miércoles, 3 de julio de 2013

De Alejandría a Mar del Plata

Hace un tiempo, vi que en Mendoza la masonería había inaugurado una nueva logia y que la había puesto bajo el amparo de Hypatía de Alejandría. (Vi, a propósito de eso, que en su bitácora copiaban casi literalmente sin disimulo ni criba la historia que figura en la entrada correspondiente a Hipatia de la Wikipedia.)

Por curiosa que resulte la asociación (nada nueva, eso sí) de Hipatía con la masonería, la mención de esta mujer de los siglos IV y V no tiene más significación aquí que la de haberme llevado a otras cavilaciones.

Porque me acordé de Hipatia hoy mismo, vea usted, y paso a decirle por qué.

Resulta que oía los soponcios por los asuntos de espías y contraespías que se han desatado en el orbe y que tienen a medio mundo a los gritos, y todo en ocasión de un estadounidense ahora asilado en el aeropuerto de Moscú que dicen destapó una olla que los tiene nerviosos a espiadores y a espiados.

El asunto es que el medio mundo a los gritos llegó a rozar la piel de Evo Morales que, viniendo de Rusia, quedó con su avión en Austria porque no lo dejaban refuelar ni en Portugal, ni en Francia, ni en Italia ni en España. Como el avión oficial es pequeñín, no podía cruzar el mar sin parar antes. Y no lo dejaban parar porque sospechaban que sin decirlo sacaba de Rusia al estadounidense perseguido y buscado por espiar y por decir que espiaba.

Cristina Fernández se entera anoche tarde del despelote porque se lo cuenta Rafael Correa cuando ella llega a casa. Comienza a moverse frenéticamente detrás del asunto y, después de haberse meneado por espacio de casi tres horas, cuenta todo en chorradas de tuits, como acostumbra, hasta casi la 1 de la madrugada; algunos, dicho sea de paso, analizan esa falta de control de esfínteres verbales y ese permanente logoflujo como una meditada estrategia de comunicación y acción política. No lo niego del todo, pero creo que -además, o principalmente- no poco tiene que ver con eso la soledad...

¿Hipatia? Cierto, Hipatía...

Pero antes me gustaría detenerme en una frasecita que aparece allí en el recuadro que copio.


Rafael llama a Cristina. Cristina llama a Evo. Evo contesta: "Hola compañera, cómo está?" Y ella reflexiona: "El me pregunta a mí como estoy! Me lleva miles de años de civilización de ventaja."

Eso digo y aquí me paro un momento: me lleva miles de años de civilización de ventaja...

Hipatía era, además de muchas otras cosas que no vienen del todo a cuento aquí, una mujer de una inmensa formación e instrucción. Culta, muy leida, maestra de otros no menos aptos que ella. No hay duda al parecer de que se destacaba intelectualmente, y no sólo por ser mujer, aunque esto tiene su importancia para la época, porque no eran muchas las que se dedicaban y eran menos las que se destacaban tanto.

Alejandría ayudaba, claro, por ser lo que era, aun en sus años que no fueron los más brillantes de la ciudad. Pero sin duda tenía un lugar privilegiado no sólo en el Egipto milenario sino en toda aquella cuenca de cultura antigua al oriente de il Mare.

Todo muy mezclado. Pero parece cierto también que esta mujer notable tenía influencia fuerte en asuntos políticos y religiosos, así como era una férrea defensora del paganismo, o no muy amiga del cristianismo, diríamos, porque su práctica religiosa no consta y sí constan sus entreveros con buenos y malos cristianos y hasta con otros religiosos incluso paganos.

Su muerte -la forma en que murió- logró ponerla en un sitial distinto y elevado a los ojos de sus defensores y su figura se volvió por eso mismo el emblema de muchas cosas, entre ellas, y corriendo los siglos, del feminismo, tanto como de la revolución cultural y científica frente a la religión y cosas así, más o menos de cajón. Todo muy mezclado, repito, pero lo que importó de Hipatia para la historia fue su calidad de emblema que es lo que para la mayoría quedó (razón por la cual resulta al final que la masonería la homenajea ahora en Mendoza...) 

En más de un aspecto, Cristina Fernández querría ser la Hipatia de estos tiempos, en la Argentina, seguro, y en el entero mundo si fuera posible. Hay diferencias, claro que sí, y son evidentes, incluso hasta para los enemigos inquinados de Fernández y por cierto que para sus adoradores. Porque Hipatía era una mujer culta, por lo pronto, y era seria en sus ciencias, desde la astronomía y la aritmética hasta la filosofía o la literatura.

A Cristina Fernández le quedaría solamente la asociación ilícita con la cáscara de la Hipatía del emblema: una mujer que no se detiene ante los poderes de ningún tipo, especialmente ante los espirituales o más altos, enfrentadora, de una palabra pública oída y atendida por muchos, a la que se odia o se ama sin matices, de una durable influencia, máscarón de proa de innovaciones o revoluciones culturales o políticas, y así siguiendo.

Se entiende que ni Tolosa ni La Plata son Alejandría de Egipto. Y eso cuenta, y cuenta mucho, créame. Sobre todo si a una le falta todo lo demás.

¿Y Mar del Plata?

Ah, Mar del Plata, claro... Cierto...

Pues, precisamente.

Vuelvo a la frase que tiene la culpa de esta entrada: me lleva miles de años de civilización de ventaja...

¿Qué significa eso? ¿Qué quiso decir? ¿Lo dijo porque Evo Morales le preguntó cortésmente cómo está? ¿Porque ella en su atropello no se lo preguntó y él sí y con eso mostró ser más civilizado que ella? ¿Sí?

Hmmm...

Puede ser, sí...

Pero, no lo creo del todo...

Creo que con su sutileza bruta, y sin darse cuenta del gorilismo implícito, quiso decir, y dijo, que el indio patasucia (eso entiendo que supone su comentario) de Evo Morales -por ser eso mismo: indio- mantenía la calma y la presencia de ánimo y, claro, contestaba con normalidad en medio de la tercera guerra mundial y con cortesía y hasta con un atisbo de dignidad.

Creo que efectivamente le atribuyó eso a Evo Morales por ser indio, lo cual en su imaginario de manual supone una punta de años de civilización. Y, por lo mismo, muchos más que los que ella misma tiene por ser..., por ser...

Y ahí paremos otra vez: ¿por ser? ¿qué? ¿hija de gringos y gallegos? ¿por ser argentina?

¿Y cuántos años de civilización tiene atrás Cristina Fernández, se note o no?

Hipatia, por ejemplo y además de su sangre, era la heredera de escuelas que arrancaban antes de Platón, más de mil años atrás de ella misma. Una cifra de años que no era mucha, pero que ella asumía como propia. Hipatía consideraba tener, al menos, mil años. No me la imagino a Hipatia de Alejandría renegando de aquello que precisamente intentaba sostener.

¿Cuántos años tiene Cristina Fernández? Ella dice haber nacido en 1953. Pero, ¿cuántos años tiene por todo concepto? No creo que suponga que el mundo nació con ella. Aunque... Tampoco que ella misma tenga a todos los efectos la edad que figura en su partida de nacimiento.

Me lleva miles de años de civilización de ventaja...

¿Por qué atribuirle a Evo Morales la edad de todos sus genes y antepasados y no reconocer -o renegar de- los propios?

No importa si Cristina Fernández hace honor a la edad que tiene ella y ella con la civilización a la que pertenece, porque ella es ella y la edad de su civilización. Malgrado de ella misma, tiene más de dos mil años y probablemente bastante más que eso.

Muy bien.

Pero.

¿Y Mar del Plata?

Ah, Mar del Plata, sí....

Bueno, vea: Mar del Plata es el tacho de basura adonde Cristina Fernández piensa tirar con asco y bronca la estatua de Cristóbal Colón que es un signo -visible desde su casa rosada- que le recuerda -todos los días a su imaginación limitada y desquiciada que debería ver lo mismo en millones de otras cosas a su alrededor- los miles de años de edad que ella tiene.