jueves, 22 de febrero de 2024

Huevos de serpiente




(Salpicón misceláneo)


En la película de I. Bergman de los '70 (que, por supuesto, habla del surgimiento de Hitler a principios de los '20), un científico manipulador de vidas humanas, el doctor Vergerus, le dice al protagonista: “Cualquiera puede ver el futuro, es como un huevo de serpiente. A través de la fina membrana se puede distinguir un reptil ya formado”. Si quieren, y no la vieron, pueden verla. Es de Bergman, así que paciencia, porque no van a ver una de tiros y autos volando por el aire. Es "de tesis". Pero igual sufre del mal del cine, de 1945 hasta acá: poner la quintaesencia del mal en el nazismo, acción cultural muy conveniente. No importa ahora si el nazismo es bueno o malo. Porque el argumento es distinto: todo lo que sea malo será de un modo u otro nazismo. O fascismo, tanto da, que no es cuestión de andar con exquisiteces históricas o ideológicas. Nazismo y fascismo son tópicos, no palabras o conceptos. De este modo, cualquier otro mal pierde (o encubre o disimula) su propio nombre y su propia esencia y pasa a transformarse en "algo nazi o fascista". No estoy diciendo nada original. Solamente lo subrayo. Así, hasta Israel puede recibir el apelativo de nazi, tanto como el Islam, o Putin, o Kim Jong Un, o Benedicto, o Stalin, o Gerardo Morales o Maduro, o Bukele. O Mourinho, si se pone muy malhumorado en el vestuario. O Francisco, ahora que dicen que, quién sabe por qué, mandó a cortarle las alas a la furia sinodal de obispos alemanes. Como digo: acción cultural muy conveniente, porque, al fin de cuentas, bastará no ser nazi para ser bueno. ¿Y quién dice qué es ser nazi? Es fungible, mire. Nunca lo sabrá.

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Puede que sea error de percepción de un servidor. Pero de la famosa batalla cultural que traía en la mochila la libertad libertaria y su séquito de liberales y conservadores y hasta tradicionalistas, oigo que preferentemente se han dicho dos cosas:

1. Hasta ahora, cada vez que se habló de batalla cultural se habló de economía y finanzas. De guita. De cambiar una mentalidad respecto de la guita, de la administración de la guita, del equilibrio fiscal de la guita, de no gastar guita al pedo, de poner la guita donde dé ganancia y no pérdida, de controlar la guita que gasta el Estado (que quiere decir otra cosa...), de no querer recibir todo (la guita sobre todo...) del Estado, del déficit de guita, del próspero futuro en términos de guita, del ahorro de guita, de vivir con la guita que cada quien pueda conseguir, de no gastar más guita que la que se tiene. Y de impuestos que van y vienen. Y traidores que son traidores por guita. Y aledaños: corrupción con la guita, choreo de guita. Y así. Conclusión: al final la guita es cultural y es ahí donde principalmente se da hasta ahora la batalla. Cultural, claro. Hasta oí a un cura tratar de explicar el cambio cultural historiando cosas de guita en la Argentina de antes y ahora. Los oponentes, sea dicho, también contestan hablando de guita, claro. Porque la batalla cultural parece que se da entre dos modos de hablar de guita y obrar con la guita. El hombre de la calle también habla de guita, votara o no votara a la libertad libertaria. Pero al hombre de la calle lo que le pasa es que todavía no le llovió la leche y la miel que lloverá la libertad libertaria, y ya no tiene guita para comprarlas. Pero de otros asuntos no se habla en término de batalla cultural, como se habla de guita en términos de batalla cultural.

(¿De veras mandaron al vocero a que anunciara el desmantelamiento del INADI por cuestiones de guita, con argumentos políticos como que los gerentes son muchos y no son idóneos, que tienen muchos empleados y para ya no financiar más la rosca política? Lástima: era una oportunidad para dar la batalla cultural, ¿no?) 

2. Hasta donde se entiende en medio de la confusión enorme de lo que muchos dicen que está completamente claro, la batalla cultural se da para hacer triunfar las ideas de la libertad libertaria y para que la gente de bien disfrute la libertad libertaria. ¿Cuáles son concretamente esas ideas de la libertad? Bueno, eso después lo vemos. Los sustantivos libertad y gentedebien son como el adjetivo nazi. Así que nunca lo sabrá con certeza. Y tendrá que esperar que alguien, en cada ocasión, le diga qué es libertad y gentedebien y qué no, así como alguien le dice en cada ocasión qué es nazi y qué no.

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Guillermo Moreno, que de gil no tiene un sólo pelo del bigote, matizó su discurso y viró unos grados a estribor. Un peronista tiene la piel sensible a los humores del pueblo, aunque en algunos casos los exacerbe o en otros los enerve, según pinte y convenga. Moreno oye con una oreja el batifondo acéfalo del peronismo y con la otra lo que empiezan a esbozar los que llama "viejos lobos de mar" de los movimientos sociales (vbg. Emilio Pérsico). Y oye ruido de tambores de guerra. Y, por las dudas, solamente por las dudas, sugiere, aconseja, amenaza, manda el mensaje: la violencia política es una cosa, la violencia criminal es otra cosa. Y ve, dice ver, cree ver, quiere ver, un atisbo de emergentes de un entramado profundo de violencia política, que no es necesariamente ajena al poder narcopolítico. Y conmina a "estar preparados". El kirchnerismo funcional a cualquier cosa, no le hace asco al tema y lo mantiene tibio por todos los medios que puede. ¿Esto lo digo porque estoy haciendo un análisis político? No necesariamente. Me puso en la pista del asunto el almacenero de la vuelta. Hasta él llegó la cuestión, carne de la acción de los medios. Él, maltratado por la malaria y por eso abierto hasta las 11 de la noche, está preocupado. Quiere que a Milei "le vaya bien porque si le va bien nos va bien a todos...": ¡maravilla de los lugares comunes! ¡cómo le hacen el bocho a la gente: se puede decir de Alfonsín, de Menem, de De la Rúa, de Duhalde, de Néstor, de Cristina, de Macri, de Alberto, de Milei, y hasta puede decirlo, a su turno, la misma persona! Y hasta cierto punto está bien que lo diga: porque en el fondo inconsciente de su alma querría un buen gobernante al que le fuera bien para que a él le vaya bien. ¿Y qué es "que le/les/nos vaya bien"? Ah, eso es asunto para otro simposio. Pero también el almacenero de la vuelta cree que "algo va a tener que hacer porque así no va a andar, ahora me parece que mintió...; ellos dicen que él lo advirtió, que dijo que había que hacer un sacrificio y que la íbamos a pasar mal... pero mintió porque no dijo quiénes la iban a pasar bien, mientras la pasábamos mal..." 

Lo dejé hablar hasta que se cansó y terminó: "... a mí qué me importa ser libre para elegir la prepaga que quiera, si no puedo pagar ninguna o que el alquiler sea libre, si tampoco lo puedo pagar...".

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Y ya que estamos en el barrio: Cristina, Massa, Alberto, Moreno mismo, los "Gordos" de la CGT. El peronismo olió un poco de sangre. Y no espera, se pone en marcha hacia lo que viene. Hacia lo que venga. Nadie me va a preguntar, pero si me preguntaran diría que no están ni tristes ni preocupados. Creo que están viendo que, cuando sea que pase este turno del péndulo (y ellos, diría, fantasean con que será dentro de no mucho...), Milei ya habrá hecho una parte importante del "trabajo sucio", hasta donde llegue a hacerlo. Creo que piensan que el revulsivo anarcocapitalista les permitirá barajar y dar de nuevo al interior de la bolsa de gatos del peronismo hoy día. Cristina ya avisó en su mamotreto: hay cosas que discutir sobre lo que hicimos mal, tan luego ella que ni con ella misma discute. Desde la derecha, Moreno quiere prepararse para cagarse a trompadas con la violencia política de izquierda. No de golpe, no enseguida. Cuando sea, Pero estar preparados. Porque si la cosa se pone fulera, nadie le va a pedir el certificado de buena conducta al que ponga un poco de orden y saque chapa de combatir a los revoltosos antipatria. Milei puede allanarle el camino al peronismo y creo que el peronismo ya lo sabe o está empezando a saberlo.

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Y hablando de un poco de orden, ¿que tal el gobierno de Milei? ¿Gobierno? No hay gobierno. Al menos todavía. Cuando dejen de hablar de guita, veremos. Pero por ahora gobierno no hay. Además de los votos lábiles en el Congreso, ¿necesita a Macri para que se mueva la máquina que mueve a un gobierno? Capaz que sí. Pero si necesita a Macri para que haya gobierno, está frito. Y si se demora en salir el discordioso y adiposo DNU, peor todavía. Cada discusión que empioja la gestión, menos deja ver qué haría Milei gobernando. Y cuanto menos gobierne, más débil será. Pero arranque o no el gobierno de Milei, con las cuestiones de guita seguirá. Y no necesariamente bien, por cuestiones ideológicas especialmente. Pero no sólo por eso.

Más de uno debería tomar nota: no alcanza con proclamarse anti-k, anticomunista, antipopulista, antiperonista. 

Al fin: no vaya a pasar que la herencia que realmente deje Milei a la Argentina sea la serpiente.

La serpiente pasada, presente, futura.

La que lo envuelve a él mismo. La que ya se sabe que tiene más de una cabeza pero tiene un solo veneno; y que ya se ve formada a través de la fina membrana del huevo que la contiene.