lunes, 29 de mayo de 2006

Cachilo

Y hablando de Santiago, otra glosa de don Atahualpa Yupanqui.
Este Santiago del Estero que ha sido un gran, y riquísimo, yacimiento folklórico...

Una vez decía Ricardo Rojas: "cada viejo de más de ochenta años que se va para el silencio -así, respetuosamente, mentaba el final de la vida Don Ricardo...-, cada vez que viejo de más de ochenta se va pa'l silencio, es como si se quemara una biblioteca, de cosas tradicionales..."

Qué memoria hermosa tiene el hombre del campo.

No saben leer y escribir muchos de ellos, pero... 'tienen cultura en la sangre', como decía Lorca.

Cachilo Díaz, Soco Díaz: Julián y Benicio Díaz..., los dos hermanos. Se complementaban, eran amigos, se trataban de usted. Toda la vida.

Se fueron de la vida tratándose de usted, aunque hacían chistes y bebían y amaban la vida y cuidaban su casa...

¡Y qué cosas componían!

Representaban su tierra y sobre todo su país pequeño: Salavina.

Se murió primero, hace muchos años, Benicio Díaz, el que sabía la música; y quedó Julián, Cachilo, Cachilito Díaz...

Delicao, ya pasando la cincuentena, quedó solo, sin su ladero.

Colgó su guitarra, no quiso tocar más.

La María Luisa nos escribía, su esposa: 'que no quiere..., que se siente triste..., que ni le hablen de guitarras...'. Escuchaba 'otras' guitarras.

Cinco años, seis años así, siete tal vez.

Y un día, tomó de nuevo 'el palito', como así le llamaba a su guitarra. Y compuso una chacarera.

El que sabía la música era el otro, componía mucho y muy seguido, y bellamente.

Pero. El Cachilo, no; el Cachilo acompañaba.

Una chacarera...

¿Cómo la llamó...? La única que hizo: cómo la llamó. Como era él: La Humilde.

Así. Él era así...


Yo no sé en qué lugar él se fue para el silencio, también. No sé en qué lugar del amplio cielo andará el alma de Cachilo...

Pero me gustaría mucho que medio se enterara de que aquí hay una guitarra recordándole, su música, su alma, su bondad, su humildad.

¿Una glosa a la Glosa? Y..., casi.

Porque, digan si no: qué buen destino ese destino del Cachilo Díaz.

Pienso en aquello de que cada hombre en algo propio, con algo suyo, de su propia industria, también es imagen de Dios cuando Dios es creador.

Una pincelada propia, que sólo él pulsa y pinta. Algo para lo cual ha venido al mundo. Algo que Dios quiere que solamente él haga acompañándolo a Él, que es de veras el que mejor 'sabe la música...'

Y qué suerte le tocó al Cachilo Díaz. Acompañar al que sabe la música. Feliz de acompañar, que es como decir 'feliz de callar'. Y de callar para oír.

Oír otras guitarras.

Y no estar oyendo nada más que la suya, que no suena tan bien. Y no tratar de meter su guitarra encima de la otra y de las otras, y nada más que la suya, siendo que además no es él el que sabe la música. Y saber además que no lo es y alegrarse de que sea otro...

Cosa grande, sí. Buena cosa eso de acompañar, oír.

Y qué suerte su tristeza, también. Tristeza porque el otro no está más. Tristeza de no poder acompañar y oír. Y no tristeza por no ser él, sino tristeza porque el otro ya no sea. Poder disminuir para que el otro crezca. Y, encima, poder extrañarlo y entristecerse cuando ya no está.

Y más suerte, todavía, la del Cachilo.

Porque cuando sí le llega el turno, cuando viene la hora de su pincelada única, propia, irremplazable -pintada sin nada de la desesperación de ser la novia en todos los casamientos y el niño en todos los bautismos-; cuando ahora es él y no el otro, resulta que la única chacarera que compone va y la llama La Humilde.

Y que sea muy bonita música, además.

Y que además se parezca a él, como dicen que se le parece.

Sí.

Le envidio la suerte al Cachilo Díaz. Ya la querría para mí.

Ya la querría yo para mí.

Para mí y para tanta prima donna y para tanto centro de mesa y para tanto ombligo del mundo...

Lástima ser incapaz de acompañar, de oír, de callar feliz de callar; lástima ser incapaz de disfrutar y alegrarse de que sea otro el que sepa la música; ser incapaz de extrañar y entristecerse de reales veras cuando falta el que sabe la música. Y creerse uno que es uno el que sabe la música.

Lástima.

Y la falta que hacen estos Cachilos.

Y lo bien que hacen.