jueves, 12 de octubre de 2006

Miguel Cortés y Hernán Hernández

Oigo a un tal Felipe Pigna -dizque vocero mediático de moda del pasado tal como debe ser entendido porque así fue como fue y no como nos los enseñan; es decir, historiador-, proponer la políticamente correcta ablación del 12 de octubre como día de la raza, porque la raza, etc. etc...., y las Naciones Unidas dicen mejor decir etnias, etc...., y que los genocidios y las culturas, etc. etc.

Hasta que entre las propuestas aparece la sorprendente substitución arquetípica de Pizarro y Cortés por Lope de Vega (¡?) y... Miguel Hernández...

Ay, el progresismo...

Ay, ese oportunismo de equilibristas...

Dejemos el hecho de quién y por qué instituyó el día tal entre nosotros (ya es bastante gracioso...) y dejemos la gritería ululante de un lado, del otro y de los otros lados (porque siempre estará la cuestión en si misma corriendo el peligro habitual del tironeo ideológico...)

Además del aplauso fácil detrás de la propuesta, que habrá sido pesado en una balanza de oro, ¿estará seguro Pigna de que entre Cortés y Hernández no hay menos diferencia que la que hay entre Pigna -cualquier Pigna- y Hernández?

No sería extraño que Cortés y Hernández estén discutiendo estos puntos, en una lengua que no me extrañaría nada que le resultara a más de cuatro de difícil comprensión.