sábado, 13 de octubre de 2018

Recuadro


En una Antología que Espasa-Calpe hizo de los poemas de Braulio Anzoátegui, allá por 1952, hay algunas piezas que merecen un recuadro, según yo. Ya dirá usted.

Junto a la puerta de la aurora

El aire que respiras,
la luz que se hace voz en tu garganta,
la música que miras
y por mirarla canta,
y el cielo que a tu encuentro se adelanta;

El trazo de tu mano
que suspende el crepúsculo de seda
con dedos de manzano,
el viento que se queda
preso en el sueño de la polvareda;

La tarde prometida,
la ausencia fiel y el ala vencedora,
todo lo tengo, Vida,
todo lo tengo; y llora
mi amor junto a la puerta de la aurora.


Canción

De la lejana sombra
tu nombre llega, dulcemente claro,
que el viento calla y el silencio nombra.
La noche del sentido
ya tiene, para el alto desamparo,
tiene su ruiseñor comprometido,
ya canta con el día
su secreto de viaje y bienandanza,
blanca de flores, mi marinería.

Canción, si bien amaste,
dame con la esperanza
la llave del silencio que ganaste.


Y un soneto que sor Juana Inés hubiera dicho que es suyo...

El amor que no quiere amar

Este querer amarte por quererte
y este miedo de amarte sin amarte
y este querer perderte por ganarte
y este querer amarte sin perderte

Y este ganarte sin saber perderte
y este perderte sin saber ganarte,
me dan miedo de amarte por amarte
cuando quisiera no querer quererte.

Este miedo de amarte sin ganarte
y este querer ganarte sin perderte
me obligan a perderte sin amarte:

Porque el miedo de amarte y de perderte
y el miedo de quererte y de ganarte
es el miedo de amarte hasta la muerte.