miércoles, 29 de marzo de 2006

Tormenta

I

Truena el aire, gris el cielo, y azul la mirada mía.
Una tormenta de voces y un rayo de luz pedía.
Mientras, la sombra tronando. Ya el viento que taja hacía
temblar la tierra y mis manos, y el alma que está vacía.
Gotas duras, claras, ciegas. Vino el agua que caía:
nubla el aire, carda penas y pregona una sequía
con voz de doler la historia a golpes de profecía.
No dejo que el viento arrastre lo que el cielo me traía
en nubes llenas de amparo (aunque te amparen un día,
o una hora...) Ya el camino, por el rumbo que venía,
se borra mientras camino, porque el paso desvaría...

II

Pienso si es gris como el cielo o azul la mirada mía
y si trajo la tormenta tanto como le pedía.
Pienso si andando mi senda creí que el camino hacía;
o si de voces y luces, como mi alma, vacía
quedó la historia; y la lluvia, que carda penas, caía
de veras profetizando y anegada de sequía.
Pienso si la lluvia miente la tronante profecía
y si no es mejor que el viento se lleve lo que traía.
Pienso qué ampara el amparo que sólo te ampara un día...
Y en estos "pienso..." pensaba, por estos "pienso..." venía:
y es que el alma, como el paso, en tormenta desvaría.