jueves, 29 de julio de 2004

¿Por qué hay que ver en el que sufre, en el pobre, a Cristo?

Y si tenemos que ver a Cristo en ellos, si Él quiere que lo reconozcamos en ellos, si Él nos dice claramente qué papel asume y representa, ¿qué papel nos toca a nosotros, qué papel venimos a representar nosotros si Cristo es el pobre y el doliente?

¿Quién es el samaritano de la parábola? ¿A quién está representando? ¿Quién es el judío que bajaba de Jerusalén a Jericó de Samaria? ¿Alguno de los dos es Cristo? ¿Alguno de ambos somos nosotros? ¿Cuál?

¿Por qué hay que amar al prójimo?


Una vez que tratemos de ver quién es quién en esa parábola, y qué papel, el papel de quién, nos toca a nosotros frente al pobre y doliente, tendríamos que volver a preguntarnos por qué hay que ver a Cristo en los pobres y dolientes.