lunes, 27 de septiembre de 2004

Es tiempo de primavera, aquí en el sur. Hagámosle un homenaje, por pequeño que fuere.


"Yo recuerdo una edad escondida entre flores:
Ha dejado en mi lengua un entrañable
sabor de paraíso."


Leopoldo Marechal, Gravitación del cielo.



Ningún lugar de la tierra
al que tuviera que ir,
tendrá el aire de estas flores
que llevo hincadas de ti.

Porque son como tus ojos,
y qué flor aroma así.
Porque tus ojos son aire,
son flores y son país.

No quiero ninguna tierra,
yo que tengo que morir,
adonde siembren mi sangre
en silencio y sin raíz.

Flor son tus ojos, terruño
adonde vale vivir;
y aun morir, si eres la tierra,
ya no se llama morir.

Que se levanten del tallo
que me sostenga feliz
dos flores como tus manos
y que me cubran el gris

que me baja por la risa,
si no me puedo reír,
con la mirada en otoño
o en invienrno, pues sin ti

no hay primavera ni verde,
no hay bosque, prado o jardín,
ni viento que endulce el alba
como amasada en jazmín.

Por eso ninguna tierra,
yo que tengo que morir,
consiento que me reciba
si tú no eres flor allí.