viernes, 29 de agosto de 2008

Para lelos

Como yo, por ejemplo.

Los dos tipos hablaban en el tren. Parecían empleados, o algo así. Empleados ilustrados parecían. Lustrados, más bien.

Hablaban de política, claro. También de política, claro. Porque con el diario en la mano, cualquiera puede hablar de cualquier cosa. Doctores, parecían. En Palermo y ligamentos, en Osetia, en Capristo...uf, la mar de cosas que sabían estos chicos.

Hasta que el más bajito (gabán negro sobre traje negro, camisa verdecito seco clarito, corbata negra a pintitas grises...) cometió la habitual intromisión en asuntos extranjeros: "¿Y si gana Obama, je? ¡Preparáte, che...! Eso les va a venir bien..."

¿A quién?

No sé qué quiso decir, pero, para lelos como yo estos cuadritos no sirven para nada.

O sí.

En fin. Verá usted, caballero: destrócelo, complételo, modifíquelo, matícelo. Haga lo que le venga en gana y si le sirve de algo, mejor.

Me tomé el trabajo de hacerlo, y eso nada más que porque Gabán Negro me lo sugirió, pero es inútil...

O no.