Mis preferencias están claras. Es una ventaja. Enorme.
Como pasa con algunas otras cosas: se puede descansar porque no están sujetas al vaivén (o al rodar) de un albur...
Uno podrá ir (o volver) a ellas cuando quiera. Incluso nunca. Siempre serán, siempre estarán.
No duran ni 90 ni 120 minutos. Algunas duran mucho más: 3 minutos y 27 segundos.
Y mil años.
Por eso, esta muestra de talento es mi 'torcida': un regalo.
Siempre será una ventaja superlativa poder festejar -lo que sea: la música, por ejemplo- con una canción melancólica.
Y la pizca de flamenco ya es un lujo, una fiesta aparte.
Cosa mía, ya sé.