José María Fernández Unsain ha sido uno de esos casos. Por ejemplo, publicó en la vieja revista El Hogar, en diciembre de 1951, este soneto (con una peculiaridad paisana y con su pequeña y final rareza de aguijón...)
Agosto
Agosto deshojado, sin ternura,
agosto duramente deshojado,
sobre tu tierra fría he caminado
y he galopado en tu desparejura.
Estoy atado a tu memoria oscura
y a tu tiempo de hielo calentado.
Yo supe ser aquel enamorado
sin antes, sin muchacha, sin diablura.
Nacido fui sobre tu lomo arado
en la provincia de la donosura,
ande todo el paisaje está encelado.
Me enamoré en tus sombras y en tu albura
y me gusta morir enamorado.
Agosto. Luz segura.