viernes, 29 de septiembre de 2006

Ansiedades

Haber mencionado a Kant le ha hecho acordar a alguno que otro que estoy en deuda.

(Que estoy en deuda ya lo sé, de todos modos. En toda suerte de asuntos. Pasa que en algunos casos, tener crédito es muchísimo más caro que tener deudas. Así que -si hay que elegir- mejor se queda uno con las deudas. Y no estoy hablando de plata exactamente...)

De todos modos, es verdad que estoy en deuda a propósito de Kant. No me olvido, no. Más: si antes de viajar por un tiempito uno de estos días, puedo terminar con la traducción de su Das Ende aller Dinge, es probable que cumpla con la deuda. Y listo.

Ahora bien.

¿A quién se creen que le debo el terminar un escrito?

Por eso. No tanto apuro, entonces.