Resurrección
De qué abismos de almas he surgido
incesante memoria de distancias,
un pasado que muerde mi presencia,
un viento arrebolado de presagios.Interrogo al dolor que me despiertacon una azul profundidad de aire:se asoman a mi ser todos los seresque viven en mi sangre.
Los seres apagados que estremecenlos bordes impalpables de los sueños,ahondados en la selva del destino,esparcidos como hojas en el viento.
Por la senda de pájaros marchitosen una verde atmósfera de fábula,avanzan las ideas y las vocesy un tumulto en penumbra de palabras.
Una lluvia de angustias y pupilassobre el agua veloz del pensamiento,un despertar borroso de paisajesen una bruma absorta de recuerdos.
Bosques lejanos bajan a la orillajunto al latir de sollozantes aguas,siento en mi sangre este rumor antiguocomo si un mundo dentro mí habitara.
Voces remotas se oyen en el aire–osario de palabras y de imágenes–
con la aparente muerte de los sueñosy el rumor de las plumas y los ángeles.
Y volverá otra vez toda esta vidaa llenarse de pájaros y ramas,y volverá una soledad de rosasa coronar la dinastía del alma.
Hoy mismo encontré un libro que fue de Mingo, mi padre. Sabía que lo había herededado con sus papeles, pero creía que en la montonera de libros y cosas se había perdido.
Y no: aquí lo encontré.
Es Advenimiento, libro de poemas de Luis de Paola, publicado en 1937. El poema que dejo está allí.
Es claro que Mingo apreciaba la obra (y al autor, buen poeta): lo hizo encuadernar y le grabó su ex libris.
Hoy, ni más ni menos, es el aniversario de la boda de Élida y Mingo: 69 años de casados.
Por eso mismo, como los hobbits, tal vez, Mingo regala el día de sus fiestas.
Y a mí me regaló el hallazgo de este libro perdido.
Y no: aquí lo encontré.
Es Advenimiento, libro de poemas de Luis de Paola, publicado en 1937. El poema que dejo está allí.
Es claro que Mingo apreciaba la obra (y al autor, buen poeta): lo hizo encuadernar y le grabó su ex libris.
Hoy, ni más ni menos, es el aniversario de la boda de Élida y Mingo: 69 años de casados.
Por eso mismo, como los hobbits, tal vez, Mingo regala el día de sus fiestas.
Y a mí me regaló el hallazgo de este libro perdido.