sábado, 6 de mayo de 2006

Rego, -is, -ere, rexi, rectum

La revista Forbes publica en su sección Royals & Rulers una listita con explicaciones de algunas fortunas, precisamente de royals & rulers.

¿Será verdad? No tengo la más mínima idea.

En cualquier caso, la integración de la lista por lo menos prueba algo que yo, particularmente, creo que ya sabía.

Esto es: la monarquía es una de las aspiraciones naturales del hombre.

Tengo que agradecer, sin embargo, la oportunidad que me ofrece la revistucha para afirmar que los monarquismos no pueden ignorar que, sostener conceptual o activamente la monarquía, requeriría un listado de las degradaciones constitutivas a las que ha llegado en estos tiempos -tanto el concepto como los aspirantes-, para todo lo cual la cuestión económica no es un dato accesorio.

No me parece que esté bien ofrecer un producto rutilante como quien hace marketing y no agregar al mismo tiempo en el envase una leyenda que diga: "el producto real que contiene este envase no tiene relación alguna con las características que muestra el envase, que se exhiben solamente con fines publicitarios."

Oiga, ¿y por qué se las toma con los monarquistas y no dice nada de Fidel Castro?

A ver, y por si no fui del todo claro: la monarquía es una de las aspiraciones naturales del hombre. Y no hice distingo alguno sobre el atuendo que elija el pretendiente al trono, o el largo de su barba.

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Me acordé después. En la calle Perú, cerca de la avenida Belgrano, a mano de derecha como quien va para la Diagonal Sur, hay un coqueto restaurante de los del tipo étnico, en una casona vieja-vieja, ambientada posmodernistamente, carito el plato si me preguntan. Se dedica a la comida cubana. Y se llama Rey Castro. Irónica o devotamente, lo identifica una carita pintada del 'comandante'. Para que no queden dudas. No sé si soy claro.