miércoles, 4 de marzo de 2015

La altura de un hombre


Juana era una mujer silenciosa, pero buena para conversar: sabía oír. Y lo que es más: oía.

Laboriosa y pulcra, la recuerdo con una sonrisa callada y una mirada inquieta que, cuando se detenía en alguno, miraba directamente a los ojos, penetrante.

Murió para el tiempo de la guerra en las Malvinas. Era mi madrina. Y mi abuela materna. Nadie hacía los tallarines caseros como ella: eran de una medida imposible por lo fina y de una textura y sabor inhallables hoy. Aunque ella amasaba con naturalidad, solían ser el regalo pedido por muchos: hacéme unos fideos... Y el estofado, aromado, intenso, infaltable: la corona condigna de semejante obra de arte.

Era argentina y su sangre venía de los Abruzos, de campesinos por generaciones.

Aquí, en el campo, hacía tantas y tales cosas (todas muy femeninas, de matrona campesina) que una mujer de este tiempo no podría soportar fácilmente. Ni difícilmente, creo. Había milenios en esas manos. Alguna que otra historia ya conté en estas páginas.

Días atrás, hablando con mi madre de cosas de familia y del clima, todo a la vez, me contó que Juana usaba una frase que solía repetir al despertar a sus dos hijas menores (mi madre es la anteúltima de ocho), especialmente en el verano.
-Vamos, arriba, vamos... Que el sol ya tiene la altura de un hombre y ya regué dos veces el patio... ¡Arriba, vamos!
El patio era de tierra, se entiende. Y el calor del día y la poca lluvia le hacían necesario mantenerlo sin polvo y lo más fresco que se pudiera, desde el alba.

El sol ya tiene la altura de un hombre. 

Bonita medida astronómica. Bonita forma de medir el tiempo en el espacio.

Protágoras estaría furioso con la confusión de las consignas: ¿el hombre mide al sol o el sol al hombre?, ¿el tiempo tiene la medida del hombre o el hombre es apenas el testigo de un hecho tan cierto como la luz del sol que trepa ineluctablemente por el cielo? Ja...


¿Relojes? Claro, relojes, sí... ¿Para qué?

¿Qué hora es?

El sol ya tiene la altura de un hombre.