachones de 20 años llegaron a mortificar amablemente hasta a su 'maestro', otro Leopoldo, Lugones, y su pasión por el metro y por la rima, particularmente la rima 'rica', esa rima difícil, lujosa, de pocas palabras que rimen, que suele hacerse con 'diccionario de la rima' o un vocabulario envidiable.

Como sigo sin tiempo, lo dejo anotado para no olvidarme.

Pero antes de salir corriendo, y sin afán polémico ninguno, dejo un par de cuartetas bien medidas y bien rimadas:
Los afganos recónditos y lívidos
pavonean sus danzas y enarbolan
los gritos guturales con que engolan
sus ululantes carcajeos vívidos.

Arrumban en vorágines versátiles
unas cabras que traen de Crimea
para una esclava sorprendida y rea
que deglute cansina algunos dátiles.
En fin.

Qué sé yo.

Tiene que haber algo más que música, algo más que metro con acentos, y algo más que rima.

Si no, estas cuartetas serían poesía.

Y no lo son.