viernes, 11 de septiembre de 2020

British bad milk


En 1937, Agatha Christie publicó en la revista Strand (número 559, de julio de ese año) un cuento policial, Iris yellow; allí aparecía su detective Hercule Poirot, uno de los dos emblemáticos de su obra. Hubo casi inmediatamente versión dramática de ese cuento. Unos años más tarde, en 1945, y con varias modificaciones (no aparece Poirot, por ejemplo), usó el mismo asunto para una de sus novelas famosas Sparkling cyanide (en los States se llamó Remembered death). Con el tiempo, en 1991, el cuento corto inicial apareció en una recopilación british de la autora idem.

Muy bien.

Entre 1989 y 2013, la ITV inglesa, entre otras varias productoras, difundió una serie de aventuras de Hercule Poirot en entregas unitarias tomadas de los relatos de Christie. Fueron 70 capítulos de una hora promedio y la serie se llamó Agatha Christie's Poirot.

Poirot siempre fue protagonizado allí por el excelente y multipremiado actor inglés David Suchet (Suchedowitz, en realidad, de padre judío de origen letón y madre inglesa de origen francés, anglicana como lo es su hijo actor).

Entonces.

Hay un episodio de la serie que digo (el tercero de la quinta temporada) que apareció a fines de enero 1993 y que se ocupa de aquel cuento, en su primera versión, es decir aquella en la que parece Hercule Poirot. El capítulo fílmico se llamó The Yellow Iris.

Varios guionistas y directores participaron de esa serie a lo largo de casi 25 años.

En este caso de The Yellow Iris, el guionista y adaptador de la historia fue el escritor inglés Anthony Horowitz (cumplió ese papel 11 veces en la serie entre 1991 y 2001) y el director fue Peter Barber-Fleming, que sólo dirigió dos capítulos, éste incluido. 

Perfecto.

¿Y?

Que es un verdadero disparate de mala leche lo que se filmó con la excusa de pasar a cine el cuento de Agatha Christie.

¿Productores, guionista, director?¿De quién fue la idea de cambiar el argumento de ese modo? ¿A quién se le ocurrió trasponer la acción de Nueva York o Londres a una desopilante Buenos Aires en la Argentina de los años '30, con semejante jerga inverosímil, pases de opereta y fusilamientos disparatados? No tengo idea. Lo único más o menos creíble es la corrupción de los ingleses a funcionarios argentinos. Aunque es del todo inverosímil e hipócrita el escándalo inglés por la corrupción de los funcionarios argentinos. Por lo demás, el único que no sale del todo tan mal parado es, casualmente, Hipólito Yrigoyen, aunque maltratan fechas y circunstancias, desluciendo la luz que podría haber tenido, si acaso.

Los ingleses no son ignorantes en lo que a la Argentina se refiere. Estoy dispuesto a sostener firmemente que saben de la Argentina cosas que los argentinos (comunes, al menos) no sabemos, ni sospechamos. Y han sido (y en parte son) la causa de muchas cosas que aquí han pasado y la mayoría malas. Porque ellos mismos las han planeado y realizado. Claro que no solos, se entiende, sino con una rastrera conexión local.

¿Tengo que pensar entonces que este disparate es producto de la ignorancia? Esa idea me insulta a mí. Y más insulta a los ingleses, claro.

No hay más remedio: es mala leche. Británica mala leche, o british bad milk, si prefiere.

Por otro lado, Anthony Horowitz luce una OBE y David Suchet una CBE. Para los ignaros, la Excelentísma Orden del British Empire, en distintos grados (Horowitz (O) es menos que Suchet (C)).

¿Horowitz la habrá conseguido por su creatividad en los guiones? May be.

En fin, chaps, enjoy yourself as much as you can...!


Estoy mirando de tanto en tanto los capítulos como distracción, mientras practico oyendo el british english, para reposar de los trabajos y estos días. Están bien hechos y son un momento simpático. No recordaba (sí viendo ahora varios seguidos) la recurrente – y un poco machacona – idea de los crímenes por plata que acucia a la buena de Agatha Christie. También me sorprendí con algunas cuantas menciones de la Argentina en los relatos. ¿Serán fieles al original? No sé. Y no tengo tiempo para tanto. Con esto que he dicho, es bastante.