lunes, 18 de septiembre de 2006

¿Tres o uno?

Hace algún tiempo decía que no es para nada fácil que un lector advierta cuándo un poeta escribe por amor o simplemente acerca del amor. Poemas de amor, poemas por amor. Algo así vuelvo a ver en estos tres poemas de Diego Navarro. Aparecen consecutivos y cierran la serie que le publican en Escorial.

Dos son décimas con sus respectivos epígrafes de P. B. Shelley: Others as good, only want a wife, el primero:
Por esposa. ¡Qué tranquilo
este sueño que domina
la dulce flor sin espina
de nuestro amor en sigilo!
Una boda, por el filo
de la noche, dulce viene
como un ruiseñor que tiene
rota de amor la garganta.
Sólo por esposa. Canta,
que la boda se detiene.
Otro lleva un texto más sugerente en el título, pero de efecto menor en el poema: Queen of silver night.
Reina de plata y jazmín,
¿dónde mi amante dormida
espera la amanecida?
Si en pétalo o serafín,
¡qué delicia! Mi clarín
tiene la voz tan doliente
que su grito sólo siente
la novia arcángel o flor.
Reina de plata, ¡qué olor
a nocturno transparente!
El último, en cambio, es un poema de distinto tono y tema. ¿Cómo saber si los tres son de o por amor? Y cuál es cuál. ¿Tres casos distintos de su propia vida? ¿Tres momentos distintos frente a la misma persona? Juntos, impresionan más como contrastantes. Lo que es felicidad, deseo, expectativa, gozo, se vuelve nada al paso siguiente. ¿O es que siempre el poeta habla de su propio amor, aunque refiera el amor de otros; y, aunque él no lo tenga, sabe de qué habla?
Y nada

Ni el azar,
ni Dios mediante
ni nadie quiere soltar
mi sangre de triste amante.
¿Para qué, luz, para qué,
si vengo disimulando
que soy nada y voy llegando
a la nada que dejé?
De nada tú, pero lirio;
de polvo tú, pero ardiendo;
de minuto, pero abriendo
el infinito delirio
de una nada
limpia como buen acero.
Dame nada que me muero,
señor de los altos fríos,
dame nada, que prefiero
los vacíos
a este polvo de sendero
que me cubre y me recubre
de sequedad estirada.
Dame nada
en la dulcísima ubre
de esta mi amiga y amante
que me espera.
Dame Octubre
si no queda Primavera.
Dios mediante
tendré amante:
será nada,
pero estará enamorada.