martes, 5 de agosto de 2008

Miscelánea de días (V)

El domingo, el cura leía como guión de su sermón una de esas revistitas de homilética que circulan bastante por las órdenes y congregaciones -sobre todo misioneras- y que estaban de moda hace una treintena de años, poco más o menos.

Ni bien ni mal, digamos, depende del contenido también, claro. Sobre todo si el buen cura no es un prodigio de luces o de sacra oratoria. Podría servirle y a los fieles.

Hace siglos, me acuerdo, hubo un santo franciscano en la parroquia, que rezaba misa de 7 de la tarde y predicaba con una de ésas.

Ahí se da cuenta uno de que se puede predicar bien con el Patozurú como toda guía en el atril y se puede predicar mal con los 217 tomos de la Patrologie latine y los 161 de la Patrologie grecque de l'abbé Jacque Paul Migne abajo del brazo.

Más todavía.

Buena parte de los que citan 'el' (¿?) Migne -en homilías o no- muestran con bastante claridad (aunque no se dan cuenta, creo) que o han leído -¿oído?- hilachas como si fuera que han leído el Patoruzú o han leído apenas el Patoruzú y dicen que han leído 'el' Migne.

Lo que puedo decir por mi parte es que algunas pocas veces he leído autores de allí y una sola vez en mi vida vi la colección completa en la biblioteca del Colegio San José de la calle Azcuénaga. Alguna vez se podría hablar del inquieto padre Migne, el periodista. Todo un personaje. Es bien curiosa nuestra ignorancia ilustrada...

El caso es que nuestro buen cura del domingo atacó el texto de Isaías. Y habló al pasar del Isaías político (no usó la palabra), que sostenía a los israelitas con promesas y esperanzas de buenas nuevas terrenales en medio de los infortunios de un mal gobierno, como el del rey Manasés (que dicen que de malo que era hasta terminó serruchando al propio profeta..., aunque después se vino bueno, se arrepintió y gobernó con bien...), tanto como de los infortunios y amenazas de destierros y bandazos de guerras y esclavitudes.

¿Hablaba de política Isaías? ¿Terciaba el profeta en las 'movidas' de su tiempo? ¿Era solamente profeta del Varón de Dolores y el Siervo Sufriente, en sus dos Venidas? Solamente, no. Principalmente, sí. Pero hay algunos asuntos políticos a los que no se los puede desgajar tan sencillamente de la Venida de Cristo. Y de las Venidas de Cristo. Es lo que hizo Isaías, me parece.

Aunque no habló de eso el cura, me obligó a mirar al Isaías que no estoy acostumbrado a mirar.

Están los últimos capítulos de su libro -esos que dicen que son de su escuela pero no escritos de su mano, eso no lo sé- y allí hay mucha 'política', no la nuestra claro, pero haber, hay. Y no poco sirve todavía.

Cuando es llamado a su misión de profeta, Isaías tiene este interesante diálogo con su Mandante (Is. 6. 5-13):
Y dije: "¡Ay de mí, que estoy perdido,
pues soy un hombre de labios impuros,
y entre un pueblo de labios impuros habito:
que al rey Yahveh Sebaot han visto mis ojos!"
Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa
en la mano, que con las tenazas había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo:
"He aquí que esto ha tocado tus labios:
se ha retirado tu culpa,
tu pecado está expiado."
Entonces oí la voz del Señor que decía: "¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra"?
Dije: "Heme aquí: envíame." Dijo:
"Ve y di a ese pueblo:
"Escuchad bien, pero no entendáis,
ved bien, pero no comprendáis.
Haz torpe el corazón de ese pueblo
y duros sus oídos,
y pégale los ojos,
no sea que vea con sus ojos,
y oiga con sus oídos,
y entienda con su corazón,
y se convierta y se le cure."
Yo dije: "¿Hasta cuándo, Señor?"
Dijo: "Hasta que se vacíen las ciudades
y queden sin habitantes,
las casas sin hombres,
la campiña desolada,
y haya alejado Yahveh a las gentes,
y cunda el abandono dentro del país.
Aun el décimo que quede en él volverá a ser devastado como la encina o el roble,
en cuya tala queda un tocón:
semilla santa será su tocón."