sábado, 25 de octubre de 2008

Hay dos cosas en la vida

Me son simpáticas. Son unas mujeres peruanas que tienen un puesto de verduras y frutas y especias, cerca de la estación.

(Algún día explicaré las castas entre ellos, porque son varios los negocios de peruanos por la zona. No todo es tan simpático, viera usted...)

Hoy pasé, como hago cuando ando por allí, a ver qué oferta tienen. Había frutillas, bananas y ajíes morrones (de los rojos), a buen precio.

Colgando de un estante en el que había unos sobres de palillo (una especie de azafrán, con su nombre peruano, claro), otras especias y hasta unas latitas de unos jalapeños mexicanos (¿qué harían allí?), unos verdes en conserva y otros en rajas rojas, había un cuerito con una copla grabada como a fuego:
Hay dos cosas en la vida
que no se debe olvidar,
la tierra donde has nacido
y a Dios que todo lo da.
Así y tal cual escrito. Sencillamente. Redondamente.

Pensaba que si uno escribe en una pared Dios y Patria, hoy por hoy, medio que te llevan preso. Y allí estaban ellas diciendo que Dios y la patria son cosas de proclamar. Sin tanta alharaca ni tanta milonga.

Bien por ellas, qué tanto.