domingo, 15 de febrero de 2015

No retornable


El asunto no es trivial, me parece.

Allí estaban las botellas de cerveza, en un orden pulcro, sobre el estante interminable. Iguales, notablemente iguales. Marcas opuestas, distintos uniformes, aunque idénticas.

Pero.

Algunas tenían en su frente un infamante No retornable, mientras que otras, con aspecto sufrido, exhibían su Retornable, bien que con cierto aire petulante, por qué no decirlo.

Compré vino, finalmente. Tinto, claro. Y Cabernet, se entiende.

Pero pasé unos cuantos minutos interrogando a las cervezas. No retornable, Retornable.

El caso lucía interesante.

¿Qué significa esto? ¿Cómo es posible la identidad aparente y la diferencia contradictoria? ¿Mero efecto del mercadeo, trampa de publicistas? ¿Son iguales pero las denominan distinto? ¿Son distintas aunque se muestren iguales? Y ya en otro renglón, pero no menos inquietante: ¿es preferible ser Retornable o No retornable?

Una señorita que tenía trazas de ser más amiga del lúpulo que un servidor (que para nada soy despreciativo, especialmente de la variedad stout...), me miraba con cierta condescendencia perita, como si fuera un vulgar neófito indeciso. Seguí en mi quisicosa bastante más todavía cuando ella ya había cargado al tun tun y sin remilgo alguno tres de las más comunes.

*   *   *

Pasé un momento químicamente agradable a la tarde investigando el punto.

No retornable, Retornable: esto va más lejos, me dije. No es cosa del mero envase. No, señor. Ya había visto, ante el regimiento marrón formado en orden de batalla de la góndola, la cualidad intensamente simbólica de la cuestión.

En principio, los datos puros y duros dicen esto:

El vidrio del tipo calizo (hay otros tres tipos para distintas clases de envases) es el más ampliamente utilizado para envases de vidrio que habrán de contener, por ejemplo, cerveza.

Además de ser el más común, este vidrio es el que se funde con mayor facilidad debido sobre todo a su composición. Está formado de manera dominante por sílice, así como por calcio y sodio. Dentro de esta composición, el sodio actúa como fundente y el calcio proporciona la estabilidad química que evita que el vidrio se vuelva soluble al agua.

Su coeficiente de expansión o dilatación térmica es de 87 (87 x 10.7 pulgadas/°F). Si se le agrega una mayor cantidad de sílice, experimenta una resistencia mayor al choque térmico.

Actualmente los valores de espesor que se aceptan en máquinas modernas son de 3 a 5 milímetros para envases retornables y de 2.2 a 2.5 milímetros para los no retornables.

Listo. Parece que así se derrite todo el misterio: mismo tipo de vidrio, distinto espesor. Y eso por la utilización repetida de un tipo de envase y el descarte después de una vez del otro. Dato de color: un envase Retornable promedio admite unos 20 rellenados, aunque el rango parece ser de entre 15 a 50 veces. Cada rellenado se llama vuelta.

*   *   *

¿Listo? De ninguna manera.

¿No se da cuenta de las analogías y comparanzas de todo tipo que admite la cuestión? ¿O solamente a mí se me ocurre que con esos mismos elementos pueden sacarse conclusiones en literatura, en política, en religión, en educación, en economía, en sociología, en filosofía, y sigue la cuenta...?

Retornable, No retornable.


Fíjese, cumpa. Fíjese y después charlamos.