Hace 42 años que no se ven.
Ella, hace 42 años que anda queriendo verlo.
Él, la espera hace 42 años.
Se citaron en el Cielo.
Una cita que nadie más que los que de veras se aman con buen amor pueden prometerse.
Dice Gonzalo –buen médico, buena persona, buen cristiano– que, Dios queriendo (y ha de querer), pronto se verán.
Cuestión de días, si acaso.
Élida estará feliz.
Mingo no quiero ni pensar cuánto.