viernes, 16 de febrero de 2024

Lunas de marzo


Nacerá con esa luz menguante de la luna:
perderá su alegría, deshojándose.
Un resplandor de espuma gris.
Un recuerdo sin horas.
Un eco en la sordina del aire del verano.

En un campo de siembras, 
el agua amanecerá oscura sobre la tierra agobiada:
así será en los días del regreso del año.

Será la sombra bajo el cielo.
Serán los caminos de piedra, envejecidos.
hiriendo al caminante que trashuma
el tiempo y la distancia.

Pero, una tarde,
en los ojos oscuros de la noche,
se verá que su ausencia novedosa ha renacido,
se verán las estelas invisibles anunciando esperanzas floridas.

Irá creciendo el fuego y será lentamente.
Ya nada impedirá su advenimiento,
su calor y su brillo en la madera que el mundo nos ofrece.

Y un silencio dormido
arderá mientras se esfuma entre las hojas dormidas.

Y cuando el sol más nítido aparezca,
sabré que trae el tiempo nuevo, 
la soledad definitiva,
la más gozosa soledad acompañada. 

Y veré que ha pasado,
y sabré que cada hora en el exilio del oeste tendrá su premio.

Y volverá plateado cada noche tu hábito de luna,
tu vuelo de paloma blanquecina;
los ojos negros con la luz feliz, también regresarán:
con la luz estridente de ese gozo
que las lunas de marzo han escondido.

Pero no para siempre.