jueves, 19 de octubre de 2006

Beatrices

Casi terminando a las apuradas los preparativos de mi viaje breve y largo, hice lo que suelo: busco lecturas rápidas, incompletas. No sé por qué, tal vez para distraerme. O para concentrarme.

Total que fui a dar a un trabajo sobre la amistad de Dante Alighieri con Beatriz, que trata sobre La mujer como camino de beatitud.

Bien, muy bien.

Pero la mano iba más rápida que la vista. Y leí veloz el ensayito mientras ya estiraba la mano para picotear otro libro. Y quiso la fortuna que fuera a dar a una colección de Poesía cancioneril española. De allí, me acordé, había sacado unos versos de Juan Álvarez Gato, una de las primeras entradas de las primeras épocas de estas páginas.

Al azar volvió ahora. Y al azar leí los primeros versos que aparecieron. Y encontré lo que no había visto entonces y otra cosa sorprendente.
Gran belleza poderosa,
a do gracia no esquivó,
destreza no fallesció;
hermosa que tan hermosa
nunca en el mundo nasció:
hoy mirand' os a porfía
tal passión passé por vos,
que no escuché la de Dios,
con la rabia de la mía.

Los nudos que' en el cordón
distes vos alegre y leda,
como nudos de passión,
vos los distes en la seda,
yo los di en el corazón;
vos distes los nudos tales
por nombrar a Dios loores,
yo para nombrar d' amores;
vos para sanar de males,
yo para crescer dolores.

Castigo para mi dispersión de vísperas de viaje. O gloriosa coincidencia, que me da para pensar en el aire.

No tengo tiempo ahora (y la rabia que me da..., y en eso está mi castigo), pero resulta que es casi idéntico en su aire y tono a lo que traía el trabajo por el que pasé primero, sobre Beatrice Portinari. Porque está lo mismo -y al ver, verán- en el Paraíso de la Commedia, XXXI, 79-93...

Muy bien por don Juan Álvarez. Y por Dante, sí señor. Y por Beatriz (y por la otra Beatriz, la española de Álvarez Gato...)

No por mí, a las apuradas.