Te dejo las mañanas cegadoras,
las de miel, las de niebla, las heladas
mañanas del rocío, las rosadas,
las crujientes mañanas vencedoras.
Te quedarán las lunas labradoras
y las tardes enteras reposadas,
y noches tintas, cálidas, calladas
como estrellas; y brisas escultoras.
Recibirás arroyos y veredas,
y heredarás gaviotas y zorzales,
lirios, nubes, cenizas, temporales,
desiertos y las rubias arboledas
de aromos, y las piedras y humaredas.
Y un ciprés y la sierra y los trigales.