domingo, 5 de septiembre de 2004

Con esto de que al cine se le viene dando por sacar cada tanto "una de romanos", hay que andar a los saltos épicos: de Wallace a Arturo y de Aquiles a Gladiador. Claro que hay romanos de todos los tiempos, así que por qué no sumar al soldado Ryan y movidas así...

Si no se enojan los fanáticos, en el imaginario de muchos la misma Pasión de Gibson entra en la lista, me parece. Por lo menos, en cuanto a poblar la pantalla de romanos...

Pero más allá de todas las salvedades que haya que hacer, en mi opinión, habrá que tener paciencia y esperar que las cámaras se harten de los libros de historia (como se hartaron de las galaxias...), para posar su ojo buscón y perspicaz en otros estantes de la biblioteca (si es que al cine le va quedando alguno...)

Sí, efectivamente, me fui a ver Rey Arturo.

Por supuesto que los interesados podrán encontrar de dónde sacar material para valor debidamente al trío Fuqua-Bruckheimer-Franzoni (director, productor y guionista, respectivamente), en lo que a planteo se refiere (y ya sé que el cine es principalmente visual y todo eso, y que como arte y como sucedáneo de la literatura hay que pedirle no mucho más que verosimilitud y tal y tal...)

Entonces, para no cansar con obviedades, me limito a hacer una breve lista (incompleta) de personas (básicamente amigos y conocidos) a quienes les rogaría no ver la película:

Arturo, Merlín, Ginebra, Lancelot, Bors, Galahad, Gawain, Tristan, el Imperio Romano, Pelagio, los sármatas, la iglesia católica entre los siglos II y VI, los sajones, los britanni...