domingo, 13 de octubre de 2013

Eduardo

Saint Edward’s Crown, coronation crown of the kings and queens of England that consists of a gold- and jewel-encrusted base surmounted by a cross. The crown’s appellation was first used in the 13th century, after Henry III had transferred the body of Edward the Confessor to its present shrine in Westminster Abbey and equipped it with new funeral ornaments (the old ones were preserved in the Abbey as relics of the saint).

The actual crown seems to have been used for the coronation of all English sovereigns from Edward I to Charles I except for the boy Edward V, who was never crowned at all. It was broken up in 1649 by order of Parliament, but the present crown, designed for Charles II (reigned 1660–85), apparently was made from the fragments.

Esto dice la Enciclopedia británica a propósito de la Corona de San Eduardo, la más importante de las joyas de la corona inglesa.

El caso es que Inglaterra tuvo dos santos con ese nombre. Y los dos reyes. Y parientes: Eduardo II el mártir y su sobrino, Eduardo III el confesor.

Es curioso. Eduardo el Confesor mandó a construir la Abadía de Westminster pero no alcanzó a asistir a su consagración en 1065 porque estaba ya enfermo. Murió en 1066, el mismo año en que inicia la dinastía normanda por la invasión a la isla. Desde Guillermo el Conquistador en adelante, salvo excepciones, la testa real es coronada allí mismo, en la abadía que mandó a levantar a los benedictinos. Más tarde esto mismo se haría ya con la llamada Corona de San Eduardo, mientras los monarcas se hallan sentados en la silla o trono que también se llama silla de San Eduardo.

Fue Enrique III el que en el siglo XIII hizo reconstruir la abadía y allí se usó por primera vez la famosa corona cuando se trasladaron los restos del santo a la capilla donde quedaron después de la reconstrucción.

Antes, otro Enrique, el II, impulsó la canonización de Eduardo en el siglo XII, lo que ocurrió en 1161, en Roma, en una ceremonia que presidió el papa Alejandro III.

Los restos de Eduardo fueron sepultados solemnemente en la abadía por el arzobispo Thomas Becket, en 1163, el mismo arzobispo al que el propio rey Enrique dizque mandaría a matar en Canterbury, a fines de 1170.

Tres años después, en 1173, el mismo papa Alejandro III canonizó al mártir Thomas Becket y mandó a Enrique que hiciera penitencia ante la tumba del arzobispo.

Como se ve, aparentemente, la actual Corona de San Eduardo fue rehecha por otro rey católico inglés (no son muchos de 1538 a la fecha), Carlos II, llamado el alegre no precisamente por su vida casta.

El Parlamento inglés bajo el breve período repúblicano del siglo XVII mandó destruir la corona anterior. Y, según dicen, una vez restaurada la monarquía con Carlos II, con fragmentos de la vieja corona se hizo la nueva.

Carlos no pudo tener hijos con su esposa la infanta portuguesa Catalina de Braganza. Y tuvo, dicen, decenas de amantes de todos los rangos, muchas de las cuales concibieron hijos suyos. Reconoció 14 de ellos y les dio títulos nobiliarios. Razón por la cual, dicen también los chismes de la sangre, Diana Spencer desciende en línea directa masculina de dos de ellos. Así las cosas, si un hijo de Diana Spencer fuera rey de Inglaterra, descendería de Carlos, el restaurador de la Corona de San Eduardo.

Y esto dicho, digo que hoy es la fiesta de San Eduardo el Confesor, con quien parece, en parte, empezó algo de esta historia que, si no es peor que lo que es, debe ser también por su intercesión.