martes, 22 de mayo de 2012

Mi madre en la cocina


En la cornisa gris de su figura
se tambalea el sol, la luz se hacina
libre y graciosamente, suave y pura,
mientras ella se afana en la cocina.
Aromáticamente, ya conjura
el sabor de unas carnes, ya se inclina
a la fragua del horno que en su hondura
cela una crema en ocre, cantarina.
Miro su leve andar, su gesto adusto,
y oigo su voz que ríe por la historia,
mientras me bebo el vino que regala.
Siento nostalgia de hoy. Ya siento el gusto
salado de su ausencia en mi memoria
y su presencia dulce que me cala.