martes, 1 de octubre de 2013

Octubre




Llueve apenas un aire.

Ya es octubre.

Y la llovizna fría,
esta mañana,
me recuerda que octubre me ha dejado tres heridas.

De esas que son mientras que dure el tiempo.


Y ahora, esto es octubre.


Le perdono sus días,
su memoria.

Su isócrono memento y sus tristezas.


Y nada más esperaré que crezca,
quietamente,
que madure con trinos su semilla de sol,
de viento y flores.

Sé indulgente con octubre, me repito.

Y obediente,
tal vez agradecido,
él va en silencio,
año tras año,
al fin.