sábado, 20 de octubre de 2018

Campbell




Ya habrá que ocuparse de Roy Campbell, poeta entre otras decenas de cosas. Figúrese que hay quienes sostienen que su figura y carácter pudieron haber inspirado rasgos de Aragorn, en la saga de Tolkien, a quien conoció por cierto.

Por ahora, hay que decir que un designio raro de la Providencia quiso que tuviera un papel decisivo y
fundamental en el rescate y la guarda de los manuscritos de san Juan de la Cruz.

Un converso al catolicismo de hacía apenas 2 años, presbiteriano de origen, sudafricano por nacimiento, escocés por antepasados que reverenciaba. Inglés para las biografías.

Durante la Guerra Civil (de la que participó de varias formas), en julio de 1936, residía en Toledo y allí había hecho amistad con los carmelitas. Ante la avanzada de los republicanos, y para preservar aquel tesoro, los carmelitas le pidieron que se llevara en un baúl los manuscritos de san Juan. Unos días antes de que los republicanos arrasaran el convento y mataran a los monjes, Campbell se llevó a su casa el baúl. También él y su familia fueron objeto derequisas, pero los republicanos, providencialmente, a pesar de que vieron el baúl no lo revisaron.

En la requisa brutal, los Campbell estaban a merced de los partisanos. Roy se encomendó a san Juan de la Cruz y prometió que si salvaban la vida traduciría la obra poética del santo místico.

Y lo hizo.

Y aquí dejo una de sus traducciones, junto con el original castellano.

Noche oscura

Canciones del alma


En una noche oscura
con ansias en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada,

a oscuras y segura
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a oscuras y en celada
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa
en secreto que nadie me veía
ni yo miraba cosa
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquesta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía
en sitio donde nadie aparecía.

¡Oh noche, que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba
allí quedó dormido
y yo le regalaba
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena
cuando yo sus cabellos esparcía
con su mano serena
y en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme
el rostro recliné sobre el amado;
cesó todo, y dejéme
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

(Traducción de Roy Campbell)

Upon a gloomy night,
With all my cares to loving ardours flushed,
(O venture of delight!)
With nobody in sight
I went abroad when all my house was hushed.

In safety, in disguise,
In darkness up the secret stair I crept,
(O happy enterprise)
Concealed from other eyes
When all my house at length in silence slept.

Upon that lucky night
In secrecy, inscrutable to sight,
I went without discerning
And with no other light
Except for that which in my heart was burning.

It lit and led me through
More certain than the light of noonday clear
To where One waited near
Whose presence well I knew,
There where no other presence might appear.

Oh night that was my guide!
Oh darkness dearer than the morning’s pride,
Oh night that joined the lover
To the beloved bride
Transfiguring them each into the other.

Within my flowering breast
Which only for himself entire I save
He sank into his rest
And all my gifts I gave
Lulled by the airs with which the cedars wave.

Over the ramparts fanned
While the fresh wind was fluttering his tresses,
With his serenest hand
My neck he wounded, and
Suspended every sense with its caresses.

Lost to myself I stayed
My face upon my lover having laid
From all endeavour ceasing:
And all my cares releasing
Threw them amongst the lilies there to fade.

En la búsqueda de Campbell, di con un ensayo de Beatriz Villacañas Palomo, de la Universidad Complutense de Madrid. Queda aquí porque me pareció interesante su comparación de la traducción de Campbell con la del poeta irlandés Michael Smith, muerto en 2014, cuya traducción también trae.

On a dark night,
longing, with love inflamed,
O happy stroke!
I left without being noted,
my house in peace at last.

Safe and in the dark,
disguised and by the secret ladder,
O happy stroke!
In darkness and concealed,
my house in peace at last.

Upon the happy night,
unseen, unheeding aught,
such was my secrecy,
unled by any light
but that glowing within my heart.

This was my guide,
steadier that the noon-day sun,
to where I was awaited
by one I well knew
where nobody appeared.

O guiding night,
night dearer than the dawn,
night that united
lover and beloved,
beloved become her lover's like.

On my flowered breast,
kept entire for him,
there he fell asleep,
and I caressed him,
and the cedars' fan blew.

As I spread out his hair
the air from the turret
stroked me on the neck
with its gentle hand,
and robbed me of my sense.

I lay in self-oblivion,
my head laid on my love;
all ceased and I let go,
leaving my concern
unminded mid the lilies.

Creo que en buena parte le doy la razón a la académica española. No del todo, sin embargo.

Campbell tiene una merecida fama de gran poeta, tanto como de poeta desconocido y execrado  por su filiación política y religiosa. Últimamente algo se han recuperado sus obras del olvido. En parte ayudó a eso el ensayo que Joseph Pearce le dedicó y cuya traducción al español se publicó en 2012.

Para decirlo brevemente, creo que la extrema vitalidad de Campbell no es un demérito en su traducción de la obra de san Juan de la Cruz. Al contrario, significa algo que la propia Villacañas
reconoce y es que la experiencia mística requiere de palabras inefables. De allí que, por fuerza, en
términos místicos no puede decirse el amor que siente el alma si no es con palabras de amor humano, que a alguno podrá parecerle hasta de tono subidamente erótico.

Hay que recordar que durante mucho tiempo se excusó la traducción del Cantar de los Cantares. Y
que, por poner un caso, del hecho de haberlo traducido se tomaron en parte los enemigos de Fray
Luis de León para peseguirlo y hasta encarcelarlo.

Y se me hace claro que la culpa no es de Fray Luis, ni del escritor sacro. Ni de san Juan de la Cruz.

Y tampoco de Roy Campbell.

Ahora bien.

Me llama la atención que entre los ejemplos que analiza Villacañas, no se ocupa de un pasaje delicado del poema, en el que Smith acierta más que Campbell, debo decir. Está al final de la Canción o estrofa quinta:
¡Oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!
Dice Smith:
night that united
lover and beloved,
beloved become her lover's like.
Y dice Campbell:
Oh night that joined the lover
To the beloved bride
Transfiguring them each into the other.

Me acordé de una pieza de Loreena McKennitt en la que canta un poema inspirado en este mismo
que venimos viendo. Allí, cuando llega a ese pasaje, McKennitt dice:
Oh night that joined the lover
to the beloved one
transforming each of them into the other
siguiendo el criterio de Campbell, al parecer.




Pero lo cierto es que es más propio decir que la Amada se transforma en el Amado y no que la noche une Amada con Amado y transforma a cada uno de ellos en el otro, cosa que, si se dice, hay que aclararla, porque, aunque líricamente el verso causa un gran efecto, no se corresponde con la doctrina que contiene la canción de san Juan.


Esto dicho, queda pendiente ocuparse más de Campbell.