Sé de un romance viejo, florecido
siempre. Su aroma perfumaba el mundo
de un corazón cerril, dueño errabundo
de un jardín descuidado y mal querido.Raíz antigua, late en lo profundo
y resiste las zarpas del olvido:
silenciosa, amorosa, sin quejido,
raíz de un fuego mágico y fecundo.Del tallo fuerte que se eleva al vuelo,
de entre las hojas verdes en la brisa,
como si fuera la primera florsin vestido de flor, sólo de cielo;
sin palabras, no más que la sonrisa;
sin tiempo, sin espacio. Sólo amor.