lunes, 1 de diciembre de 2003

El mundo quiere unirse, y actualmente el mundo no se puede unir sino en una religión falsa.
O bien las naciones se repliegan sobre sí mismas
en nacionalismos hostiles (posición nacionalista que ha sido superada),
o bien se reúnen nefastamente
con la pega de una religión nueva, un cristianismo falsificado;
el cual naturalmente odiará de muerte al auténtico.

Sólo la religión puede crear vínculos supranacionales.

Leonardo Castellani: Los papeles de Benjamín Benavides, 1954