lunes, 16 de enero de 2023

Laguna

 

Un siempreverde. Y otro más. Y otro.
Y el arroyo casi morado.
Y la laguna.

Es el lugar perfecto.

¿Qué hora es... en Orihuela?,
dijiste con El rayo tendido hacia mi pecho.

Una cara de pena fingida, una súplica silenciosa. 

Abrí al azar,
buscando mi destino y tu presente.

Y leí, en voz baja:

Pero al mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi voraz malicia tan ajena,

se me durmió la sangre en la camisa,
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.


Mirabas el mar, al oeste.

Y extendiste, sin mirarme, la mano sobre la arena tibia.
Buscaste mi mano suavemente.

Y te vi llorar una lágrima lenta,
toda de gozo.