martes, 12 de mayo de 2020

El ángel


Y pasó el ángel que cada tarde pasa,
cuando el sol se recuesta fatigado
entibiando la espalda de mi casa.

Trae el ángel tu voz a su cuidado,
no sé de dónde por el aire manso,
y la deja que abrace mi costado.

Y en ella voy, me lleva en su remanso
hasta un instante que yo sé terreno,
delicia de una edad que es mi descanso.

El ángel sabe que entonces yo era bueno.
Y él con tu voz conmigo se acompasa
y abrasa el corazón, al fin sereno.