sábado, 12 de septiembre de 2020

Soneto /XIV

 

Dejemos que la noche sea secreta,
que apenas llegue oculta en los susurros,
que diga en luna las palabras mudas
y prometa presencias más felices.
Dejemos que la tarde transfigure
crepúsculos, con luz de advenimiento;
que anuncie que las voces se aproximan
con la primera estrella hasta la aurora.
Dejemos al silencio acomodarse
de vez en vez y voz en voz, callando,
mientras el gozo estalla con estrépito.
Dejemos para el viento la caricia.
Dejemos que la espera nos espere.
Dejemos todo. Hasta el dejar dejemos.