martes, 6 de julio de 2004

cosas que uno es y no sabe, ya que hablamos de raíces.

por ejemplo, esta puerta.


la descubrí ayer, tarde por la noche.

la estuve mirando largamente. y me di cuenta de que frente a ella (tal vez a través de ella) pasaron mis ancestros no una vez, sino muchas.

les habrá sido una referencia, la puerta de tal, la casa de tal...

¿habrán besado o habrán sido besadas allí? ¿habrán sabido algo pasando por allí, habrán sentido resquemores, conocido traiciones, recibido un abrazo de consuelo? ¿habrán pasado por allí sin mirarla, felices, con agobio, soñando? ¿habrán tratado frente a ella algún negocio? ¿alguna noche de tristezas, quizás unos vinos en el alma, algunas grappas, o algún alcohol de fiestas?

madrugadas, tardes, bautismos, casamientos, paseos, noches, compras en el pueblo, de vuelta al campo.

San Severino Lucano, en la Basilicata, en la provincia de Potenza, tierra de mis bisabuelos maternos y de allí para atrás quién sabe cuántos hombres, cuántas mujeres que llevo en esa parte de mi sangre.

nunca estuve en Italia. ni sé si alguna vez estaré.

no conocía esta puerta, hasta ayer. y por una fotografía ahora, que no es lo mismo.

pero esa puerta está en mi sangre. está en la memoria de imágenes que pueden pasar calladamente de padres a hijos por generaciones. imágenes de los ojos, de las manos, imágenes del sonido cuando se la abre o se cierra, el olor a pintura cuando se la pinta de tanto en tanto.

también soy esa puerta.

y no lo sabía.