lunes, 7 de septiembre de 2020

La vacuna no está, pero ya nos vacunaron




–Oiga, cumpa, ¿y usted qué carachos fue a buscar en el boletín oficial?

–No fui a él, él vino a mí. Y me contó que el 4 de septiembre publicó una resolución conjunta, la N° 6/2020, que firmaron el día anterior el ministerio de salud, la dirección nacional del registro nacional de las personas y la anses, para crear una cosa que tiene un nombre espantoso, ése que ve ahí: certificado digital de hechos vitales.

–¿...?

–Espere y ya va a ver. Por lo pronto, se me hace que cuando llegue la vacuna (la que llegue primero o todas juntas) va a ser obligatoria y guay del que se resista y no tenga su constancia de vacunado en el certificado digital de hechos vitales.

–Nombre raro, ¿no?

–¿Raro? ¡Transparente, diría mejor!

–¿Y qué quieren con eso? ¿Por qué lo hacen?

–Si quiere, pinche en ese pedazo de papel con la marca en azul y le aparece la resolución completa y lo que ellos dicen. Pero, salvo que sea muy chambón, no les crea del todo, y casi nada. 

–¿Usted dice que hay gato encerrado?

–Gato suelto, diría más bien...

–No le entiendo del todo...

–El nombre, mi amigo, el nombre...: se les fue la mano con lo obvio...

–...

–Mire, ríase de mí, pero le voy a decir una cosa: para cuando Elon Musk tenga listo el chip del cerebro y lo repartan, por ejemplo y va a ser dentro de poco, acá en la pampa ya va a haber un certificado obligatorio de hechos vitales. Y adiviné qué...

–¿Qué...?

–Adivine, le digo. Conspire un poco, no sea nabo, no sea tímido... Cualquier cosa que se le ocurra, ya va a estar inventada. Hágame caso. O hágale caso a Aristóteles: en el capítulo XI de la Poética dijo que es evidente que relatar lo que ha sucedido no es el trabajo del poeta, sino contar lo que podría haber sucedido, lo posible según la verosimilitud o lo necesario. Pues el historiador y el poeta no se diferencian por expresarse en prosa o en verso sino en decir uno lo que ha sucedido, y el otro lo que podría suceder. Y recuerde también que porque en el capítulo XXIV Aristóteles dijo que es preferible lo imposible verosímil que lo posible inverosímil, muchos siglos después Boileau dijo aquello de que le vrai peut quelquefois n’être pas vraisemblable, que quiere decir que lo real a veces puede ser inverosímil.

–Tomá... chupáte esa mandarina...

–Ja, ja..., sí..., pero ojo con lo que toma: porque eso también va a ir a parar al certificado digital de hechos vitales...