domingo, 7 de abril de 2013

Aire de tango


Amor amargo


Se fue con un dolor mudo en el pecho;
hizo una mueca gris, de compromiso.
Y una garúa helada de cortejo
llovió su niebla y le chispeó el olvido.

Su voz sin aire se volvió silencio
y, entre adoquines y veredas rotas,
fue dando tumbos desangrando el eco
de aquella nada que apretó en la boca.

En el vacío de la noche oscura,
ya sin memoria, caminó sin rumbo;
y en una esquina que esquivó la luna
borró sus gestos, se perdió en el humo.

Y por la calle de ese amor amargo
anduvo hasta el final y siempre ausente:
el corazón sin huella y sin pasado,
sin rastro de su vida o de su muerte.